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Actualizado el 21 de Marzo de 2025

Protección del agua y sistemas sustentables: claves para la seguridad alimentaria

La escasez de agua no solo amenaza el abastecimiento de este recurso vital, sino que también tiene profundas implicancias en la producción de alimentos.

AGENCIA UNO/ARCHIVO.
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Redacción

Natalia Gómez San Carlos

Nutricionista. Departamento de Nutrición de la Universidad de Chile. Miembro de GTOP.

El acceso al agua es un derecho fundamental y una condición esencial para la seguridad alimentaria. Sin embargo, Chile enfrenta una crisis hídrica alarmante. Según el Instituto Mundial de los Recursos (WRI, por sus siglas en inglés), ocupa el puesto 16 entre los países con mayor estrés hídrico, siendo el único de América Latina en esta categoría. El informe de 2023 advierte que, de no tomar medidas urgentes, Chile podría quedarse sin agua potable en 2050. Las regiones más afectadas por este pronóstico son Metropolitana, Atacama, Valparaíso, Antofagasta y Coquimbo, lo que repercute tanto en la agricultura como en el uso doméstico e industrial.

La escasez de agua no solo amenaza el abastecimiento de este recurso vital, sino que también tiene profundas implicancias en la producción de alimentos. Sin agua suficiente, la agricultura se ve gravemente afectada, lo que pone en riesgo la disponibilidad y el acceso a los alimentos, incrementando la inseguridad alimentaria. En este escenario, es urgente que el Estado y la sociedad, trabajen en la implementación de políticas públicas que protejan los recursos hídricos y fomenten sistemas de cultivo sustentables.

La gestión eficiente del agua en la agricultura es una estrategia clave para mitigar los efectos del cambio climático y la sequía. La adopción de tecnologías como el riego por goteo, el uso de cultivos más resistentes a la sequía y la recuperación de suelos degradados pueden marcar la diferencia en la producción sostenible de alimentos. Además, la diversificación de cultivos y la promoción de la agroecología permiten optimizar el uso del agua y reducir la dependencia de monocultivos intensivos en recursos hídricos.

Asimismo, es fundamental fortalecer la regulación y fiscalización del uso del agua, priorizando su acceso como un bien común. La inversión en infraestructura para la reutilización y desalinización del agua, junto con la protección de ecosistemas clave como glaciares y humedales, también deben ser parte de una estrategia integral para enfrentar la crisis hídrica.

Si no se toman medidas urgentes, el impacto en la seguridad alimentaria será devastador. La reducción en la producción agrícola provocará un alza en los precios de los alimentos, afectando con mayor fuerza a los sectores más vulnerables.

Chile se encuentra en un punto de inflexión. Es imperativo que se implementen políticas públicas robustas que garanticen la gestión sostenible del agua y promuevan sistemas producción sostenibles. Solo así podremos asegurar un futuro en el que el acceso al agua y a los alimentos no sea un privilegio, sino un derecho garantizado para todas y todos.

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