Ricardo Hormazábal, ex senador DC: “¿Cómo es posible que vivamos en un país donde domina la bilis más que la razón?”
Le alegra que se haya ido René Cortázar del partido donde milita desde los 14 años. La partida de Claudio Orrego, único democratacristiano partidario del Apruebo que se fue con el éxodo de los del Rechazo, no lo apena. Admira a Ximena Rincón y dice que hace un par de años a Francisco Huenchumilla le empezó a pesar más el Huechumilla que el Jaramillo, algo similar a lo sucedido a Yasna Provoste. De un mundo depreciado, habla el decé perpetuo.
–Me alegra que se haya ido René Cortázar del partido –dice con honestidad y sin diplomacia el abogado, ex senador y político democratacristiano desde los 14 años, Ricardo Hormazábal. A los 76, jubilado, fue uno de los decé más abiertamente en contra del texto constitucional rechazado el 4 de septiembre pasado.
Pero así y todo, no deja la tienda que lo acogió en su adolescencia.
Tal cual la constitución propuesta y avalada por el gobierno de Boric le parecía un disparate, el sistema de pensiones que tiene Chile y del que considera a René Cortázar parte responsable, le resulta insostenible. Más que andar fijando bordes constitucionales, cree que los parlamentarios deberían concentrarse en sacar adelante de una vez la reforma previsional por la que él lleva años luchando.
–Yo mismo tengo una pensión con retiro programado que se encoge mes a mes –afirma, en un tema que lo obsesiona. Y sigue diciendo: –Para mí el debate de cómo avanzamos en el tema constitucional, con o sin plebiscito de entrada y esos detalles, es irrelevante. Hay que determinar un mecanismo que permita resolver el tema en seis meses y tener una buena representación de constituyentes, con condiciones técnicas y políticas para redactar el texto unitario que requiere Chile. Pero lo que urge son los temas que vivimos a diario los ciudadanos: las pensiones; la salud, ya que a los que estamos en isapres nos reajustan los planes en UF cuando se nos paga en pesos; la generación de empleos productivos; el manejo de la delincuencia, que se ha extendido de manera brutal; la crisis de la autoridad.
–¿Qué piensas de la renuncia al partido del gobernador Claudio Orrego?
–Respeto su decisión y espero que más adelante pueda hacer una autocrítica respecto de la forma en que él y su grupo colaboraron a esta crisis. Su campaña en las primarias contra Michelle Bachelet en 2013 fue de un integrismo católico y tuvo propuestas del modelo neoliberal que los chilenos no respaldan, como lo prueba el magro 8 por ciento de los votos que obtuvo. Espero que ahora muestre su capacidad como gobernador, ya que voté por él, porque de administración sabe y tiene una gran experiencia en esas materias. Su trabajo por el Apruebo no calza con declaraciones críticas a la propuesta de la Convención; creo no se puede contentar a todo el mundo.
Sin punto aparte, pasa al tema de la falta de respeto a la autoridad que estamos viviendo. “No puede ser que hoy se pueda agredir a Carabineros, al Ejército, y no pase nada”. Lo dice, sobre todo, por lo que sucede a diario en Quinta Normal, en los alrededores del INBA.
–¿Crees que el gobierno, el Ministerio del Interior, sea capaz de abordar y resolver el problema de la delincuencia y de la alteración del orden público?
–Si se articulan las fuerzas políticas fuertes, sí. El resultado del plebiscito parece que a algunos no les sirvió de nada, pero yo espero que Carolina Tohá y Ana Lya Uriarte se den cuenta de que, siendo minoría, requieren de acuerdos. Carolina Tohá es una gran persona. No la conozco tanto; yo soy de otra “de-generación” –bromea. Y luego añade: –Entiendo el sufrimiento de esa familia, de Moi de Tohá, el dolor de perder a un hombre noble, aunque equivocado en sus ideas, como fue José Tohá. Creo que hoy todos debemos respaldar a Carolina Tohá en la tremenda responsabilidad que tiene sobre sus hombros.
Y vuelve sobre lo que está sucediendo con la violencia. “No tiene ninguna justificación. Ningún país lleva treinta, cuarenta años, metiendo en la cárcel a violadores de derechos humanos durante la dictadura. Eso lo ha hecho Chile y hay que reconocerlo. Acá se ha hecho justicia y no podemos dejar que los partidarios de la anarquía lo pongan en duda”.
Cuestiona que el presidente Boric diga: “´No podemos naturalizar la violencia´, cuando la violencia es connatural al hombre. Un amigo beato me lo recordaba hace poco: en el corazón de cada hombre vive agazapado el odio. La violencia viene con el ser humano. Mira nada más lo que está sucediendo en Ucrania. De lo que se trata es de controlarla, de manera pacífica, que es así como progresan los seres humanos”.
