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7 de Junio de 2018

La historia de la jueza que pelea por los derechos de su hija adoptada, discapacitada y trans

Luisa Hernández expuso su testimonio ante la comisión mixta que discute la Ley de Identidad de Género.

Por Redacción EL DÍNAMO
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Luisa Hernández es una de las personas que fueron elegidas para exponer en la comisión mixta que discute el proyecto de Ley de Identidad de Género.

Jueza del Juzgado de Familia, la mujer ha asistido al Congreso para contar su historia personal. A los 41 años decidió adoptar, luego de saber que no podría tener hijos biológicos. Se inició en este proceso con el apoyo de su marido, quien al poco tiempo se arrepintió. Esa fue la primera valla que tuvo que saltar.

“Eres mucho más cuestionada cuando estás así, sin marido. Imagínate que me dijeron cosas como ‘¿no le gustan las mascotas? ¿Por qué no tiene un gato mejor?’ o ‘¿Por qué no busca un pololo con hijos, un viudo?’. Fue bien terrible”, contó a Biut.

Pese a las vicisitudes, Hernandéz siguió hasta que una asistente social de una fundación le preguntó si estaría dispuesta de hacerse cargo de un niño de 5 meses de padres extranjeros, con discapacidad. La mujer dijo que sí. Cuando tuvo al menor bajo su cuidado, lo llevó a un médico para informarse de sus patologías.

“Esta era una guagua que nadie esperaba. No tenía nombre, no tenía proyecto. Más encima nació de un trabajo de parto súper complicado, donde sufrió un daño neurológico importante al nacer. Y después de todo eso, un abandono en la institución. Pero si tú dices este niño tiene una oportunidad, el derecho a tener una familia como todos, uno le da no más para adelante”, señaló la profesional.

A los pocos años, Luisa Hernández empezó a notar que José se sentía más cómodo con objetos asociados a las niñas. Le gustaban los brillos, las princesas, los aros. En el colegio también lo notar y le pidieron reconducirlo, así que lo metió a talleres de fútbol y karate.

“Me pedía con frecuencia ponerse mis tacos, mis cosas. Le decía que ya, pero que cuando saliéramos a la calle se la tenía que quitar. Y ahí se ponía a llorar y me decía ‘soy niña mamá, soy niña’”. Luego de ir a la sicóloga, nos dijeron que la única forma de enfrentar esto era explotándolo. Que José empezara con lo más básico, la ropa. Entonces, hablé con la directora del centro de formación donde estábamos y le plantee esto, de que ya era una cosa mucho más profunda y que era una niña trans, pidiéndole si podía empezar a ir con otra ropa. Eso me reveló el prejuicio que ella tenía con el tema”, dijo.

Luego de reponerse de los cambios que tuvo que enfrentar, la mujer ahora es una activista por los derechos de los menores trans. “Hemos vivido todos los tipos de discriminación posible, porque es adoptada, morena, discapacitada y ahora trans. Y ser trans es tan difícil, sobre todo en un país como Chile porque esto cruza todos los estratos socioeconómicos, es transversal el rechazo a la diversidad sexual”, afirmó.

Sobre la discusión parlamentaria, Hernández aportó con su testimonio, para que se legisle incluyendo la transición de los menores de edad. “Los niños a los seis ya se empiezan a angustiar, sobre todo los niños de hoy, que son muy despiertos. Si el niño lo manifiesta claramente, empezar con el cambio. No esperar hasta una edad donde ya los niños tienen que lidiar con otras cosas, como la aparición de los caracteres sexuales secundarios”, dijo.

Finalmente, la mujer manifestó: “Si yo antes me conformaba con que la Josefina caminara, con que hablara, ahora quiero todo para ella, un mundo para ella, se merece todas las oportunidades del mundo. Eso y más, porque ella ya ha sido muchas veces invisibilizada”.

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