
El socio de Valtin Capital, Hermann González, conoce de cerca la salud fiscal de Chile. Fue economista de la División de Estudios del Banco Central de Chile y, entre 2012 y 2013, coordinador macroeconómico del Departamento de Estudios de la Dirección de Presupuestos. En el sector público, también ocupó el puesto de jefe de asesores y coordinador macroeconómico del Ministerio de Hacienda (2018-2020).
Actualmente es vicepresidente del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) sabe que el país atraviesa una incertidumbre tras el escenario al que se enfrenta con las medidas del gobierno norteamericano.
Un impacto externo que pilla a Chile en un momento fiscal delicado: con altos niveles de endeudamiento versus el PIB y la incertidumbre de si se podrá retomar la senda de crecimiento.
Asegura que debe haber una mirada urgente hacia una mayor eficiencia del Estado y ser extremadamente cuidadosos con la trayectoria fiscal, pues la exposición a un shock externo puede dejar a la economía local más vulnerable.
– ¿Cómo se resume la situación financiera de Chile frente a la incertidumbre internacional?
– Lo que está sucediendo desde hace varios años es que el nivel de gasto fiscal supera la capacidad del país, generando déficits, lo que ha llevado al aumento de la deuda pública, que pasó de un 4% del PIB en 2007 a un 42% del PIB en 2024. Hemos utilizado buena parte de los fondos soberanos y existen muchas presiones fiscales hacia el futuro. En los últimos años, hemos tenido déficits fiscales del orden del 3% en años sin crisis económica. Sabemos que el país tiene muchas necesidades, y no es fácil recomendar un ajuste en el gasto porque es una ecuación difícil de resolver.
– ¿Dónde está el espacio para recortar el gasto público?
– Si se piensa en el número de ministerios, por ejemplo, han crecido de manera inorgánica. Podría evaluarse cómo ganar eficiencia en el sector público. Se podría considerar fusionar ministerios, subsecretarías o reducir el tamaño del Estado sin recortar programas sociales. Falta una reforma en el Estado que permita ganar eficiencia.

– ¿Cree que las personas perciben estos desequilibrios?
– Se percibe un malestar por un Estado que crece, pero no responde adecuadamente a las necesidades de la población. El tamaño del gasto público anual es cercano a los US$ 90.000 millones, y crece cada año, pero la percepción ciudadana es que no responde de forma adecuada. Un ejemplo claro es la salud, donde el gasto aumenta cada año, pero no se perciben mejoras.
– No sabiendo el camino que puede tomar la economía tras las medidas de Trump ¿cuál es la postura fiscal más responsable de Chile?
– En este escenario lo más responsable es que este año se cumpla la meta de balance estructural. Eso está por verse, porque las ultimas metas de Hacienda no la cumplen, pero el gobierno va a presentar una estrategia para lograrlo. Ese es el punto de partida, porque si partimos con déficit, ese déficit hay que financiarlo con deuda y si encima viene un shock externo va a ser más difícil.
– ¿Por qué es relevante que no se profundice el endeudamiento si se genera una crisis internacional?
– Ante una crisis, basado en las recomendaciones, tanto el Banco Central como el gobierno deben apoyar la economía. El Banco Central con una política monetaria más expansiva y el gobierno con una política fiscal más expansiva. Por lo tanto, en un escenario de riesgo, de recesión global se va a requerir aumentar el gasto público más allá de las metas fiscales y a diferencia del pasado en que podíamos financiar ese gasto con fondos soberanos, hoy la mayor parte recaería en deuda. No hay más ahorro y en un escenario de shock externo el financiamiento va a tener que venir de más deuda. Y cuando uno mira las proyecciones de Hacienda la deuda de Chile no sigue creciendo, pero eso no considera un shock externo.
– ¿Qué tan relevante es que Chile retome tasas de crecimiento más significativas?
Cuando la economía crece poco, como ha sucedido en la última década, se limita la capacidad fiscal para crear empleos, mejorar las remuneraciones y se convierte en un problema mayor. Resolverlo no es fácil ni de un día para otro. Se requiere mayor inversión privada, más participación laboral y mejorar la productividad. Debe haber una inversión en capital humano, y hay consenso en que la última reforma tributaria dejó el impuesto corporativo demasiado alto.
¿A qué riesgos se expone el país cuando no crece?
Chile asumió que el crecimiento estaba garantizado. Por ejemplo, se eliminó el DL600, que le daba certezas a la inversión extranjera, y se pensó que ya no era necesario. Después de eso, tuvimos el estallido social. Nos hemos ido quedando atrás frente a otros países más atractivos. Tenemos que salir a buscar inversión a nivel global y promover a Chile.
