Fabiola Vargas Paullata, de 35 años, es la última mujer que fue asesinada en el país por su pareja. Ricardo Yévenes, el presunto agresor y posterior homicida, está detenido y enfrentará a los Tribunales de Justicia este sábado 24 de diciembre.
El psiquiatra jefe del Servicio Médico Legal de Arica es acusado de asesinar a su pareja y enfrentará cargos de femicidio al momento de la audiencia de formalización. El presunto victimario era la pareja de la matrona hace aproximadamente ocho años y se conocieron cuando ella buscó ayuda profesional, según han relatado conocedores de su historia en el norte.
Su muerte tras una golpiza ha impactado a la opinión pública, se han generado manifestaciones en contra de Yévenes y, además, la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, aseguró que el círculo de Vargas alertó a la Seremi de esta cartera, pero que no hubo activación de protocolos.
“Aparentemente, la mujer se negaba a efectuar denuncias respecto a este hecho. Logramos empadronar a diversos vecinos, quienes dieron cuenta de que efectivamente al interior del domicilio se escuchaban gritos y violencia, específicamente. Existe una denuncia que va a ser recabada con posterioridad en la investigación”, confirmó el subprefecto de la Policía de Investigaciones (PDI), Ángelo Muñoz.
“Dijo que Fabiola se había caído en la ducha”
En ese contexto, uno de los últimos detalles del caso se conocieron durante la tarde de este jueves en medio de las muestras de dolor de su familia y de quienes compartían regularmente con ella. Es el testimonio del que habló el detective.
“A las 06:45 horas, el doctor Yévenes (abajo en la imagen) llamó a mi amiga Katherine Valdés diciéndole que envió a Fabiola en una ambulancia con la nana, a urgencias, porque se había caído de la ducha“, ha declarado Silvana Maluenda, compañera de la víctima en el Hospital Regional de Arica.
“Fabiola era una persona tranquila, muy amable, compartíamos desayuno muchas veces. Habíamos observado que llegaba con hematomas en los brazos, en estado de somnolencia, lloraba“, fue el testimonio de esta trabajadora de la salud.
