Johannes Kaiser, líder del Partido Nacional Libertario: “La derecha tiene un problema de proyecto político, pero nosotros sabemos exactamente lo que queremos construir”
El diputado, que renunció a Republicanos en enero pasado, conversó con EL DÍNAMO sobre las pretensiones de la fuerza política que inscribió hace unos días en el Servel. El parlamentario —que se siente cercano a Javier Milei—planea competir en las primarias presidenciales de la derecha, sumando presión en la oposición.
En enero de 2024, luego de una serie de cuestionamientos por haber apoyado la opción En Contra en el Plebiscito de Salida, el diputado Johannes Kaiser (ind) decidió renunciar por segunda vez al Partido Republicano, que integró desde sus inicios. “Es probable que levante un proyecto político”, dijo el líder de la colectividad, José Antonio Kast, unos días más tarde.
Y así fue. El pasado 12 de junio llegó hasta el Servicio Electoral (Servel) con la documentación para dar el primer paso de su nueva aventura política: la creación del Partido Nacional Libertario. En este proceso lo acompañan tres ex militantes republicanos: los diputados Gonzalo de la Carrera, Gloria Naveillán y Leonidas Romero.
En entrevista con EL DÍNAMO, Kaiser asegura que cuenta con el apoyo suficiente para poder crear el partido. “Déjenos hacer el trabajo, porque eso va a demostrar si efectivamente tenemos la base o no. Yo aquí puedo hablar muchas cosas, pero estoy muy confiado en que está la base y no nos vamos a demorar demasiado tiempo”, comenta.
El parlamentario —quien cursó diversas carreras humanistas mientras vivió en Alemania— reconoce que está en sus planes ser candidato presidencial y participar en las primarias de la oposición. “Iría como independiente si no se alcanza a constituir el partido. Aunque ese es un tema que habría que considerar, porque si no somos capaces de organizar un partido y de reunir las firmas, quizás no tenga yo el respaldo político como para tirarme como candidato”, sostiene.
Partido Nacional Libertario: reaccionarios, no conservadores
—¿Qué es el Partido Nacional Libertario? ¿Cuáles son sus principales lineamientos?
—Es un partido que recoge dos pensamientos que ya tienen bastantes años. Uno es el principio la soberanía popular, es decir, que el último tomador de decisiones en el Estado es el pueblo. En Chile está eso consagrado en la Constitución Política de la República y dice que el pueblo tiene soberanía popular, toma la última decisión en materia de Estado a través de elecciones y plebiscitos. Como nosotros creemos en la soberanía popular, no creemos y no aceptamos la entrega de soberanía a organizaciones internacionales. Eso significa desfondar el derecho a voto, porque la última decisión en materias de Estado ya no se tomaría democráticamente, sino a niveles en los cuales tenemos una influencia muy marginal.
Eso incluye la lógica de la protección de fronteras y el control de la migración. Esto, entendiendo que Chile es propiedad de los chilenos, que son los que toman la última decisión respecto de quién vive en Chile y quién no.
El libertarismo, a su vez, se basa en el principio de no agresión, es decir, que ni el Estado ni ninguna persona debe iniciar una agresión contra otra, violando sus derechos fundamentales. Nosotros creemos que los derechos son anteriores al Estado, puesto que comprendemos al ser humano como de creación divina y, por lo tanto, no disponible en sus derechos, para el Estado o para mayoría alguna. Esos derechos son inalienables e intocables. Tú solamente puedes perder dichos derechos en el caso de cometer un crimen, como cuando un criminal termina en prisión. Pero una persona que no inicia una agresión hacia un tercero, en nuestra opinión, tiene la perfecta y legítima aspiración de su derecho no se han cercenados ni sean de ninguna manera tocado por terceros tampoco por el Estado.
Eso incluye, por tanto, el derecho a la propiedad y el derecho al fruto del trabajo de las propias manos. Por eso somos tan críticos cuando se empiezan a proponer impuestos que le van quitando a la gente cada vez más fruto de su trabajo. Eso lo entendemos como una forma de agresión, especialmente cuando el impuesto es utilizado para fines que no son de utilidad pública y bien común.
