¿Votar por convicción?
¿Si votase por el mal menor o, en última instancia, votase en contra de algo o de alguien, no estaría yendo en contra de sus creencias y convicciones? Son algunas de las cuestiones que he llegado a preguntarme y que debiesen ser consideradas por los electores en estos momentos tan decisivos para el país.
Señor director:
De cara a la segunda vuelta presidencial, muchos electores no se sienten representados por ninguno de los dos aspirantes a La Moneda, y, por lo tanto, deben tomar la decisión de si emitir su voto en favor de alguno de los candidatos, anular, dejar en blanco o simplemente no asistir a sufragar.
¿Si alguien no comparte las convicciones de ninguno de los candidatos y en consecuencia no se siente representado por ninguno de ellos, entonces no debiera darle el voto? ¿Si votase por el “mal menor” o, en última instancia, votase en contra de algo o de alguien, no estaría yendo en contra de sus creencias y convicciones? ¿Acaso tiene algún valor mantener las convicciones propias hasta el final? ¿Y cuál es el valor de ese voto? Son algunas de las cuestiones que he llegado a preguntarme y que debiesen ser consideradas por los electores en estos momentos tan decisivos para el país.
Nicolás Durán
Asistente de Investigación de la Fundación para el Progreso