Profesor de escuela rural con Excelencia Académica 2017: “Todo gira en torno a la ciudad. Si no es Santiago, no existe”
Cristián Contreras Navarrete, docente de la escuela rural Ranguel, estuvo siete meses sin sueldo y poniendo de su bolsillo para que el recinto pudiera funcionar. "El profe que trabaja en el campo es por pura vocación", asegura.
En Chile hay más de 3.200 escuelas rurales a lo largo del país, con cerca de 20 mil profesores trabajando en este nivel educativo. Pese a ello, sus necesidades no suelen aparecer en los anuncios públicos. Tampoco están en el programa de Gobierno.
Bien lo sabe el profesor Cristián Contreras Navarrete, docente de la escuela rural Ranguel, quien hace años intenta instalar esta problemática de manera esporádica en los medios de comunicación. La primera vez fue en 2013 por el resultado Simce de la escuela donde trabajaba, establecimiento que le adeudaba siete meses de sueldo.
“La prensa me conoció ese año cuando trabajé sin sueldo y es parte de mi vida”, cuenta Contreras a El Dínamo. Hoy la historia es distinta. La escuela rural Ranguel, dónde es director y uno de los dos profesores, fue destacada con la Excelencia Académica por parte del Mineduc este 2017, lo que se suma a resultados Simce sobre los 330 puntos y un premio Enlaces en mayo pasado por las clases innovadoras en matemáticas
Pero tal vez uno de los momentos más recordados del docente en su participación en la prensa fue cuando enfrentó al entonces candidato presidencial Manuel José Ossandón en el programa Aquí Está Chile. Contreras le preguntó sobre sus propuestas para la educación rural. La respuesta del senador fue lapidaria: “si quieres una lista de supermercado, te vas a ir decepcionado”.
“Yo fui en representación de las escuelas rurales para saber si había una propuesta. La respuesta que me dio no me la esperaba, pero también sé que la educación rural a nivel país no es un tema que se toque”, cuenta el profesor.
Para Contereras, el problema es que “todo gira en torno a la ciudad. Si no es Santiago, es Viña, si no es Viña, es Concepción. Más allá, no existe. Para mí Ossandón fue sincero, dijo que no había ninguna respuesta, que me decía la verdad, que no es un tema que le preocupe a los políticos”.
En esa línea, reconoce que el senador “fue bien duro. Me dijo que no es un tema que se toque, que se habla para las masas, para la educación secundaria, la universitaria, para las masas. Que las escuelas rurales no existen para los encargados de Educación”.
Para el profesor, este encuentro vino a reafirmar algo que experimentó en carne propia. En 2013, la sostenedora de la escuela en donde trabajaba murió y el establecimiento quedó en un verdadero limbo.
“Me tocó vivirla duro. Me tocó tirar la escuela para arriba sin sueldo y con un Ministerio que no hacía nada sabiendo todo el tema. Yo iba todos los viernes donde el Seremi a preguntarle qué pasaba, porque me iba a dejar sin escuela, ¿qué le podía importar a un ministro? Me sentí sólo durante seis meses… hasta que llegó la tele”, cuenta.
“Yo no entendí cómo podían dejar a la deriva a los niños. Ellos sólo vieron el daño político cuando aparecieron en los medios. Nunca vieron el fondo. Yo no lo hice para destruir a figuras pública, sino para sacar adelante a los niños, pero parece que no se entendió ni aquí ni en Santiago. Me condecoraron, pero qué pasó: se cerró la escuela”, relata Contreras.
Si bien hoy la situación cambió, reconoce que aun hay problemas de fondo que son trasversales a todas las escuelas rurales del país. “Aquí en el campo no tengo prekínder o kínder. Aquí todos entran en primero básico sin saber nada y la prueba Simce es para todas las misma. Aquí todos corremos con desventaja. En las ciudades saben las vocales, los números, acá no. Es un doble trabajo que hay que hacer. Cuando en Santiago enseñan a leer, aquí estamos con las manitos aprendiendo números con los niños”, explica.
“La educación rural es hermosa. El profe que trabaja en el campo es por pura vocación. Viaja todos los días, no ve a su familia, se queda a dormir. Uno a veces usa recursos propios para mantener bien la escuela. Hay una entrega, una pasión, que no siempre tiene apoyo de las políticas públicas. Por ejemplo, enseñamos a todos en una sola sala de clases y la gente puede decir ‘a pero con 14 niños quien no saca un Simce bueno’, pero claro, hay que enseñar a esos 14 niños de todos los cursos. La gente habla y desconoce de la educación rural”, agrega Contreras.
Si pudiera hablar con el ministro de Educación, Gerardo Varela, o el mismo Presidente Sebastián Piñera, el profesor no duda en decir que “le diría que nos ayudara. Las escuelas rurales son parte de la educación. En la comuna de Hualqui sube sus puntajes no por los colegios urbanos, sino por las escuelas rurales porque los puntajes se suman. Eso no se sabe”.
“No somos dos ni tres escuelas. Estamos en el norte, en el desierto, en el sur, en el campo. Hay mucho desconocimiento. Si no es Santiago, pareciera que no existiéramos. Ojalá el nuevo Gobierno se preocupe de las escuelas rurales, que sepan que se hace un buen trabajo. Lo que pasa es que no nos toman en cuenta, de repente estamos muy lejanos…”, concluye.