
Chile es el líder en Inteligencia Artificial (IA) en América Latina, según revelaron los resultados del Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) 2024, un estudio que fue liderado por el Centro Nacional de Inteligencia Artificial (CENIA).
“A nivel continental, Chile encabeza el ranking junto a Brasil y Uruguay, y es uno de los pocos países que ha desarrollado una estrategia nacional de IA con enfoque ético y visión de largo plazo“, explica Rodrigo Durán, gerente de CENIA.
Pero, ¿qué implica eso en la práctica y, sobre todo, cómo afectará la vida de los chilenos en el futuro cercano y a más largo plazo?
Son numerosas las preguntas que surgen cuando se habla de IA, y para conocer más de este tema EL DÍNAMO conversó con varios especialistas de diversos ámbitos para resolver algunas de las dudas más habituales de quienes recién están conociendo las nuevas herramientas aparejadas a esta tecnología.
Cómo funciona la IA y por qué es un agente de cambio
El académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Alberto Hurtado, Cristóbal Arrieta, explica que la IA responde a una serie de técnicas computacionales, denominadas algoritmos, que se caracterizan por lo que se denomina machine learning o aprendizaje de máquina.
“El corazón de esto es que a partir de datos o premisas que le damos la máquina es capaz de mejorar su desempeño para tareas específicas, hasta llegar a un nivel comparable con el ser humano“, detalla.
Pero además logra encontrar patrones que no son obvios en los datos que se les entregan, “y entonces van pudiendo predecir o inferir información estadística cada vez de mejor manera, y por eso hablamos que aprende“, agrega Arrieta.
Por su parte, el académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago (Usach), Roberto Vera-Salazar, amplía el concepto al apuntar que la Inteligencia Artificial es un agente de cambio “debido a su capacidad para tomar decisiones autónomas, aprender de la experiencia y adaptarse a nuevas situaciones sin una intervención humana constante”.
“Es capaz de simular procesos de inteligencia humana mediante algoritmos, aprendizaje automático y redes neuronales“, complementa el también magíster en Neurociencias.
Qué esperar de la Inteligencia Artificial en el trabajo
Al abordar el tema de los cambios que conllevará la IA en el ámbito laboral, los expertos coinciden que serán muchos y, en ese sentido, la socióloga y académica de la Usach, Teresa Pérez, alude a los trabajos de tareas repetitivas.
“Se menciona la atención al cliente, por ejemplo. Sin embargo, siempre habrá algunos asuntos que necesiten atención humana, la aplicación de criterios que permitan hacer válidos y garantizar, por ejemplo, los derechos del cliente“, puntualiza.
En tanto, la asesora en IA y socia de MaxximiZA, Claudia Montoya, apunta que los trabajos que quedarán obsoletos con la IA son aquellos “donde tú no pones un análisis, una reflexión. Casi todo lo demás es reemplazable“.
Cristóbal Arrieta plantea que por ahora más que hablar de trabajos, la IA reemplazará las tareas mecánicas y, en ese sentido, podría generar impactos y varios cambios en el mercado laboral en el largo plazo.
Para él, los trabajos van a ser cada vez más exigentes y estresantes, porque se va a gastar tiempo en tomar decisiones complicadas. “Si hoy se toman tres al día, con la IA se estará ocho horas diarias resolviendo problemas difíciles“, prevé.
Educación e Inteligencia Artificial
El mismo docente de la Usach plantea que la IA ha transformado la educación universitaria al personalizar el aprendizaje y automatizar tareas administrativas.
Arrieta recuerda que según el Informe de Educación Global 2024 de la Unesco, el 47% de las universidades ya implementaron la IA en sus currículos.
“Algunas utilizan la IA para ofrecer educación personalizada, mejorando la eficiencia en alrededor de un 30%. Por tanto, la introducción de IA en educación superior es particularmente un escenario de impactante crecimiento”, manifiesta.
Por su parte, el gerente de CENIA, Rodrigo Durán, recalca que en Chile la IA ya se está usando “para desarrollar herramientas educativas personalizadas y traducir lenguas originarias, como el Rapa Nui”.
Los grandes riesgos asociados a la incorporación de la IA
Al abordar los peligros aparejados a la irrupción de la IA en la vida diaria, Claudia Montoya una de ellas es la suplantación de identidad.
Así, alerta que “ahora te pueden mandar un clon, con la cara y la voz elaborados con modelos gratis. Entonces, si te llega un video de tu hija y con su misma voz te dice papá, necesito tanta plata, cómo vas a dudar que es ella“.
En la misma línea menciona las transacciones bancarias en las que se suplanta la identidad de la víctima, o la incorporación de nuevas cláusulas en contratos o documentos que la persona nunca firmó. Todo aquello porque, según recalca, “ahora todo se hace con firma digital“.
Para Cristóbal Arrieta también hay riesgos muy grandes asociados a la IA, que “se resumen en la parte ética de quién la ocupe y quién va a asumir las responsabilidades”, y ejemplifica con el caso de que “una IA determina que un paciente por su edad muy avanzada no califica para una cirugía. Entonces, ese tipo de decisiones nos corresponde aún a los seres humanos“.
En tanto, Teresa Pérez recalca que el buen uso de la IA “depende del desarrollo del pensamiento crítico, la ética, la responsabilidad y el dominio de quien la usa”.
Explica que “si previo al uso de la IA no hay un desarrollo fuerte de todo lo anterior, los riesgos asociados son la exclusión, la discriminación y la profundización de las desigualdades, así como otros vinculados a la vulneración de la privacidad y la seguridad de la información, tanto de las personas como de los Estados”.
Qué nos traerá la IA dentro de 20 años
En cuanto a qué se puede esperar de la IA dentro de dos décadas, Claudia Montoya estima que se producirán importantes cambios en salud y un aumento en la expectativa de vida, lo que traerá aparejadas nuevas realidades.
Una de las principales es que “vamos a tener que seguir trabajando por más años, porque la pensión no nos va a alcanzar, ni tampoco vamos a poder estar sentados en una silla esperando la muerte 40 ó 50 años”, apunta.
Cristóbal Arrieta estima difícil proyectarse dos décadas cuando se habla de IA, pero llama a pensar cuál es el uso que se le está dando a la tecnología, ya que cuando se externaliza una función del ser humano y se la entrega a una máquina lo más probable es que se pierda.
“Lo más importante es preguntarse qué es lo que estamos dispuestos a perder y qué es lo que no podemos perder“, concluye.