Aguas revueltas en la Concertación (u otra vez, Girardi)
Antes que sumar militantes, en la Concertación buscan sumar voluntades. Las de los cuatro partidos que la componen. Saben que es la única manera de presentarse como una oposición digna de volver a ser gobierno, aunque actualmente pasen por una crisis interna y el florecimiento de pequeños grupos de interés emancipados de los partidos.
Antes que sumar militantes, en la Concertación buscan sumar voluntades. Las de los cuatro partidos que la componen. Saben que es la única manera de presentarse como una oposición digna de volver a ser gobierno, aunque actualmente pasen por una crisis interna y el florecimiento de pequeños grupos de interés emancipados de los partidos.
Por eso, hoy se reunirán los timoneles Carolina Tohá (PPD), Ignacio Walker (DC), Osvaldo Andrade (PS) y José Antonio Gómez (PRSD) en la casa de este último. A aunar criterios sobre cómo enfrentar a sectores disidentes que han “amenazado” con formar nuevos referentes, siendo el caso de Guido Girardi el más actual -con el lanzamiento de su nuevo movimiento ayer. Pero como contaría con el apoyo de, entre otros, el diputado PS Marcelo Díaz y el DC Mariano Ruiz-Esquide, el tema sale del PPD y afecta a la coalición completa.
Pero si hay algo necesario en la política, eso es la paciencia. Se puede no tener redes, adherentes, favores pendientes o incluso el apoyo de un partido, pero con paciencia se logra todo lo que esos factores aseguran: un cupo donde sea que se quiera estar.
Por eso, aunque en las tiendas de la Concertación se hable de una “depresión interna brutal”, sus presidentes -y antiguos estandartes- miran más allá de la crisis actual y piensan en las elecciones municipales de 2012 y parlamentarias de 2013. “Ésa es la lectura que hay que hacer a todo lo que está ocurriendo. Primero hay que robustecer las huestes, y después hay que mirar cómo se recomponen las relaciones con los aliados”, afirman desde la falange.
El problema es que no hay candidatos. Que todavía no se sabe muy bien quién es de qué partido -el ex PPD René Alinco firmó ayer su inclusión en el PRO, la salida independiente de Marco Enríquez-Ominami-, ni a dónde apuntan las colectividades. Quiénes pactan con quiénes. Y si en las presidenciales de 2009 la DC se sumó a una alianza con el PC para sumar más votos, para el 2018 se puede esperar casi cualquier binomio. El que resulte mejor parado en las elecciones de 2014, las que -muchos admiten en privado- ya dan por perdidas.
Uno de los intentos por definir una carta de navegación -de la que tanto gusta hablar en política- es el senador PPD Guido Girardi. Ayer lanzó un “nuevo referente” -sin nombre y sin muchos adherentes aún- para sumar la inclusión de la izquierda más dura, los sectores independientes y hacer “una ampliación hacia la ciudadanía”. O, como afirman desde todo el arco concertacionista, “para incorporar al meísmo, nada más”.
Sin embargo, su énfasis está en los ciudadanos. Así al menos aclaró anoche en una reunión sostenida con algunos de sus simpatizantes, entre los que destacan Gonzalo Martner -un PS meoísta-, Marcelo Díaz -un PS con aspiraciones senatoriales- y Mariano Ruiz-Esquide -un DC progresista, según explican en el partido.
Pero más allá de crear un nuevo movimiento, lo que Girardi busca es declarar dónde está parado en vistas de la competencia por la senaduría de Santiago Poniente en 2013. Y eso podría ser lejos de la presidenta de su partido, Carolina Tohá, y de su posible competencia interna por ese escaño, Felipe Harboe. Su adversario externo sería el alcalde DC de Maipú Alberto Undurraga, quien ya no oculta sus aspiraciones y comienza a mover fichas internas de cara a la contienda.
Definir ese cupo, sin embargo, no es una prioridad inmediata en la bancada democratacristiana. Pesa más alinearse bajo una misma postura, algo a lo que hasta los denominados “chascones” -liderados por el ex canciller Mariano Fernández– se han sumado. Y que ésta coincida con la del presidente del PS, Osvaldo Andrade, quien también está redefiniendo las bases de su partido.
Para eso, se barajan dos opciones. La primera es organizar un “debate programático en 15 días más” -como explica el diputado Marcelo Díaz-, en el que integrantes de todos los partidos de la Concertación, organizaciones ciudadanas e independientes discutan sobre el futuro de la coalición.
Instancia ideal para estrechar lazos con Marco Enríquez-Ominami y el PRO. Tanto es así que ayer corría fuerte el rumor de que el PS podría abrirse a entregarles la senaduría de la IV Región a cambio de que los ahora independientes dejaran de hacer ruido. Por eso el acercamiento de Díaz con MEO, por todas las vías que estime necesarias. Para ocupar -hipotéticamente- ese cupo. Idea que, en la coalición, califican como “mala” y “riesgosa”. “Pelearse por la IV implica enfrentarse a Jorge Pizarro, un ‘duro’ en esa circunscripción”, explican en la DC, partido del actual presidente del Senado.
Y eso es, justamente, lo que evita Andrade. De hecho, su cercanía con Ignacio Walker, líder de ese partido, se evidenció con la entrevista que el DC dio a El Mercurio el domingo. En su partido no ocultan la gran sintonía entre ambos líderes. Ni que se “prestan piso” cuando es necesario, como hace unos meses cuando el líder socialista se opuso al matrimomio homosexual; postura defendida abiertamente por el DC.
La segunda opción de Andrade sería “aislar” a quienes no estén de acuerdo con sus ideas. Quienes no quieren un pacto con los democratacristianos y, tras criticar una “doble militancia”, se suman a la búsqueda de un nuevo referente. Y según fuentes concertacionistas, Fulvio Rossi es el primero en la lista.
Prueba de eso es que el presidente del PS, cuando no puede asistir a compromisos a los que lo invitan como máxima autoridad del partido, se niega a que lo reemplace Rossi, secretario general y segundo hombre de la tienda para esos efectos. Andrade, en cambio, prefiere enviar a Álvaro Elizalde, primer vicepresidente y hombre fiel al oficialismo.
En la Concertación incluso aseguran que Andrade ya estaría haciendo los movimientos necesarios para apartar a Rossi del partido, y que estaría convenciendo incluso a los sectores más reticentes. Pero a pesar de que algunos parlamentarios de la coalición dicen que “Andrade está tras Rossi”, en la DC explican que é
sa sería una jugada poco sabia. “Si pierden a Rossi, pierden a un senador, y eso siempre pesa”. Tanto política como económicamente.