Río Silala es “curso de agua internacional”: Corte de La Haya da la razón a Chile en conflicto con Bolivia
El origen del conflicto se remonta a junio de 2016, cuando el segundo gobierno de Michelle Bachelet demandó a Bolivia para que el río Silala sea declarado “curso de agua internacional”.
Este jueves 1 de diciembre, a las 11:00 horas de Chile, la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) entregó su sentencia sobre el Estatuto y Uso de las aguas del río Silala, donde se enfrentan nuestro país y Bolivia.
El origen del conflicto se remonta a junio de 2016, cuando el segundo gobierno de Michelle Bachelet demandó a Bolivia para que el río Silala sea declarado “curso de agua internacional”, por lo que Chile tiene “derecho a utilizar sus aguas, conforme al principio razonable y equitativo”.
Este cauce, que tiene una extensión de 10 kilómetros por apenas un metro de ancho, surge en Bolivia, en la frontera con Chile, con un trazado de otros 6 kilómetros por nuestro país.
El uso de sus aguas se enfoca en las industrias, donde solo el 37% de sus aguas apunta al consumo humano.
En esta línea, Santiago solicitó que se declare que cumple con el “uso razonable y equitativo” y que no se desconozca que Bolivia también es un país ribereño, junto con informar a Chile de manera oportuna de eventuales actos que pudiesen tener un efecto negativo en el río.
Este argumento fue el principal razonamiento entregado por la CIJ en su fallo, mencionando que Bolivia en varias ocasiones estuvo de acuerdo en que el Silala es un curso de agua internacional, coincidiendo con la postura chilena.
El fallo del tribunal de La Haya destacó además que tanto Chile como Bolivia tienen igual derecho a “un uso razonable y equitativo” de las aguas del río Silala.
Asimismo, se estableció en el fallo que “Chile no debe indemnizar a Bolivia por uso de las aguas” y que el país altiplánico no ha generado daño sensible a nuestro país.
Lo que pedía Bolivia
Si bien en un primer momento, La Paz señaló que el río Silala era un manantial, tras la presentación de su contrademanda reconoció su calidad de río internacional.
No obstante, planteó que las aguas que cruzan hacia nuestro país lo hacen a través de cauces artificiales, por lo que debe compensar a Bolivia por ello.
Así, aseguraron que las acequias construidas por la empresa Ferrocarriles Antofagasta-Bolivia en 1928 generaron esta alteración de curso, lo que hizo que Chile recibiera un incremento del 30% en las aguas que debían llegar de manera natural, solicitando una indemnización acorde a este porcentaje.
Ante estos argumentos, Santiago precisó que no existe una intervención artificial de las aguas y solo el 1% de sus recursos llega a Chile por la canalización de principios de siglo.