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Actualizado el 23 de Octubre de 2024

El desafío de jugar de forma responsable: cómo identificar excesos y recuperar el control

Este trastorno puede devastar vidas, afectando no solo la salud mental y financiera de quienes la padecen, sino también sus relaciones personales y laborales.

Por Redacción
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El juego, una actividad que para muchos es una forma de entretenimiento ocasional, puede convertirse en una adicción devastadora para otros. La ludopatía, también conocida como adicción al juego o juego patológico, es un trastorno complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo, sin distinción de edad, género o estatus socioeconómico.

La ludopatía es una adicción que atraviesa varias fases y puede afectar gravemente diversos aspectos de la vida. Identificar las señales tempranas es clave para prevenir problemas emocionales, familiares, laborales, sociales, legales y económicos que esta adicción generar

Sin embargo, expertos coinciden en que la recuperación es posible. Con distintas estrategias, es posible superar la adicción y avanzar hacia una vida libre de juego, comenzando por reconocer el problema e incorporando cambios significativos en la rutina diaria.

Definiciones y fases

La ludopatía, también conocida como adicción al juego o juego patológico, es un trastorno mental reconocido que se caracteriza por un comportamiento compulsivo hacia los juegos de azar. Esta condición afecta significativamente la vida del individuo en múltiples aspectos, incluyendo su salud mental, relaciones personales y situación financiera.

La fase de ganancia representa el inicio común de la ludopatía. Durante este periodo, suelen ocurrir una serie de victorias, incluida una “gran ganancia” que intensifica la participación en el juego. En esta fase, destacan varias características. Se observa un optimismo desmedido, ya que el jugador desarrolla una confianza excesiva en su capacidad para seguir ganando. 

También se produce un aumento progresivo en las apuestas, impulsado por cada victoria, lo que lleva a un incremento constante en las cantidades apostadas. Además, se generan fantasías de éxito continuo, alimentadas por la creencia de poder mantener una racha ganadora indefinidamente.  Este conjunto de factores refuerza el comportamiento de riesgo en el juego, creando una percepción distorsionada de control y habilidad.

Tras la fase inicial de ganancias, inevitablemente llega un período de pérdidas. Esta etapa es crucial en el desarrollo de la adicción, ya que el jugador comienza a experimentar las consecuencias negativas de su comportamiento.

Por ejemplo, una persona de un trabajo tradicional, de 35 años, gana 5 millones de pesos en su primera visita a un casino. Esta experiencia le genera una falsa sensación de habilidad y suerte, llevándolo a visitar el casino con mayor frecuencia y a apostar en mayores cantidades.

Tras la fase inicial de ganancias, llega inevitablemente un período de pérdidas que marca un momento clave en el desarrollo de la adicción. En esta etapa, el jugador comienza a enfrentar las consecuencias negativas de su comportamiento. La persecución de las pérdidas se convierte en una constante, con un aumento tanto en la frecuencia como en el monto de las apuestas, en un intento desesperado por recuperar el dinero perdido. 

A su vez, el jugador recurre a mentiras y al ocultamiento, engañando a familiares y amigos sobre el tiempo y dinero que está dedicando al juego. Además, el juego empieza a interferir con las responsabilidades cotidianas, afectando el trabajo, la familia y otras obligaciones.

Tomando el ejemplo anterior, la persona comienza a perder dinero constantemente. En lugar de detenerse, aumenta sus apuestas con la esperanza de recuperar lo perdido. Empieza a llegar tarde al trabajo y miente a su esposa sobre dónde ha estado.

Desesperación

La etapa de desesperación es la más crítica en la evolución de la ludopatía, donde el comportamiento adictivo alcanza su máxima intensidad y las consecuencias se vuelven extremadamente graves. En este punto, el jugador suele enfrentar un colapso financiero, con deudas significativas que lo llevan al borde de la ruina económica. 

A medida que la adicción avanza, se produce un distanciamiento social, alejándose de amigos y familiares en un intento por ocultar el problema. También pueden surgir comportamientos ilegales, como el fraude o el robo, para financiar el hábito de juego. Además, el deterioro de la salud mental se vuelve evidente, con síntomas de depresión, ansiedad y, en los casos más extremos, pensamientos suicidas.

