Ricardo Palma Salamanca: “La cultura comunista me tiene harto; es ideológicamente intolerante y autoritaria”
"La Revolución está agotada. Los cambios se dan de manera paulatina, porque lo que debe transformarse es la cultura. Yo ya pasé eso que tenía que pasar y ahora quiero vivir mi vida como se me dé la gana", expresó.
Ricardo Palma Salamanca sacó la voz desde Francia, luego que fuera rechazada la extradición solicitada por Chile para que enfrentara la justicia por la muerte de Jaime Guzmán.
En entrevista con The Clinic, el ex frentista dio detalles de su vida tras el 30 de diciembre de 1996, día en que se fugó desde la Cárcel de Alta Seguridad a bordo de un canasto colgado de un helicóptero. Así, estuvo viviendo por 20 años en México, donde se cambió de nombre -se llamó Esteban Solís Tamayo- y nunca más tuvo contacto con su familia ni con su pasado político.
Esto, hasta que el 9 de junio de 2017 fue detenido Raúl Esteban Poblete, el comandante Emilio, acusado de ser parte de una banda de secuestradores, y con quien compartió durante sus primeros años en México.
Ante esto, Palma Salamanca y su ex pareja Miska Brzovic se fueron a Cuba y luego rumbo a París, donde solicitó el asilo apenas puso un pie en territorio francés y de paso dejando en claro que dejó atrás sus vínculos con actividades ilícitas.
Es más, recalcó que “la cultura comunista me tiene harto: es ideológicamente intolerante y autoritaria”.
“La Revolución está agotada. Los cambios se dan de manera paulatina, porque lo que debe transformarse es la cultura. Yo ya pasé eso que tenía que pasar y ahora quiero vivir mi vida como se me dé la gana. La experiencia me ha vuelto un reformista”, argumentó.
Sobre el Partido Comunista, Palma Salamanca fue claro: “En esas organizaciones te metían el rollo de la convicción, y de esa manera no das paso a la crítica. ¡Convicciones de mierda, la vida también puede ser de otra forma! Las ideas mutan, la vida tiene un abanico de múltiples significaciones. Pero ahí son obtusos. La vida es búsqueda, va mutando, toma otras direcciones. Eso es la reflexión y a mí me gusta mucho. Es divertido pensar las cosas y no tragarlas como un ladrillo.
Junto con ello, señala que luego del plebiscito “la lucha armada no tenía ningún sentido”, ya que “todos estábamos seguros que ganaría Pinochet y que sería un fraude. El que ocurriera algo distinto desarticuló enteramente el panorama”.
Sin embargo, siguió en el Frente Patriótico Manuel Rodríguez por “inercia y el sentimiento de que si me salía estaba traicionando. Todo muy ridículo, porque al final uno debe tomar sus determinaciones individualmente, sin esas consideraciones. La mayoría de aquellos con los que entré ya no continuaban, todos se salieron a tiempo. Yo, torpemente, seguí como burro caminando para adelante”.