Inundaciones: el cambio climático no discrimina y debemos actuar ahora
Es imperante actuar ahora e implementar medidas preventivas para los próximos eventos extremos. Estas deben ser distintas a las que hemos venido implementando porque están quedando obsoletas.
Matías Asun es director de Greenpeace Chile
Lo que hoy estamos viviendo en Chile, producto de las intensas lluvias, es resultado del cambio climático, cuyos eventos extremos serán cada vez más comunes si no tomamos medidas.
Sumado a este fenómeno del clima debemos tomar en cuenta que las distintas ciudades de nuestro país están emplazadas en base a una ausencia de planificación o a una planificación territorial que no considera a la naturaleza como uno de los ejes estructurantes de la misma.
Nadie podría negar que varias regiones de nuestro país están en alerta producto de esta situación. Las fuertes lluvias y vientos que han ingresado de un sistema frontal cálido a la zona centro sur de Chile, han causado estragos en la población con cifras elocuentes.
Según datos de SENAPRED (Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres), más de 40 mil personas se vieron afectadas por el temporal de la semana pasada que incluyeron crecidas y desbordes de ríos, generando consecuencias como inundaciones, aludes y desprendimientos de infraestructuras dejando a familias completas damnificadas sobreviviendo en albergues, aisladas y muchas de estas siendo evacuadas de sus hogares.
La Región Metropolitana no está ajena a esta realidad, porque el cambio climático no discrimina. En la capital se declaró alerta temprana preventiva debido a las turbiedades registradas en los cauces de los ríos Maipo y Mapocho.
Tomar conciencia de la existencia del cambio climático es clave para evitar estos desastres.
Evitar que los asentamientos humanos se ubiquen en las inmediaciones de cuerpos de agua y respetar que existen ecosistemas, donde construir no debería ser una opción, como lo son dunas, humedales, quebradas y bordes costeros; impedir que las distintas industrias agrícolas (con la deforestación) y minera (con la erosión del suelo, contaminación de las aguas y afectación a la biodiversidad), sometan a los territorios a presiones antrópicas modificando sus características naturales de forma tan agresiva.
Es imperante actuar ahora e implementar medidas preventivas para los próximos eventos extremos. Estas deben ser distintas a las que hemos venido implementando porque están quedando obsoletas.
Tienen que ser Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN), como la reforestación con árboles nativo, generar una planificación territorial que considere al ecosistema y sus ciclos como base fundamental para la distribución poblacional. Gestionar el dinamismo propio de los territorios, en base al conocimiento de sus características fundamentales, como los periodos de retorno de las lluvias o la extensión natural de los ríos o esteros, podrían ser las claves para enfrentar este y otros eventos extremos.