En esta fase, siguiendo con el ejemplo, la persona podría haber agotado sus ahorros, pedido préstamos que no puede pagar y considerado robar dinero de su trabajo. Su matrimonio está al borde del colapso y sufre de insomnio y ataques de pánico frecuentes.

La ludopatía es una enfermedad progresiva. Aunque no todos los jugadores patológicos experimentan estas fases de manera idéntica o en el mismo orden, este modelo proporciona una visión general de cómo la adicción al juego puede desarrollarse y empeorar con el tiempo si no se busca ayuda.

Cómo saber cuando eres adicto

Reconocer los síntomas de la ludopatía es crucial para abordar el problema a tiempo. Por ejemplo, los cambios de humor frecuentes son comunes en una persona con ludopatía, especialmente cuando no puede jugar. La irritabilidad es un síntoma habitual que se manifiesta de diversas maneras. 

Puede enfadarse fácilmente si se le interrumpe mientras está jugando o cuando se le menciona el tema del juego. A menudo, muestra hostilidad hacia quienes critican su comportamiento y tiene dificultades para controlar su temperamento en situaciones cotidianas, reflejando el impacto emocional de la adicción.

La ansiedad es otro indicador importante de la adicción al juego. Por ejemplo, la sudoración excesiva, especialmente en las palmas de las manos, es un síntoma común que se manifiesta en situaciones relacionadas con el juego. A esto se suma la taquicardia, un aumento del ritmo cardíaco que también se presenta en contextos vinculados a la adicción. 

Los temblores, mayormente en las manos pero que pueden afectar todo el cuerpo, son otra señal física. Además, las personas suelen experimentar náuseas, una sensación de malestar estomacal que surge particularmente antes de jugar.

La inquietud o nerviosismo es constante, sobre todo cuando no se puede acceder al juego. Esto va acompañado de una dificultad para concentrarse en tareas cotidianas, ya que los pensamientos sobre el juego ocupan la mente. Los problemas de sueño, como el insomnio o el sueño interrumpido, también son comunes, debido a la preocupación constante por el juego. Finalmente, los pensamientos sobre el juego se vuelven obsesivos, ya sea recordando experiencias pasadas o planificando la próxima sesión.

Los pensamientos obsesivos sobre el juego son una señal clara de adicción. La persona piensa constantemente en experiencias pasadas de juego y planifica continuamente la próxima sesión de juego. Tiene dificultades para concentrarse en el trabajo o estudios debido a estos pensamientos.

Falta de control

Un jugador adicto a menudo pierde la capacidad de evaluar objetivamente el impacto de su comportamiento. Aunque enfrenta consecuencias financieras negativas, continúa jugando sin detenerse a considerar el daño que esto causa. A medida que la adicción avanza, también descuida responsabilidades familiares y laborales, priorizando el tiempo dedicado al juego por sobre cualquier otra obligación. 

Cuando otras personas señalan los problemas causados por su comportamiento, tiende a minimizarlos o negarlos por completo, dificultando aún más la intervención temprana.

Una señal de alerta importante es la tendencia a pedir préstamos con frecuencia. Un jugador en esta situación suele solicitar dinero a familiares y amigos, utilizando excusas diversas para justificar sus necesidades. Además, puede llevar sus tarjetas de crédito al límite o recurrir a préstamos bancarios para financiar su hábito. En algunos casos, llega incluso a vender objetos personales o familiares para conseguir más dinero y continuar apostando.

Entre las señales financieras que deben encender alarmas, se incluye la realización de retiros frecuentes en cajeros cercanos a casinos o locales de apuestas, lo que sugiere una necesidad constante de efectivo en estos lugares. También es común observar pequeñas pero constantes transferencias a sitios de juego online en los extractos bancarios, como cantidades de 10 o 20 mil pesos que se van acumulando rápidamente. Cuando se le cuestiona sobre temas financieros, sus explicaciones a menudo no concuerdan con la realidad. Puede alegar haber gastado una pequeña suma en un restaurante, cuando en realidad el recibo muestra un monto mucho mayor, o decir que ha recibido una bonificación en el trabajo que no es tal.

Estos comportamientos no prueban de manera concluyente una adicción al juego, pero sí son señales que merecen atención. Si se detectan, es importante abordar el tema abiertamente con la persona afectada para intentar intervenir a tiempo.

