¿Cómo han funcionado las clases para los alumnos del Instituto Nacional en Recoleta?
Desde el 21 de noviembre se están realizando los reforzamientos para los alumnos de los establecimientos que se les adelantó el cierre del año escolar.
El pasado 12 de noviembre, Municipalidad de Recoleta anunció que recibiría a los estudiantes del Instituto Nacional (IN) y del Internado Nacional Barros Arana (INBA) para que continuaran sus clases, luego de que la comuna de Santiago solicitó al Ministerio de Educación cerrar el año escolar en los emblemáticos establecimientos a raíz de las manifestaciones que se estaban realizando a lo largo del país.
Tras el anuncio, y el acuerdo realizado con estudiantes y apoderados de los recintos educacionales, finalmente el 21 de noviembre se dio inicio a las clases a cargo de la Universidad Abierta de Recoleta (UAR).
Según los datos entregados por la UAR a EL DÍNAMO, 830 alumnos del IN, INBA y del Liceo 7 se inscribieron a los reforzamientos que están realizando 72 profesores y profesoras voluntarios en el Liceo Valentín Letelier, la Escuela República del Paraguay y el Liceo Paula Jaraquemada.
En ese sentido, señalaron que actualmente se dictan clases desde séptimo básico a cuarto medio y se estudian asignaturas como Matemáticas, Historia, Ciencias, Lenguaje, Física, Química, Artes, Filosofía, Inglés, y Biología. Además, hay talleres de música y charlas para estudiantes, madres, padres y apoderados.
En relación a la asistencia, se informó que para séptimo, octavo, primero y segundo el porcentaje alcanza entre un 45% al 48%, mientras que para tercero y cuarto medio llega sólo al 35% .
Sobre esto, el coordinador del programa de recuperación escolar, Luis Gallardo, explicó a EL DÍNAMO que existen diversos factores que pueden incidir en la asistencia de los jóvenes a las clases.
“Yo creo que tiene que ver con que los chiquillos pueden abordar de una manera quizás un poco más autónoma el espacio escolar, a diferencia de los niveles inferiores donde nosotros tenemos a mamás y papás que están acompañando a sus estudiantes mientras vienen a clases (…) el estudiante de los niveles superiores no va a venir acompañado de un adulto”, explica Gallardo.
Otro motivo que podría afectar en que los jóvenes del Liceo 7, el INBA y el IN no asistan a clases en Recoleta, según Gallardo, es porque pueden haber generado una “resistencia al espacio escolar, porque para ellos no fue un espacio acogedor durante el año. Fue un espacio de criminilización, de estigmatización, entonces es muy probable que no quieran volver al colegio”.
Respecto a las clases, el encargado del programa explicó que se ha intentado “nivelar habilidades de los chiquillos, ya que desde el ministerio nos exigen trabajar actitudes, habilidades y contenidos. Entonces la línea que se sigue es crear un ambiente seguro en el que los chiquillos puedan desarrollar sus actitudes de una manera propicia para una especialización sana y mantener un autoestima que les permita poder apropiarse y trabajar las habilidades, y son esas habilidades las que nosotras tratamos a través de contenidos”.
“Para la duración del programa nosotros no podíamos apostar a tratar todos los contenidos, porque era imposible. No se pueden suplir casi siete meses de no tener clases en un mes, por eso nos enfocamos en trabajar las habilidades que necesitan los chiquillos”, agregó el directivo de Recoleta.
En ese sentido, detalló que en el caso de los alumnos de cuarto medio se les está realizando un preuniversitario, y que principalmente lo que se hace es “acompañarlos en el estudio de la PSU, y la verdad es que los alumnos inscritos ha ido en aumento. Se partió con dos y ahora se han sumado más, probablemente tiene que ver con la resistencia al espacio escolar”, concluye Gallardo respecto a las clases de los ex alumnos del Liceo 7, el INBA y el IN en Recoleta.