Per aspera ad Astra en tiempos de la inteligencia artificial
Algunos temen que una excesiva dependencia en la IA podría fomentar una cultura de complacencia, donde la facilidad y la inmediatez terminen por ser el binomio que reemplace el esfuerzo y la determinación humana.
Roberto Vera es académico de la Facultad de Ciencias Médicas y especialista en neurociencia de la Usach.
Existe cierta buena evidencia que atribuye la frase latina “Per aspera ad Astra” (“A través de las dificultades hacia las estrellas”) a textos escritos por Séneca y que quizás, ella fuese repetida como un mantra por L.V. Beethoven en aquellos tormentosos años de sordera progresiva.
Otro filósofo que escribió profusamente sobre la inherente dificultad de nuestra existencia y a la que alude esta frase, fue F. Nietzsche, quien sostuvo que la vida está llena de desafíos y que la lucha por superarlos le otorga sentido y valor, por ello, la idea de “amor fati” o “amor al destino” es central en su filosofía. Así aceptar y amar la vida con todas sus dificultades, es la clave para alcanzar la grandeza, sostenía el alemán. El “Übermensch”(el superhombre), no evita el sufrimiento, sino que lo abraza para superar sus propias limitaciones y crear nuevos valores. En “Así habló Zaratustra” y “Más allá del bien y del mal”, Nietzsche, instaló de forma contundente, y quizás sin proponérselo, los cimientos de la frase latina.
Sin embargo, hoy existen riesgos significativos que podrían socavar el espíritu de “Per aspera ad Astra” a consecuencia de la omnipresencia de la inteligencia artificial (IA). Uno de los peligros más evidentes de aquello, es la potencial erosión de la resiliencia humana, pues, si las máquinas pueden realizar tareas difíciles con mayor eficacia, ¿qué sucede con la capacidad humana de perseverar y superar desafíos? Algunos temen que una excesiva dependencia en la IA podría fomentar una cultura de complacencia, donde la facilidad y la inmediatez terminen por ser el binomio que reemplace el esfuerzo y la determinación humana.
Todo indica que para mantener vivo el original espíritu de “Per aspera ad astra”, resulta esencial que la humanidad abrace esta tecnología con sabiduría, asegurando que el progreso técnico vaya de la mano con un cuidado desarrollo humano. La verdadera prueba de nuestro tiempo será, por tanto, encontrar ese equilibrio entre la facilidad que proporciona la IA y nuestra constitutiva capacidad de resiliencia que nos permite sortear dificultades, y de la cual en no pocas ocasiones, solemos estar muy orgullosos de poseerla.