Los riesgos

La adicción al juego puede tener consecuencias devastadoras en múltiples aspectos de la vida. Es crucial entender estos riesgos para motivar la búsqueda de ayuda y la recuperación.

Los problemas emocionales derivados de la ludopatía se manifiestan con frecuencia en forma de depresión y ansiedad. La persona puede experimentar una baja autoestima y sentir una profunda culpa y vergüenza por su comportamiento, lo que en casos graves puede llevar a pensamientos suicidas. Estos sentimientos afectan de manera directa la estabilidad emocional, generando una espiral de deterioro mental.

En el ámbito familiar, la ludopatía provoca una pérdida de confianza en las relaciones más cercanas, ya que el jugador suele ocultar su adicción a través de mentiras y secretos. La negligencia de responsabilidades familiares es común, y los problemas financieros causados por el juego terminan afectando a toda la familia, creando un ambiente de conflicto y tensión.

En el plano laboral, la adicción al juego puede reducir la productividad y generar absentismo frecuente. Además, algunos empleados recurren al uso indebido de los recursos de la empresa para financiar su adicción, lo que aumenta el riesgo de despido o la pérdida del empleo. Este impacto en el trabajo agrava la situación financiera, generando mayores dificultades.

Los problemas sociales también son notables. A medida que la ludopatía avanza, el jugador tiende a aislarse de amigos y familiares, perdiendo interés en actividades sociales que antes disfrutaba. Además, la adicción dificulta la capacidad de mantener relaciones saludables y suele conllevar una estigmatización social, afectando gravemente su entorno.

En el ámbito legal y económico, la acumulación de deudas significativas se vuelve inevitable. El riesgo de bancarrota personal aumenta, y en algunos casos, el jugador recurre a actividades ilegales, como el fraude o el robo, para conseguir dinero. Esto puede llevar a problemas legales, incluyendo arrestos y juicios, lo que agrava aún más las consecuencias de su adicción.

Reconoce los problemas

La ludopatía puede desencadenar o agravar diversos trastornos emocionales. Uno de los principales es la depresión, que surge debido a los altibajos emocionales que se experimentan con las ganancias y pérdidas en el juego, lo que puede llevar a una depresión severa. Además, el estrés constante provocado por las deudas y el esfuerzo por ocultar la adicción genera altos niveles de ansiedad, afectando gravemente el bienestar mental. Las pérdidas repetidas y la sensación de falta de control terminan erosionando la autoestima, provocando una baja confianza en uno mismo.

En el ámbito familiar, la adicción al juego desestabiliza la dinámica familiar. La confianza se ve profundamente afectada por las mentiras constantes sobre el juego y la situación financiera, destruyendo los lazos de confianza. Además, el jugador tiende a descuidar sus responsabilidades familiares, ya que el tiempo y los recursos dedicados al juego privan a sus seres queridos de la atención necesaria. Esto, sumado a las deudas, puede llevar a la familia a enfrentar tensiones financieras que desestabilizan su situación económica. El secretismo y la negación generan problemas de comunicación, impidiendo un diálogo abierto y honesto.

La ludopatía también impacta en el desempeño y la estabilidad laboral. Las consecuencias son graves y afectan distintos aspectos del trabajo. El rendimiento se ve afectado, con una disminución de hasta un 70% en la productividad, lo que impacta la capacidad del jugador para cumplir con sus responsabilidades. Las relaciones con colegas sufren un deterioro, ya que los préstamos no pagados y el comportamiento errático generan tensiones en el ambiente laboral. Esta situación repercute en las oportunidades de ascenso, por la falta de confianza.

Además, la estabilidad laboral corre un alto riesgo, ya que el jugador puede enfrentar un despido o verse obligado a renunciar debido a las constantes dificultades para mantener un comportamiento adecuado. La preocupación por el juego afecta la concentración y la eficiencia. Los jugadores pueden faltar al trabajo para jugar o recuperarse de sesiones prolongadas. Algunos pueden malversar fondos o utilizar equipos de la empresa para jugar.

La adicción al juego puede provocar aislamiento social y deterioro en relaciones importantes. El jugador tiende a alejarse de amigos y familiares, buscando ocultar su adicción. Este distanciamiento se acompaña de una pérdida de interés en actividades sociales, donde el juego se convierte en la prioridad. La falta de confianza y los problemas financieros complican mantener relaciones personales saludables, y el jugador puede enfrentar estigmatización, juicios y rechazo social al revelarse su adicción.

