
Todo cambia. En este mundo de supuestos y efímeros “líderes”, todo cambia.
Y en esta vorágine que se devora ideas, conceptos y relatos, parece que el modelo libertario tiene pocas probabilidades de prosperar.
La búsqueda del respaldo de la extrema derecha, del acercamiento casi servil al “rubicundo” que se supone el rey del mundo (gracias Jaime Bayly por este concepto), pasa totalmente desapercibido y desplazado. El movimiento libertario empieza a declinar.
Le sucede a Javier Milei, que fracasa en su intento fallido de ser amigo del “blondo viejo”. Y le va a pasar inexorablemente a cualquier extremo o a quien crea que el extremo es la respuesta de un Dios que no existe…
La realidad es otra.
Los intereses son más relevantes que cualquier amigo o enemigo, y es allí donde la derecha hace alianzas con el proteccionismo de derecha o se vuelve liberal y democrática.
En Chile estamos lejos del mundo, estamos en una pelea de entrecasa, bien de matinal donde los líderes de cartón ofrecen lo que el mundo les deja ofrecer.
Entonces, no seamos hipócritas. No somos relevantes para este mundo. Que los libertarios jueguen su juego en función de la decadencia de Milei, y que Chile Vamos no se pliegue a la historia conservadora que atrasa los relojes. La izquierda retrógrada pelea lo perdido.
Pero ojo con la otra izquierda que se apodera de lo liberal, lo progresista y capitalista a la vez.
El mundo cambia. O somos esclavos del “rubicundo rey del mundo rubio con brushing”, o somos nosotros mismos.
Pensemos.