El siguiente nivel de Javiera Mena
Nitidez, adjetivo que define su propuesta, cuyos inicios se remontan hacia fines del siglo pasado cuando aún sin disco debut realizaba tocatas con un par de instrumentos y un computador.
De la independencia a una gran multinacional, del nicho a la masividad, de otra era a un espejo brillante reflectado frente a un Teatro Caupolicán a tablero vuelto; publico testigo de la presentación oficial del cuarto disco de Javiera Mena, Espejo (2018), pero también de un show que deja ver el nuevo pedestal que sostiene a la chilena que se caracteriza por un sonido plagado de sintetizadores cristalinos y nítidos.
Nitidez, adjetivo que define su propuesta, cuyos inicios se remontan hacia fines del siglo pasado cuando aún sin disco debut realizaba tocatas con un par de instrumentos y un computador. Vestida con un traje rojo de vinilo textil, estilo futurista y espacial; la hija de la tecnología inició su show a la hora programada con “Cerca”, “Alma” y “Dentro de ti”, ésta última rompió el hielo de una audiencia fiel que ni se percató de las fallas del micrófono.
Luego, con “Intuición” llegaron los globos y se armó la fiesta con los coros y percusiones centroamericanas que caracterizan la mencionada canción. El setlist estuvo marcado por el último lanzamiento, pero también hubo espacio para éxitos de sus tres discos anteriores como “Primera estrella”, acompañada por visuales de una pareja fundiéndose en caricias y un beso eterno; al igual que en “Cuando no la esperas”, el momento íntimo de la noche escoltado con imágenes de la solista besando a la cámara maquillada con labios rojo carmesí.
Después del cambio de vestuario, llegó el momento de las versiones; primero con “Yo no te pido la luna” de Daniela Romo —cuyo audio estaba desfasado con las visuales— y luego, como gesto de levantamiento de su bandera por las libertades sexuales, interpretó una emotiva versión de “Mujer contra Mujer” de Mecano. También hubo invitados como Gepe con “Sol de invierno”, el single incluido en Panorama Neutral, el recopilatorio del sello independiente Quemasucabeza en el 2005 y Benito Cerati con una frágil y sensible interpretación de “Cámara lenta” de su disco debut, Esquemas Juveniles (2006).
Con un show que duró aproximadamente dos horas, la mujer tras “Espada” deja ver que ha sabido mantener su identidad a través del tiempo, siempre ligada al electropop y a la autogestión, hasta ahora que con esta cuarta entrega pasó a ser parte del catálogo de Sony Music. Toda una nueva tribuna comercial.
Que tiene un buen equipo de producción, es verdad. Que la venden bien, eso también es cierto, pero no por eso hay que dejar de aceptar que aquí hay trabajo y perfeccionamiento, especialmente en su calidad interpretativa. Aún hay momentos en que desafina pero la mayoría del concierto se escucha clara y sí, afinada. Eso hay que reconocerlo.
Javiera Mena pavimentó un camino desde una vereda muy difícil, elementos como la independencia musical; ser mujer, libre sexualmente, en un mundo que hace diez años era completamente distinto al actual, son elementos que supo sacar de la autopista para llegar a un siguiente nivel que la tiene hoy secundada por grandes músicos y abarrotando coliseos. Eso también hay que reconocerlo.