Entonces, tenemos el principio de no agresión, la idea del Estado pequeño y muy controlado, la idea de que el Estado debe ser transparente y no el ciudadano, y que el ciudadano es el patrón. El Estado está al servicio del ciudadano, y los ciudadanos no son súbditos. El Estado tiene que rendirle cuentas al ciudadano, y no el ciudadano al Estado.
—Usted dijo que el ser humano es de “creación divina”. ¿Tiene una base confesional el Partido Nacional Libertario?
—No necesariamente. Porque para tener una base confesional, usted tendría que adherir a una religión específica, pero nosotros reconocemos la existencia divina. Hasta los masones reconocen la existencia divina, y le pusieron El Gran Arquitecto. El hecho es que, si los derechos se respetan solamente en razón de su utilidad, es decir, en base a un principio utilitario claro, entonces están siempre a disposición. Y nosotros rechazamos esa idea. Aunque ciertos derechos puedan ser molestos para una mayoría en un momento determinado, o poco útiles para el poder, igualmente deben ser respetados en razón de su origen, que es superior al Estado y también a la mayoría democrática.
—Al presentar el Partido Nacional Libertario, usted aseguró que “no somos conservadores, somos reaccionarios”. ¿Cuál es la diferencia entre ambos conceptos?
—Ser conservador sería, como dice el concepto, querer conservar lo que tenemos en este momento. El país ha tenido una deriva hacia una decadencia muy profunda. Creemos que el sistema de valores se ha desplomado, y el sistema de valores es el que permite una convivencia pacífica.
Nosotros queremos reconstruir un sistema de valores, no solamente la sociedad. Queremos reconstruir el sistema de valores sobre el cual se basa la sociedad, especialmente lo basado en las virtudes secundarias.
—¿Y qué es lo que entiende por “sistema de valores”?
—Es el basado en las virtudes secundarias. Por ejemplo, la honestidad, el orgullo por el trabajo bien hecho, decir la verdad, la puntualidad. Son virtudes que permiten el buen funcionamiento de la sociedad y mucho de ello se ha ido perdiendo.
—¿Perciben una decadencia moral también a nivel social?
—Es evidente para cualquiera que tenga los ojos bien abiertos. Los niveles de criminalidad están completamente disparados, y eso se explica entre otras cosas porque ya no se le da la misma importancia al bien y al mal. La criminalidad y la deshonestidad son fenómenos que se dan donde la gente ya no se autocontrola moralmente, donde ya no sirve al bien, sino que decide que va a servir solamente a lo que le guste, a lo que le sirva. Y, en ese sentido, termina dañando a su prójimo.
Tenemos que reaccionar ante un proceso de decadencia académico, económico, social y político. No podemos conservar lo que tenemos ahora. Lo que tenemos ahora no está funcionando bien y es el producto de la decadencia, institucional y social de nuestro país. Queremos reconstruir.
—En lo concreto, ¿en qué se traduce la reconstrucción a la que aspiran?
—Por ejemplo, en materia legal, en temas como corrupción, persiguiendo con mucha dureza a quienes, teniendo posiciones de poder, abusan del mismo. Esa es una señal muy importante para el resto de la sociedad. No puedes castigar al ladrón de gallinas si no castigas con mucho mayor dureza al que se robó un banco. Tienes que a aplicar la ley a todo el mundo por igual, con lo que se va generando un sistema de incentivos para el buen comportamiento, especialmente a nivel de las élites.
En materia económica, también, hay que hacer reformas muy profundas para que el sistema económico vuelva a funcionar. Para que tengamos niveles de crecimiento que nos permitan salir del subdesarrollo en un plazo que no sea mayor a la vida de quienes habitan en este país, unos 20 o 25 años.
Tenemos que crecer al 6% anual, por lo menos, para generar los recursos que se van a requerir para poder atender a una población que está cada vez más vieja. Además, queremos reforzar el rol de la familia nuclear, creando los incentivos para que los hombres vuelvan a hacerse cargo y responsables de las familias, y que las mujeres no queden abandonadas con los niños teniendo que educarlos solas.