Las consecuencias legales y económicas son igualmente graves. Muchos jugadores acumulan deudas abrumadoras que resultan imposibles de pagar con sus ingresos normales, lo que puede llevar a la bancarrota personal. Algunos recurren a actividades ilegales como el fraude o el robo para financiar su adicción, lo que puede resultar en problemas legales serios, incluyendo arrestos. Las consecuencias legales pueden incluir embargos de propiedades y cuentas bancarias, desahucios por falta de pago y demandas por deudas. Asimismo, los antecedentes penales dificultan futuras oportunidades de empleo.

Estos riesgos no son mutuamente excluyentes; a menudo se interrelacionan, creando un ciclo destructivo. Por ejemplo, los problemas emocionales pueden llevar a problemas laborales, lo que exacerba los problemas económicos, generando más estrés emocional. Reconocer estos riesgos es el primer paso para buscar ayuda y comenzar el proceso de recuperación.

Consejos para dejar la adicción al juego

Superar la ludopatía es un desafío, pero con determinación y las estrategias adecuadas, es posible. El primer paso crucial es admitir que se tiene un problema con el juego. Ser honesto sobre el impacto negativo que el juego ha tenido en la vida es esencial. Hablar abiertamente con alguien de confianza sobre la situación es una buena práctica. Una buena opción es escribir una lista de las consecuencias negativas que el juego ha tenido en la vida.

Tomar el control de las finanzas es fundamental para superar la adicción. Una estrategia efectiva es usar solo efectivo, ya que esto limita los gastos y evita compras impulsivas. Otra opción es la autoexclusión bancaria, que impide solicitar préstamos o créditos fácilmente. Además, es recomendable elaborar un presupuesto detallado, lo que ayuda a visualizar y controlar todos los gastos. También se puede considerar una cuenta conjunta.

Mantenerse alejado de situaciones que puedan desencadenar el deseo de jugar es crucial. Es importante identificar y evitar rutas que pasen cerca de casinos o casas de apuestas. Desinstalar las apps y bloquear los sitios relacionados es fundamental. Se debe ser consciente de la proliferación de opciones de juego en línea. Existen numerosos sitios que ofrecen casinos en línea. Si bien pueden parecer útiles para quienes juegan de forma recreativa, para alguien luchando contra la ludopatía, incluso los sitios más fiables y regulados pueden representar un riesgo. Si decides jugar, es esencial elegir los mejores casinos online en España confiables que promuevan el juego responsable y ofrezcan información sobre los riesgos asociados. 

Buscar y aprovechar el apoyo profesional es fundamental. Contactar con un terapeuta especializado en adicciones o unirse a grupos de apoyo es recomendable. Si se siente que la adicción es severa, considerar programas intensivos puede ser una buena opción. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser particularmente efectiva para la ludopatía.

Distanciarse de influencias negativas es esencial. Rodearse de personas que apoyen la recuperación es crucial. Comunicar la decisión de dejar el juego al círculo social y buscar nuevas amistades en entornos saludables, como grupos de deporte, puede ser beneficioso.

Desarrollar nuevos intereses y pasatiempos es fundamental. Reemplazar el juego con actividades saludables es esencial. Explorar hobbies o retomar aficiones que se habían abandonado es recomendable. La práctica regular de deportes o actividades físicas no solo mantendrá ocupado, sino que también mejorará la salud física y mental. Considerar aprender nuevas habilidades o inscribirse en cursos de interés puede ser útil.

Aprender técnicas para manejar el estrés es vital. El estrés puede ser un desencadenante del juego compulsivo. Integrar en la rutina diaria técnicas como la meditación o el yoga, establecer una rutina de ejercicio regular y mejorar los hábitos de sueño es aconsejable.

Mantener la perseverancia y celebrar los logros es importante. Recordar que la recuperación es un proceso es esencial. Establecer metas pequeñas y alcanzables, llevar un diario del progreso y celebrar cada día sin jugar como una victoria son pasos recomendables. La recuperación es posible, y cada pequeño paso cuenta en el camino hacia una vida libre de juego.

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