Nadie quiere pagar la cuenta
Esta situación se debe a la alta deuda acumulada del sector eléctrico, que asciende a aproximadamente 6.000 millones de dólares y aumenta a un ritmo alarmante de 3 millones de dólares por día, según el ministro Álvaro Elizalde (PS).
Víctor Inostroza es investigador de Fundación Piensa.
“No hay almuerzo gratis”. Esta expresión popular nos recuerda que siempre alguien debe pagar la cuenta. A partir de este mes, todas las familias en Chile enfrentarán un incremento significativo en las cuentas de la luz. El aumento será doloroso, especialmente para aquellas familias que, aunque cumplan con los requisitos para el subsidio, no recibirán esta ayuda hasta octubre. Además, se esperan más incrementos en los meses de octubre y enero.
Esta situación se debe a la alta deuda acumulada del sector eléctrico, que asciende a aproximadamente 6.000 millones de dólares y aumenta a un ritmo alarmante de 3 millones de dólares por día, según el ministro Álvaro Elizalde (PS). Aunque el Ejecutivo planea triplicar el monto del subsidio, la mayoría de los chilenos aún verá un aumento relevante en sus cuentas de luz y en el costo asociado a la energía.
Si bien el Gobierno se ha mostrado responsable hoy al señalar que hay que descongelar las tarifas, lo cierto es que hay que cobrarle su demagogia. En 2022 no estábamos en la situación del estallido social y la pandemia; lo que había en 2022 era una elección (el Plebiscito de Salida de la nueva Constitución), y esta administración decidió “estirar el chicle” y endeudar a los chilenos. Que la responsabilidad de hoy no nos confunda: fueron irresponsables y estamos pagando sus consecuencias.
Esta situación ha generado un clima tenso y un intercambio de acusaciones en el Congreso, el Gobierno y algunas alcaldías. Por el tono y la forma de las declaraciones, se ve más un interés electoral que una preocupación genuina por las familias chilenas. Distintos políticos se apresuran frente a las cámaras a deslindar responsabilidades y a señalar a otros, en un intento de proteger su imagen y asegurar la confianza del electorado.
La presidenta de la Cámara de Diputados, Karol Cariola (PC), no ha dudado en criticar a autoridades de su propia coalición, acusando al ministro de Energía, Diego Pardow (CS), de manipulación o engaño en la tramitación del proyecto para estabilizar los precios de las cuentas de la luz. Esto es preocupante porque la acusación de una parlamentaria sobre la manipulación del proceso legislativo es grave de por sí y requiere una aclaración completa.
La diputada Gael Yeomans (CS) no apuntó dentro de su coalición, sino que deslizó la responsabilidad al ex presidente Sebastián Piñera, diciendo: “Medidas como el congelamiento de las tarifas eléctricas no fueron adecuadas. Había alternativas y la responsabilidad de presentarlas recaía en el Gobierno de Sebastián Piñera”. Esto es, al menos, contradictorio, ya que la diputada votó a favor de los dos proyectos de congelamiento de tarifas (en 2019 y 2022) y del proyecto que estabiliza los precios de la luz (en 2024). Al votar a favor de los proyectos que ahora critica, contribuyó a la situación que hoy cuestiona, poniendo en duda la coherencia en su trabajo legislativo.
En la confusión, algunos políticos buscan reponer las medidas populistas que nos llevaron a esta situación. La alcaldesa Irací Hassler (PC) indicó: “Este debate tiene un elemento que es de la urgencia inmediata, que es respecto a los subsidios o el eventual congelamiento, que sin duda sería una gran noticia para las familias chilenas”. Esta postura, aunque atractiva en el corto plazo, va a agravar aún más la situación y desplazar la carga a un futuro Gobierno, quebrantando la responsabilidad fiscal que nos ha caracterizado como país. Pero parece que solo importa postergar los efectos nocivos de medidas populistas para después de las elecciones.
Como siempre, las consecuencias de la demagogia y la mala política las pagan, más temprano que tarde, las clases medias y los sectores más desfavorecidos. Es mejor dejar de esconder la basura bajo la alfombra y hacernos cargo, a pesar de que sea impopular. Ya es hora de asumir las consecuencias de las decisiones pasadas. En este sentido, es crucial que los políticos dejen de lado la paranoia de apuntar con el dedo para evitar ser señalados y se enfoquen en soluciones reales y sostenibles para el bien de los chilenos.