–¿Qué opinión te merece la violencia verbal del tipo de la que ejerce el diputado Gonzalo de la Carrera?
–Yo creo que De la Carrera no merece que le dediquemos demasiado tiempo. Recomiendo leer una columna de tres profesores que publicó El Mercurio donde hablan de la polarización afectiva y política que vive Chile. Ellos hicieron una encuesta pre plebiscito donde el 42 por ciento consideraba que el que votara lo opuesto a ellos era un peligro para el país y una mala persona. ¿Cómo es posible que vivamos en un país así, donde rige la bilis más que la razón?
Boric: Habrá que tragarse el sapo
–¿Se parece este clima de polarización al que se vivió durante la UP y que condujo al golpe?
–Es distinto. Creo que vivimos una crisis cultural, donde hay muchas instituciones en crisis. La Iglesia ya no tiene ascendiente, por los delitos repugnantes escondidos durante años. Los grandes liderazgos han fallado. Antes se salía a protestar por ideas; hoy no se sabe bien por qué, cuáles son las propuestas. Dicho eso, creo que hay ciertos hechos que se repiten. Yo no objeto que los partidarios de Salvador Allende lo recuerden con afecto, aunque yo me siento bien de haber sido opositor a su proyecto. El presidente Boric, al que dicen que le gusta tanto leer, debería repasar lo escrito por sus asesores Joan Garcés y Darcy Ribeiro, para sacar conclusiones y no repetir sus errores.
Autor, entre otros libros, de “La Democracia Cristiana y el gobierno de Allende: un testimonio personal”, el que está actualizando por estos días y que en su versión original está disponible en internet, cree que “este presidente no tiene ni la capacidad, ni el talante, ni es comparable en ningún aspecto con Salvador Allende al que tanto admira”.
Si de admiraciones se trata, Hormazábal pone a Patricio Aylwin de ejemplo. “Le tocó controlar a tipos de la DINA, al propio Manuel Contreras, a Pinochet, al Movimiento Lautaro, al Frente Manuel Rodríguez… Yo mismo comí en su minuto con el comandante Daniel Ortega, hoy el dictador Ortega, y con Fidel Castro en 1991. Él me dijo formalmente que no iba a preparar más militantes combatientes chilenos, porque ya no eran los tiempos. El gobierno de Aylwin efectuó acciones concretas para generar acuerdos y para que la fuerza pública y las instituciones armadas tuvieran respaldo. Hubo sangre, no fue fácil, pero había un presidente democrático capaz de decir ´las instituciones se defienden´, y hacerlo cumplir sin complejos ni vacilaciones”.
A Boric lo nota acomplejado y vacilante en la materia. Comenta con tono resignado: “Pero habrá que comerse el sapo y esperar que lo haga bien. Si nos equivocamos al elegir a este presidente, si no está a la altura y sólo se da gustitos, habrá que esperar que pasen estos cuatro años”, afirma, pese a su impaciencia de jubilado, que lo lleva a decir: “¿Por qué el presidente Boric no toma el proyecto de reforma de pensiones y lo pone en discusión inmediata?”.
Miguel a veces gemía
Ricardo Hormazábal tiene un humor exquisito, tirando a negro. Hace afirmaciones como: “He estado preso, sí, pero sólo en dictadura; por delitos comunes, nunca”. Cuenta que estuvo locamente enamorado de Brigitte Bardot y que lo detuvo carabineros en el cine viendo “Une parisienne”, película para mayores cuando era cabro chico. Jura que jamás le lanzó una piedra, un puñete o un insulto a la fuerza pública. “Y eso que marché y estuve en muchas protestas estudiantiles. Es que había sentido de la autoridad”.
–Yo vivo en Marchant Pereira, en Providencia, donde soy casi vecino de un jardín infantil de Carabineros. Ayer les robaron los espejos retrovisores a todos los autos que estaban estacionados en la calle, casi todos son de oficiales de la institución, porque muy cerca está la Escuela de Carabineros. ¿Cómo es posible ese nivel de desfachatez e impunidad? Las acusaciones por abusos, por atropello a los derechos humanos, tienen a la institución desarmada, cuando los abusadores son una minoría –se plantea una y otra vez.
