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Actualizado el 28 de Julio de 2023

Reforma a las pensiones: un tema pendiente

Si se analizan los sistemas de reparto europeos, las tasas de cotización obligatoria duplican o triplican a la chilena, además, todos ellos requieren una cantidad mínima de cotizaciones, alrededor de 15 años, por lo que un sistema implantado así, en nuestra realidad sería impracticable.

Por José Navarrete
Para una solución integral, además hay que profundizar el mercado laboral, disminuyendo los niveles de informalidad, administrar las lagunas previsionales, entre otras situaciones. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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José Navarrete

José Navarrete es director Magister en Tributación. Director Ingeniería en Administración de Empresas, UNAB sede Concepción

Sin duda, las pensiones son un tema latente y constante, que como sociedad debemos resolver. En estos días se ha retomado el debate legislativo en torno a la reforma de pensiones tras varios meses detenida.

Si bien existen muchas lecturas al respecto, hay un acuerdo transversal en que el origen del problema es la baja tasa de cotización, actualmente en un 10% del sueldo, las lagunas previsionales, las imposiciones por montos menores a los ingresos reales y el empleo informal. En la práctica, esto implica que la tasa de reemplazo del sistema chileno es de un 30%. Esto significa que, en promedio, un trabajador recibe una pensión equivalente a poco menos de un tercio de sus ingresos durante su periodo activo. A nivel de la OCDE, este porcentaje es de alrededor de un 50%.

En esa línea, existe un acuerdo respecto al incremento de la tasa de cotización, aumentándola a un 16% del sueldo, con cargo al empleador, y la discusión está en el destino de esa cotización adicional. Por una parte, el gobierno apoya la tesis que esta cotización debe ser destinada a un fondo común solidario. En el otro extremo de la discusión, los sectores de derecha abogan a que estos recursos vayan a las cuentas de capitalización individual. Si se miran países de la OCDE, por ejemplo, España, el ahorro es de un 28% del ingreso, muy lejos de nuestro 10% o el 16% que está en discusión.

Si se analizan los sistemas de reparto europeos, las tasas de cotización obligatoria duplican o triplican a la chilena, además, todos ellos requieren una cantidad mínima de cotizaciones, alrededor de 15 años, por lo que un sistema implantado así, en nuestra realidad sería impracticable.

A pesar de que el sistema de AFP sea mal valorado por la opinión pública en general, los retiros de fondo durante la pandemia generaron un efecto importante: la existencia real del dinero, puesto que, dado el requerimiento legal, las AFP liquidaron y pagaron los montos solicitados. Esto no habría pasado en un sistema de reparto o con cuentas nocionales, una de las ideas planteadas como para el destino del 6% adicional.

Finalmente, como indiqué en el inicio, la tasa la baja tasa de cotización es solo uno de los problemas, pero no el único. Para una solución integral, además hay que profundizar el mercado laboral, disminuyendo los niveles de informalidad, administrar las lagunas previsionales, entre otras situaciones.

Tampoco se debe olvidar el contexto económico y educacional, toda vez que, si la economía crece, se crean nuevos puestos de trabajo y si se mejoran los niveles educacionales, se acceden a mejores trabajos con ingresos más altos. La solución, de todas maneras, debe ser sistémica y no aislada, con criterios técnicos más que políticos.

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