Insulza le pega a Piñera donde duele: “Él es el rey de la ambigüedad, el malabarista de los dos sombreros”
El Pánzer respondió a las críticas del líder de Avanza Chile, y también defendió a los cuestionamientos en contra del gobierno de Michelle Bachelet por la implementación del Transantiago.
En cuanto José Miguel Insulza dejó su cargo como agente chileno ante La Haya, el ex Presidente Sebastián Piñera, uno de los que probablemente asumirá como candidato en marzo próximo se preguntó “¿Dónde estaba la cabeza y el corazón de José Miguel Insulza? ¿En su candidatura, enla defensa de Chile?”.
El Pánzer no se demoró en devolver la mano.
En conversación con Radio Cooperativa Insulza indicó que Piñera es “el rey de la ambigüedad, el malabarista de los dos sombreros, porque en realidad yo no conozco a nadie que haya llevado más tiempo dos sombreros de Sebastián Piñera. Y no estamos hablando de que era agente de Chile y además dirigente político, estamos hablando de que era empresario pesquero y al mismo tiempo defendía los intereses de Chile”.
En ese mismo sentido, el ex secretario general de la OEA agregó que “yo me alegro que él diga que yo terminé con la incertidumbre y espero que Piñera venda su parte de la pesquera peruana y realmente entienda que el Presidente de la República no puede hacer esos negocios”.
Sobre su ex rol como agente de La Haya, Insulza indicó que “no tenía puestos dos sombreros por la sencilla razón de que yo cumplí con mi contrato de trabajo, que era no tener ninguna otra actividad remunerada que no fuera servir como agente de Chile”.
Además, el Pánzer defendió al gobierno de Michelle Bachelet ante los cuestionamientos de la implementación del Transantiago (elaborado bajo la administración de Ricardo Lagos), y planteó que “los gobiernos efectivamente heredan los problemas de sus antecesores. Sin embargo, yo creo que en el caso del Transantiago (…) no es justo en caso alguno culpar al gobierno de la Presidenta Bachelet porque ahí se lanzó”.
Insulza planteó que el servicio de transporte metropolitano ya venía con mucha publicidad, por lo que la expectativa hacía inviable suspenderlo, y a su juicio “el problema estuvo en un cambio fundamental de nuestra actitud frente al gobierno, que es tratar de resolver todos los problemas de la gente en un día y de un solo paraguazo y eso es lo que nunca se debió hacer (…) la idea de la gradualidad se rompió completamente en el Transantiago, con una visión completamente tecnocrática de los problemas de la gente, que simplemente no resultó”.