Todo esto va de la mano de reformas, unas más grandes y otras más pequeñas, que van cambiando el sistema de incentivos, el sistema de premios y castigos. Esto, para ir generando una sociedad que sea más pacífica, pero no en razón de la represión estatal, sino en razón de su propia coordinación interna. En una primera instancia, nosotros estamos a favor de aumentar con mucho el número de Carabineros y ampliar el espacio carcelario. Porque en este momento, en el mediano plazo, tenemos que generar las condiciones para que la paz social venga desde la sociedad y no sea impuesta desde el Estado.
Johannes Kaiser y las diferencias con Republicanos
—¿Cuál es su principal motivación de crear este partido político? ¿Por qué en este momento concreto?
—Esencialmente, porque descubrí que dentro del Partido Republicano estos principios no los podía defender con la misma efectividad. Tuve ahí un conflicto bastante serio con el tema constitucional. Eso significa que el pensamiento libertario, más duro o más puro, y también el pensamiento nacional, más duro y más puro, fueron materia de negociación en el Partido Republicano. Yo creo que eso no es la forma de hacer las cosas. Porque creemos que esas son las cosas que le sirven a Chile. Entonces, si queremos tener una representación parlamentaria de este ideario, evidentemente teníamos que crear una formación política propia, el Partido Nacional Libertario.
—En este sentido, ¿cree usted que el Partido Republicano terminó optando por el conservadurismo?
—Claro. El Partido Republicano tiene una actitud más conservadora que reaccionaria. Aunque le reconozco a muchos de sus miembros un compromiso muy profundo con recuperar y mejorar este país. Pero nosotros somos un poco más radicales.
—¿Cómo ve el Partido Republicano actualmente?
—Es complejo responder esta pregunta. En este momento, no estoy muy preocupado del Partido Republicano. Estoy preocupado más bien de la formación del Partido Nacional Libertario.
—¿Y qué los va a diferenciar del Partido Republicano? ¿Qué los hará distintos?
—Nosotros tenemos ciertos principios que son fundamentales, que son distintos a los del Partido Republicano, en la propia declaración de principios. El principio de no agresión, por ejemplo, no es un principio que aparezca en la declaración de principios del Partido Republicano.
La idea de que los ciudadanos honestos tengan armas para defender su vida y propiedad, no es algo que aparezca en la declaración de principios del Partido Republicano. El reconocimiento a las Fuerzas Armadas por haber sido garantes de la libertad de Chile a lo largo de la historia no es algo que aparezca en los estatutos del Partido Republicano. Tenemos declaraciones que son distintas, y eso es en razón de una visión política que es distinta.
—Y una posición distinta en relación al resto de la derecha, también…
—Es que la derecha es bastante variopinta. En Chile, la derecha está conformada por socialcristianos, liberales, conservadores, entre otros. Nosotros nos estamos haciendo cargo de lo que ha sido la evolución, no solamente nacional, sino internacional en la respuesta a las agresiones antiliberales y antidemocráticas, que provienen desde la izquierda marxista y la izquierda postmarxista. No estoy incluyendo aquí a los socialdemócratas…
—¿Y cómo ve a las distintas derechas que hay hoy en Chile?
—Creo que la derecha tiene un problema serio de proyecto político, de visión país. Pueden decir lo que no les gusta, pero difícilmente van a articular el tipo de país en el cual quieren vivir. Nosotros sabemos exactamente el tipo de país en que queremos vivir y lo que queremos construir.
Queremos un país donde la gente pueda gozar de la máxima libertad posible. Donde el Estado sea garante pero no padre de familia. Queremos un país con impuestos bajos, con una economía boyante, con más seguridad. Un país muy orgulloso de sus símbolos patrios, uno en que la familia vuelva a jugar el rol que en algún momento jugó, con lo cual también esperamos combatir la tremenda epidemia de soledad que afecta a tanta gente.
Creemos en otro tipo de país. Queremos un país que sea como el de antes, donde los niños pueden salir a jugar a la calle, sin miedo a que los secuestren o les llegue una bala loca. Un país libre, lo que no es una ninguna novedad por lo demás. No es ningún paraíso, no va a ser perfecto, pero va a ser mejor que lo que tenemos ahora y le va a permitir a la gente perseguir sus proyectos de vida libremente.
