
“He defendido siempre y sigo defendiendo los derechos de las mujeres y su dignidad rechazando todo tipo de violencia y abuso, lo cual considero vital para la construcción de una sociedad más justa, por eso no puedo aceptar que bajo el alero de esta causa necesaria se arrimen hombres y mujeres que faltan a la verdad. Dañan brutalmente, no sólo la honra de personas de manera irreversible, si no también la posibilidad de cambio a una sociedad en donde el respeto prime por sobre el abuso. Faltando a la verdad debilitan la credibilidad de tantas mujeres que sí han sido víctimas de abusos reales y eso es imperdonable.
Vivimos tiempos en donde la presunción de inocencia no está garantizada como derecho, tiempos de inmediatez, que sólo es capaz de visiones polares y donde cualquiera tiene la libertad de decir lo que quiera sobre un otro sin importar realmente si es verdad o es mentira. Esto ha llegado demasiado lejos y hoy no puedo aceptar que un abogado inescrupuloso, sin ningún antecedente y faltando a toda ética profesional, me vincule a mí y a mi marido como cómplices de abusos. ¿Con qué derecho y con qué pruebas el señor Hermosilla nos señala como encubridores? Si tiene un solo antecedente serio en contra de mi marido o mío, le exijo que lo denuncie ante tribunales. No me quedaré de brazos cruzados porque no voy a contribuir a una sociedad donde las mentiras oportunistas quedan impunes.
Jamás he aceptado, como les consta a todos con quienes he trabajado directamente, un maltrato a mí o a mis compañeros, menos un abuso de connotación sexual o laboral, siempre he actuado en consecuencia. No se combate la violencia, ni se lucha por la dignidad de las mujeres faltando a la verdad.
Sólo espero impere la verdad en un juicio justo, aunque vaya contra la corriente del prejuicio predominante”.