Este acontecer es el que mira desde sus 76, con la serenidad que dan los años. La misma que lo hace quedarse en la DC de toda su vida. “A los partidos se entra de manera libre y se sale de la misma manera, como están haciendo tantos hoy. Algunos de los idos son todavía amigos míos. No soy tan imbécil como terminar una amistad que se cimentó cuando jóvenes, por una renuncia partidaria. Fuimos ciertamente una generación que sirvió al país. Una vez Lucho Maira dijo en una reunión que en Chile todos fuimos, hemos sido o seremos democratacristianos. Boric mismo viene de una familia decé. Nuestro partido se asimila históricamente al Partido Radical, que empezó a depreciarse en la segunda mitad del siglo 20. Ahora es la decé la depreciada”.
–¿Logrará sobrevivir?
–Hoy sobrevive gracias a que tiene ocho diputados y cinco senadores. Divididos mitad y mitad en su mirada del país. No es primera vez que se divide. El año 1969 unos se fueron al MAPU, otros a la Izquierda Cristiana. Y cómo han cambiado algunos: el mayor lobista de Chile es Enrique Correa.
–Algunos ven en Yasna Provoste y en Ximena Rincón una suerte de resumen del quiebre de la decé.
–Las dos son brillantes, inteligentes y muy capaces. La Yasna hizo suya una propuesta de la izquierda, defendiendo incluso la idea del Wallmapu. Lo plurinacional lo asumió ella, siendo una posición que la decé no tiene. Su evolución ha sido similar a la de Francisco Huenchumilla, hombre un par de años mayor que yo, que en su última etapa se ha sentido más Huenchumilla que Jaramillo, cuando por décadas fue más Jaramillo que Huenchumilla.
–¿Y Ximena Rincón?
–Ella fue sacada de una manera innoble de la carrera presidencial y Yasna estuvo siempre en esa posición de sacarla. Luego Yasna perdió de manera estrepitosa y se pusieron a trabajar por Boric de inmediato. Ximena tiene una vocación de servicio y una experiencia política bien notables. Aprendió el manejo de las Intendencias. Sabe de trabajo y de previsión. Ayudó mucho a nuestra asociación Acusa AFP en su momento. Yo creo que ella ha dado algunos pasos de los que me siento muy orgulloso. Ella y Matías Walker.
Ricardo se queja de la fragmentación de la política y de la de su partido. “Yo que soy un político viejo ya no sé todas las partes que integran el Parlamento. E insisto: los parlamentarios deben resolver las angustias de la gente, no dedicarse a redactar un texto constitucional. Ellos y el gobierno. Respecto de la decé, tal como las demás fuerzas políticas, deben responder a las necesidades de seguridad, empleo, pensiones, de los ciudadanos. Esa es la pega urgente”.
Tiene edad para ser abuelo, pero no lo es, pese a tener tres hijas. Ninguna se ha emparejado y no parecen tener intenciones de ser madres. “Yo las veo felices. Dos viven cerca de nuestra casa y una está con nosotros. Mi mujer se pensionó. Yo estoy jubilado. En ese sentido somos privilegiados. Nos preocupan algunos achaques. No tuve hijos hombres y cuando en otros tiempos nos preguntaban si no íbamos a buscar el hombrecito, yo me golpeaba las mejillas diciendo el único varón aquí soy. Y hoy reafirmo que mi mujer lo encontró hace 51 años”.
Ricardo Hormazábal y Pepa Gómez se conocieron siendo dirigentes de la FECH en 1969. Ella estudiaba Enfermería y él, Derecho. Y vuelve sobre su tema obsesivo: las pensiones.
–Estoy jubilado desde hace siete años. La Universidad de Chile fue mi último trabajo. Allí escribí tres de mis seis libros publicados. La Pepa se pensionó recién ahora; perdió la esperanza de que cambiara el sistema. ¿Por qué puedo vivir con la pensión que tengo? Porque tuve la suerte de vender en 9.000UF una casa que compré en 3.000 en mis tiempos económicamente mejores. Así adquirí mi casa actual y un departamento que arriendo y me permite un ingreso extra.
–¿Cómo jubilaron tus padres?
–Mi padre fue obrero en la CCU, en la fábrica que estaba en Independencia. Jubiló con una pensión que era mejor que las que dan hoy las AFP. Era muy bueno como dirigente sindical, mucho mejor que como padre. Fue muy mujeriego, muy ausente. Mi madre no pudo jubilar, ella salió a trabajar hasta el final. Era hija de inmigrantes españoles que llegaron a México desde Asturias. Se llamaba Saturnina de la Concepción Sánchez. Llegó con siete años a Chile, por eso amaba la música y el cine mexicano y nos lo inculcó a nosotros. Vivíamos en la población Juan Antonio Ríos escuchando a Miguel A veces Gemía –recuerda, usando el clásico chiste con el nombre del actor y mariachi Miguel Aceves Mejías, que siempre hacen los hombres de su “de-generación”. Otro chiste de Ricardo Hormazábal, forever DC.