—Hablando de proyectos de vida y de libertad, ¿qué le parecieron los anuncios del presidente Gabriel Boric sobre aborto legal y eutanasia en la pasada Cuenta Pública?
—Respecto del aborto, como la vida empieza desde el momento de la concepción y los derechos que tienen las personas son anteriores al Estado, nosotros no compartimos la idea del aborto.
Sobre la eutanasia, es un tema bastante más delicado. Usted sí es dueño de su propio cuerpo, por lo que puede disponer del mismo. Pero, para hacerlo, usted tiene que estar en libertad de hacerlo. Entonces, usted no puede estar en situación de depresión… No puede ser que la solución a la depresión sea el suicidio. Tampoco puede estar en una situación comatosa, a menos que usted lo haya establecido anteriormente en un poder notarial que si está en esa situación no quiere que lo mantengan vivo. Eso lo puede hacer perfectamente. Pero no queremos que en Chile se produzca lo que está pasando en Canadá, donde cualquier persona —incluso niños— puede recurrir a la eutanasia. Esa no es la forma de ayudar en la que yo creo. No creo que valga un peso una sociedad o un Estado si le dice a la gente en vez de ayudarte, te ayudaré a matarte.
Esa no es la sociedad en la que queremos vivir, una en que sólo vivan los que son útiles o económicamente viables. No lo es. Más allá de que yo reconozco el derecho de una persona consciente, en poder de todas sus facultades, de tomar la decisión de quitarse la vida, si así lo quisiese y no está enfermo mentalmente.
La aspiración presidencial de Johannes Kaiser y su admiración por Javier Milei
—¿Fueron a inscribir el partido al Servicio Electoral? ¿Cuánto demora la tramitación?
—Fuimos al Servel, entregamos toda la documentación y esperamos una respuesta de este organismo del Estado. No sé si hay un plazo, pero normalmente es de entre 30 y 60 días, según tengo entendido. En ese plazo responden y hacen sus objeciones en caso de que sea necesario.
—¿Tiene base para juntar las firmas?
—Yo estoy convencido de que tenemos esa base. Ahora, déjenos hacer el trabajo, porque eso va a demostrar si efectivamente tenemos la base o no. Yo aquí puedo hablar muchas cosas, pero estoy muy confiado en que está la base y no nos vamos a demorar demasiado tiempo.
—¿Usted va a ser candidato presidencial?
—Voy a ir de precandidato a las primarias de la oposición, ojalá respaldado por el Partido Nacional Libertario. Pero iría como independiente si no se alcanza a constituir el partido. Aunque ese es un tema que habría que considerar, porque si no somos capaces de organizar un partido y de reunir las firmas, quizás no tenga yo el respaldo político como para tirarme como candidato.
—A nivel internacional, ¿tiene cercanía con figuras como Donald Trump o Javier Milei?
—Yo tengo cierta cercanía, claro está, con Javier Milei desde el punto de vista libertario. En razón de su de su visión compartida con nosotros, del respeto irrestricto del proyecto de vida de las personas, del Estado pequeño, de la economía libre. Evidentemente que tengo muchas concordancias ahí con Javier Milei también respecto de lo que es el combate a toda esta cuestión media posmoderna, de cambio cultural en materia de qué es un hombre y qué es una mujer.
Me van a disculpar, quizás me estoy pasando de anticuado, pero sigo creyendo en las categorías biológicas y no en la sociológicas. No creo que tú tengas que organizar la sociedad en torno a los sentimientos de las personas, sino en torno a las categorías que son observables. Y en ese sentido, probablemente tengo una cercanía más grande con Milei que la que tendría en algunas materias con Trump, que gran parte de su vida fue demócrata y no republicano.
—¿Cree que la distinción entre lo biológico y lo sociológico todavía le hace sentido a la sociedad?
—Yo creo que sí. Es cosa de preguntarle a cualquier persona que no haya estado influenciado durante cinco o seis años en una facultad de humanidades qué es un hombre o qué es una mujer. Te van a responder de inmediato sin usar un argumento circular. Mientras que muchos de los que pasaron por la universidad van a empezar a recurrir a argumentos circulares en razón de no querer ofender a nadie.