¿Umbral de votos o menos escaños?: los partidos que se verían perjudicados por una reforma al sistema político
En conversación con EL DÍNAMO, Narea Palma, académica de la Escuela de Ciencia Política de la UDP, explica las razones que motivan una eventual reforma al sistema de partidos políticos.
Terminado el segundo proceso constitucional, la reforma al sistema político volvió a la palestra dado lo difícil que ha resultado avanzar en el Congreso en temas de gran importancia para la ciudadanía, como la reforma previsional o tributaria.
“La opción de cambiar de manera ya sea o radical o moderada el sistema político a partir de una nueva Carta Magna ya no es posible, así que lo que queda es hacer reformas al sistema político en el contexto de la Constitución que está vigente“, apunta la académica de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales, Nerea Palma.
Admite, sin embargo, que es difícil hacerlo ahora, dado que hay un cansancio en la ciudadanía y que hay otros temas más prioritarios, como la seguridad y la salud.
¿Más votos o menos escaños en el Congreso?
“Hay quienes apuestan por una reforma constitucional para desincentivar la creación de nuevos partidos políticos y así evitar que el sistema esté más fragmentado de lo que ya está”, manifiesta Nerea Palama en conversación con EL DÍNAMO.
En ese sentido, apunta a que una de las propuestas es subir el umbral de la cantidad de votos que debe tener un partido político para que sea catalogado como tal. O que tenga, por ejemplo, un 5% de los escaños en el Congreso.
De esa manera, muchos partidos políticos pequeños desaparecerían, ya que “no estarían constituidos como partidos políticos de manera formal. Esa es una manera de combatir la fragmentación política“, detalla la experta.
“Otra cosa que se ha discutido bastante es reducir la cantidad de asientos en el Congreso o los escaños que se reparten en cada uno de los distritos. El sistema electoral actual fomenta que partidos pequeños puedan alcanzar un escaño, porque entre mayor magnitud distrital, menor cantidad de votos se necesitan para entrar al Congreso”, explica la académica de la UDP.
¿Qué partidos se verían perjudicados?
Respecto de qué partidos podrían salir perjudicados si la reforma busca terminar con la fragmentación política, Narea Palma apunta sobre todo los partidos más jóvenes. También señala a aquellos que estarían en riego dado que la cantidad de votos que han conseguido ha ido bajando con el tiempo.
“En este último caso está la Democracia Cristiana, que ha tenido un éxodo no sólo de militantes, candidatos y políticos, sino también de personas que votan por ella. Uno podría pensar que podría estar un poquito en riesgo, sobre todo porque en ambos procesos constitucionales tuvo resultados muy, muy malos”, recalca.
Dice a la vez que ante la reforma también otros partidos, como Demócratas y Amarillos, estarían también en riesgo si se acuerda un umbral del 5% de los estaños totales para que se catalogue a un partido como tal. “Ambos o desaparecen o se fusionan con otro partido político un poquitito más grande, que en ambos casos podría ser Evópoli, por ejemplo”, planteó la docente de la Escuela de Ciencia Política de la UDP.
Al respecto, Palma recalca que ese proceso conlleva “una discusión bastante compleja que implica, entre otras cosas, estar dispuesto a ceder terreno y poder en términos de su etiqueta partidaria”.
Confianza en las instituciones
“Hay mucha preocupación por la cantidad de partidos políticos que tienen representación en el Congreso, lo cual hace difícil llegar a acuerdos, pero me parece que igual de importantes son las reformas que permitan restablecer el vínculo de los partidos políticos con la ciudadanía“, asevera.
En ese sentido, señala que desde que la encuesta CEP empezó a medir la identificación partidaria, hace unos 30 años, ésta ha ido a la baja, al igual que la confianza en las instituciones políticas, en los partidos y en el Congreso”, asevera.
“Es muy importante que se discuta la fragmentación, el sistema de partidos, cuáles son los umbrales que vamos a poner, pero no hay que olvidar que la democracia funciona siempre y cuando los partidos políticos representen al electorado. Si no lo hacen, no entran demandas al sistema político y el sistema político no es capaz de sacar políticas públicas que representen a la ciudadanía”, concluye la académica.