Florcita Alarcón: “Prefiero ser un ridículo diputado, lo honorable rima con corrupto”
"Si me dicen ignorante, lo asumo, porque acá podría llegar a ser diputada una dueña de casa que no entienda de economía. Por eso los diputados tenemos asesores legislativos. Lo que importa es la representatividad, no ser experto en leyes”, explicó.
El diputado Florcita Alarcón salió al paso de las críticas sobre su capacidad parlamentaria, dadas sus particulares intervenciones en el hemiciclo.
En entrevista con La Segunda, Alarcón se mostró contrario a ser llamado “honorable diputado”, dejando en claro que “prefiero ser un ridículo diputado, lo honorable rima con lo corrupto”, junto con señalar que “es estupendo que me digan ignorante, porque los diputados estamos para representar a la gente y en Chile hay muchos ignorantes”.
Junto con ello, reiteró su postura de que “debería haber muchos más artistas en el Parlamento, y gente de todos los oficios, porque se supone que es un lugar de representatividad, debemos representar a los distintos tipos de seres humanos, incluyendo distintas formas de vestirse”.
“Yo he llevado al paroxismo el tema de la representatividad, he insistido en que seamos diversos y, de este modo, nos constituyamos en un órgano representativo de los distintos tipos de humanos que hay en Chile. Si me dicen ignorante, lo asumo, porque acá podría llegar a ser diputada una dueña de casa que no entienda de economía. Por eso los diputados tenemos asesores legislativos. Lo que importa es la representatividad, no ser experto en leyes”, explicó el parlamentario del Frente Amplio.
Florcita Alarcón sigue vistiendo su máscara de “gatúbelo”, la misma que usó en la Cuenta Pública Presidencial, señalando que estar en el mundo de la política a los 74 años es “revitalizante”, comparando el Congreso Nacional con una sala de clases, apuntando que “soy muy amigo de todos, son todos mis compañeros de curso”.
Consultado sobre los diputados de Chile Vamos que defienden la dictadura militar de Pinochet, el diputado Alarcón planteó que “no concuerdo en absoluto con sus opiniones, pero no los condeno. Esa persona piensa así porque es producto de una historia, de una familia que no eligió. En el fondo muchas ideas y posturas que la gente defiende no son realmente suyas, sino heredadas”.