Estudio chileno mostró reducción de un tipo de anticuerpo en vacunados con Sinovac
El análisis realizado por académicos de la Universidad de Chile señaló que la CoronaVac registró una caída en la positividad de anticuerpos IgG, lo que ratificó la necesidad de un refuerzo.
Investigadores del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) y académicos de las Facultades de Ciencias Físicas y Matemáticas y Medicina de la Universidad de Chile, en conjunto a la Subsecretaría de Redes Asistenciales, entregaron los resultados de un estudio que comparó el comportamiento de anticuerpos contra el COVID-19 en los vacunados con la fórmula CoronaVac de Sinovac y la Pfizer-BioNTech.
El análisis, que marcó un hito al ser la primera publicación de The Lancet ID totalmente elaborada en Chile, se realizó en más de 60 mil personas en diversos puntos estratégicos basados en la información de movilidad de las grandes ciudades chilenas que ISCI en conjunto con Entel Ocean procesan desde hace más de un año.
Mediante la aplicación de tests rápidos para la detección de un tipo de anticuerpo (IgG contra SARS-CoV-2,) el estudio identificó la dinámica de estos a medida que transcurre el tiempo desde la inoculación de las primeras y segundas dosis, en ambos tipos de vacunas. Además, el trabajo permitió analizar si la positividad se ve afectada por diferencias etarias, de género o por comorbilidades.
En el detalle, reporte incluyó los datos de 64.813 personas evaluadas, hasta el 2 de julio de 2021, y dentro de sus principales resultados mostró que la positividad general de IgG para los receptores de Sinovac alcanzó el 77% después de la vacunación completa con dos dosis, mientras que una sola dosis de dicha vacuna produjo niveles bajos de positividad de IgG, con un 28,1%. En tanto, la seropositividad en los receptores de la vacuna Pfizer-BioNTech superó el 95% después de dos dosis y el 80% después de una dosis de la vacuna.
Junto a esto, por grupo etario, se observaron niveles de positividad significativamente más bajos para ambas vacunas entre los participantes de 60 años o más respecto a aquellos menores de 40 años y, para Sinovac, para hombres en comparación con las mujeres y para personas con diabetes y enfermedad crónica cardiaca.
El académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Miguel O’Ryan, explicó los resultados muestran que “tanto las personas que recibieron las vacunas Sinovac como los que recibieron Pfizer tuvieron una respuesta muy robusta a IgG medido por el test en el dedo al cabo de dos semanas de la segunda dosis: 75% para Sinovac y arriba de 90% para Pfizer, lo cual se condice muy bien para los ensayos de fase clínica de ambas vacunas hechos previamente, pero esto es en la vida real”.
Por la presencia de los anticuerpos IgG tras 20 semanas de la vacunación completa, el análisis afirmó que la vacuna de Pfizer mantiene una positividad por sobre el 90%, mientras que en Sinovac se vio una caída progresiva en el tiempo bajando del 75% inicial (dos semanas post segunda dosis), a alrededor de un 40%.
“Hay que ser muy cauto con la interpretación porque eso no significa que las personas que han recibido Sinovac al cabo del tiempo estén necesariamente sin protección, porque estamos midiendo solamente un elemento de la respuesta inmune contra el virus y con una técnica”, señaló el experto.
O’Ryan afirmó que los resultados del estudio “proveen más evidencia para sugerir que un refuerzo de vacunación, fundamentalmente en el caso de Sinovac“, agregando que también entregan evidencia inmunológica que la vacunación con dos dosis de Pfizer mantiene altos niveles de anticuerpos IgG aún a 20 semanas post segunda dosis.
Por su parte, el académico de la Universidad de Chile y director del Instituto Sistemas Complejos de la Ingeniería (ISCI), Leonardo Basso, planteó que los resultados “muestran claramente que las dos vacunas generan respuestas, y eso es una gran noticia que es consistente con que el proceso de vacunación ha logrado detener el número de contagios en circunstancias más complejas de la pandemia, dada la circulación de una variante más contagiosa y de cuarentenas mucho menos efectivas”.
Además, el investigador señaló que “el estudio muestra las diferencias en el tiempo, es decir cómo cambia el IgG respecto de cuándo una persona se vacunó, y de qué manera es distinto para cada vacuna, para gente con comorbilidad, para mayores de 60 años, por lo tanto, puede indicar dónde priorizar terceras dosis”.