Alimentación universitarios ¿cómo influye en su salud y rendimiento académico?

El paso de la educación escolar a la educación superior implica una serie de cambios para los jóvenes, entre ellos el avanzar a un desarrollo más individual y autorregulado, como el definir qué y cuándo comer. Etapa en donde se establecerán comportamientos y hábitos cruciales para toda la vida.

“En el colegio uno comía lo que te mandaban de la casa, pero en la educación superior uno decide. Entonces, si empiezan a tomar malas decisiones probablemente van a mantener estos malos hábitos alimentarios durante toda la vida, por lo que es importante intervenir en esta etapa”, indicó Samuel Durán, investigador y director del Magíster en Nutrición en Salud Pública de la Universidad San Sebastián (USS), además, de miembro del directorio de la Sociedad Chilena de Nutrición.

Un estudio multicéntrico aplicado a más de 5 mil universitarios latinoamericanos reconoció que un 84% de ellos no cumple con las recomendaciones nutricionales en cuanto a la ingesta de alimentos.

Según el nutricionista, los adolescentes o adultos jóvenes necesitan energía sobre las dos mil calorías, a excepción de quienes practiquen algún deporte pues ellos necesitan entre 2.200 y 2.500 calorías. Si la ingesta es mayor a lo que se requiere, y se aumenta el índice de masa corporal (IMC) a rangos de sobrepeso y obesidad, se corre el riesgo del desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Impacto cognitivo

Respecto a la ingesta adecuada de calorías, y pensando en un adecuado rendimiento cognitivo, el experto recomendó consumir “dos o tres veces a la semana pescado, idealmente no frito; dos o tres porciones de lácteos al día (puede ser yogurt, queso o leche); al menos tres porciones de fruta y dos de verduras; y comer legumbres dos o tres veces a la semana como mínimo”.

Agregó que “el estudiante necesita dormir adecuadamente unas 8 horas diarias porque durante el sueño se fija lo que uno aprende. También es importante la actividad física y más relevante aún tomar desayuno. Entonces si el estudiante come mal, duerme poco y come menos alimentos saludables, peor será su rendimiento académico”.

Otro ítem importante en la alimentación es evitar consumir los cereales y harinas refinadas con los cereales procesados, el pan y el arroz blancos, y preferir estos alimentos en su versión integral.

Consumo de alcohol

En esta etapa de la vida, se suma a la dieta de algunos estudiantes el consumo de alcohol y de bebidas energéticas, un fenómeno nuevo que se ha dado entre los jóvenes para mantenerse despiertos, pero que tiene consecuencias en la salud.

“Hay un consumo exagerado de bebida energética que tiene alto riesgos de enfermedades cardiovasculares, como un infarto o el aumento de la presión arterial, por los altos niveles de cafeína que contienen”, detalló.

A su vez, entre la vorágine del día a día y el no saber cocinar, los jóvenes prefieren consumir comidas preparadas muchas de ellas con un alto contenido de grasas, sal y azúcares, las cuales son muy fáciles de encontrar, son más baratas y rápidas de consumir.

“Los completos, hamburguesas, sopaipillas, wraps y handrolls, entre otros, son alimentos ricos en grasa, que contienen una gran cantidad de sodio y que muchas veces su preparación (cuando se trata de comida callejera o al paso) no asegura el cumplimiento de los estándares alimentarios lo que implica un riesgo”, explicó Samuel Durán.

Dietas veganas y vegetarianas

Cada vez son más las personas que se han sumado a las dietas vegetarianas y veganas, sobre todo en la población juvenil, la cual resulta positiva pues incentivan a un mayor consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.

Sin embargo, “si esta dieta significa que el estudiante se está cocinando y preparando comida saludable es súper bueno, pero hay una tendencia importante del mercado de ofrecer productos vegetarianos o veganos no saludables, porque son ultraprocesados”.

Además, el especialista indicó que “una dieta vegana bien llevada es fantástica para la salud, pero tienen que visitar a un nutricionista que esté especializado en este tipo de alimentación para evitar deficiencias de nutrientes especialmente de yodo y de vitamina B12”, concluyó.