Felipe Berríos rechaza su expulsión de los jesuitas: “El procedimiento canónico no es sinónimo de justicia”
El ahora ex sacerdote sostuvo que "estas decisiones, si bien profundizan la tristeza que me ha acompañado durante todo este proceso, no constituyen para mí ninguna novedad ni sorpresa".
Felipe Berríos reaccionó a la decisión de la Compañía de Jesús de expulsarlo de la congregación, tras declararlo culpable de delitos sexuales contra menores de edad.
En una declaración pública, el ahora ex sacerdote sostuvo que “estas decisiones, si bien profundizan la tristeza que me ha acompañado durante todo este proceso, no constituyen para mí ninguna novedad ni sorpresa. Como dije desde el primer día, el procedimiento canónico no es garantía de debido proceso ni de justicia, ya que al amparo del secreto impide que la opinión pública sepa de qué y con qué prueba se me acusó; y por qué y con qué prueba se me condena”.
Sobre los cuatro delitos de abusos y solicitación a pecar durante la confesión que le fueron acreditados, dejó en claro que son falsos, acusando que “se destaca como más grave un supuesto abrazo dado en el año 2000, en el patio de una casa de retiros, al cual se le atribuye un carácter erotizado. Las otras tres denuncias se refieren a supuestos contactos fugaces con los labios, rodillas, muslos o glúteos de las denunciantes”.
Felipe Berríos también hizo mención a las razones expuestas por la Compañía de Jesús justificar su expulsión, donde se hace alusión al sexto mandamiento y su relación con“no cometer actos impuros”.
Ante esto, Berríos expresó que “la declaración pública que acaba de hacer la Compañía de Jesús, una vez más, confunde a la opinión pública al calificar estos hechos como solicitación a pecar en contra del sexto mandamiento, lo que no se condice con ninguna conducta que se me haya atribuido en este proceso ni en ningún otro”.
Junto con ello, dejó en claro que “estoy triste pero tranquilo. Durante todo este proceso he sufrido la opacidad del Vaticano y el ataque furioso de algunos usuarios de las redes sociales incluso antes de haber sido informado de la investigación. Sin embargo, también he recibido el apoyo de muchísima gente, lo que me consuela y alegra. Y también estoy tranquilo porque durante todo este período siempre me esforcé por no dañar a las denunciantes”.
“El sacerdocio nunca ha sido para mí un instrumento de poder sino de servicio. En la situación en que me encuentre y bajo las circunstancias que sean, seguiré siempre dedicado a servir, con humildad, a la gente que me necesita. Mi ruptura es con la jerarquía de una institución, no con el Evangelio, y confío en que el paso del tiempo pondrá las cosas en su lugar”, sentenció.