Investigadores chilenos viajan a la Antártica para encontrar hongos que controlarían el Alzheimer
Más de 40 millones de personas padecen algún tipo de demencia en el mundo.
Dos investigadores chilenos viajarán a la Antártica para encontrar moléculas en hongos que podrían controlar el Alzheimer.
Se trata de Jaime Cabrera Pardo y Ramón Ahumada Rudolph, de 37 y 38 años, respectivamente, investigadores del Departamento de Química de la Universidad del Bío Bío, quienes en enero de 2023 viajarán para recolectar las muestras en la región más austral de Chile.
El objetivo de este estudio es la posibilidad de aislar microorganismos que habitan en condiciones extremas e inexploradas que ofrece la Antártica, que producen moléculas con características y potencialidad únicas.
“Actualmente la comunidad científica está reuniendo esfuerzos para desarrollar nuevos compuestos naturales efectivos, con el fin de retrasar el inicio y desarrollo del Alzheimer, junto a otras patologías neurodegenerativas”, indicó el doctor en Química Orgánica, Jaime Cabrera Pardo.
“Se ha demostrado que algunos hongos de zonas prístinas y condiciones extremófilas de la Antártica tienen un alto potencial de ejercer un efecto neuroprotector, lo que constituye una gran reserva de posibles fármacos y agentes nutracéuticos”, agregó.
Más de 40 millones de personas padecen algún tipo de demencia
Las enfermedades neurodegenerativas son uno de los retos sanitarios de la actualidad, siendo el Alzheimer una de las más prevalentes. Esta patología se caracteriza por un deterioro cerebral, que culmina con un daño cognitivo y trastornos del comportamiento.
Junto a ello, se estima que a nivel global, sobre 40 millones de personas padecen algún tipo de demencia.
En tanto, la prevalencia de esa enfermedad en la población chilena total es de alrededor del 1%, cifra que sube cercano al 7% en la población mayor a 60 años de edad.
El trabajo que viene
Durante 12 días los investigadores recolectarán distintas muestras, como sustratos vegetales, suelo, sedimentos y agua de mar, las que se irán procesando en el laboratorio microbiológico de la Base Científica Profesor Julio Escudero, ubicada en la Antártica y que es administrada por el Instituto Antártico Chileno (INACH).
Posterior a ello, con los hongos extremófilos aislados en la Antártica, se les realizará un estudio de secuencia genética, para analizar sus nucleótidos y comparar con la base mundial de datos Genbank, que reúne más de 2.450 millones de cepas con registro de identificación o si corresponde a una nueva especie.
“En un periodo de 3 años, nuestra investigación buscará en nuestro Laboratorio de Química Aplicada y Sustentable, metabolitos secundarios obtenidos desde ecosistemas antárticos, donde realizaremos ensayos antioxidantes, antimicrobianos, inmunomodulares, celulares y principalmente neuro-protectoras, para descubrir moléculas activas que puedan generar con éxito su actividad farmacológica a nivel de laboratorio”, explicó el doctor en Ciencias Ambientales, Ramón Ahumada Rudolph.