Investigación judicial descartaría homicidio de Alejandro Castro

Los avances en la investigación sobre Alejandro Castro, el dirigente de la pesca artesanal que el 4 de octubre de 2018 apareció muerto en medio de las protestas por la contaminación en Quintero, descartarían la tesis del homicidio, confirmando el caso como un suicidio.

Según un reportaje de The Clinic, los diferentes informes que maneja la fiscal Greta Fuchslocher permiten señalar que no hubo participación de terceros.  Una fuente cercana al caso afirmó al medio que “debido a las presuntas amenazas que tenía por parte de Carabineros, fue elevado como un mártir, pero ello es una nebulosa, una ficción“.

En su minuto la familia de Castro afirmó que hubo amenazas en contra del activista de 30 años, lo que llevó a que su muerte fuera apuntada directamente a agentes del Estado. A la fecha no se ha podido establecer la relación entre ambos hechos.

Más allá de esto, se conoció que el pescador había manifestado síntomas de una depresión no tratada, la que se había agudizado con la muerte de su hija Giuliana, a los cuatro meses de edad, en 2016.

Carolina Orellana, vocera de Mujeres en Zona de Sacrificio y una de las mejores amigas de Castro, reconoció que aquel episodio lo afectó profundamente. “El año que vino después que murió la bebé fue muy difícil. Siempre me pareció que el Ale se sentía culpable por el fallecimiento de su hija“, expresó.

Las fuentes judiciales consultadas por el semanario, debido a esto el dirigente desarrolló una “patología no diagnosticada” que nunca trató médicamente, lo que habría sido determinante en su decisión de quitarse la vida. De hecho, familiares y amigos hablaron de al menos dos intentos de suicidios anteriores.

Los documentos con que cuenta la fiscal Fuchslocher también mostrarían los arrebatos de ira contra objetos que protagonizó Alejandro luego del fallecimiento de su hija, agudizados por el consumo de alcohol y de drogas que, según testimonios recopilados en la investigación, se tornaron frecuentes desde el año 2016.

Por lo ocurrido durante aquel 4 de octubre, los antecedentes preliminares de la investigación señalan que luego de una marcha Castro y un grupo de amigos se dirigieron al barrio Bellavista del puerto, donde pasaron por tres bares, al menos. Todos estaban frustrados por no poder reunirse con un grupo de congresistas en la Avenida Argentina. Tras esto el pescador sostuvo una pelea con su pareja, Polet.

Luego, el activista caminó hasta la línea del metro tren porteño. El informe del Servicio Médico Legal (SML) afirmó que el hombre utilizó un nudo ballestrinque para fijar a un poste su mochila. Colgando a cinco centímetros del suelo, muriendo de una asfixia por estrangulamiento.

Aunque desde el primer momento la PDI estableció que no había intervención de terceros, las amenazas previas y el contexto del conflicto social generaron dudas de las organizaciones locales y del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), que presentó una denuncia ante la Fiscalía.