Gobernantes y democracia
Desde Aristóteles se ha señalado que la democracia puede degenerar en demagogia y de ahí en tiranía, por lo que los ciudadanos debemos estar atentos e identificar qué sectores o candidatos reconocen y respetarían los límites a sus funciones de aquellos que quieren saltarse las reglas del juego democrático y dañar la libertad de las personas.
Señor director:
En la medida en que las funciones de los gobiernos estén expresamente limitadas por una Constitución y existan mecanismos para evitar las arbitrariedades, los derechos de los ciudadanos son resguardados medianamente. No obstante, si se considera que una elección democrática supone entregar un poder ilimitado al gobernante, éste rápidamente puede convertirse en un tirano.
Podemos pensar que democracia es sinónimo automático de mayor libertad individual, porque supone la participación de la gente en la elección de nuestros gobernantes. Pero para el profesor Ricardo M. Rojas, esta circunstancia “no limita el peligro de violación de derechos en la medida en que esas autoridades, elegidos por mayoría, no vean sus atribuciones limitadas por una norma superior, incluso a esa propia mayoría, como es una Constitución”.
Desde Aristóteles se ha señalado que la democracia puede degenerar en demagogia y de ahí en tiranía, por lo que los ciudadanos debemos estar atentos e identificar qué sectores o candidatos reconocen y respetarían los límites a sus funciones de aquellos que quieren saltarse las reglas del juego democrático y dañar la libertad de las personas.
Martín Durán,
Fundación para el Progreso Concepción