Inauguran Centro de Aprendizaje en campamento Nueva Sinaí de Viña del Mar
Desde su lanzamiento, el programa “Techo para Aprender” que impulsan TECHO-Chile y Santander ha beneficiado a más de 1.500 niños, niñas y adolescentes con treinta centros en más de nueve regiones a lo largo del país.
Con el propósito de brindar un lugar para que más de 80 menores de edad realicen actividades lúdicas que contribuyan en su aprendizaje y desarrollo socioemocional, se inauguró el Centro de Aprendizaje número 30 del programa “Techo para Aprender” (TPA), que desde 2018 llevan adelante TECHO Chile y Banco Santander a lo largo del país.
Este nuevo centro se ubica en el campamento Nueva Sinaí de Viña del Mar y, al igual que los demás que existen en el país, este cuenta con la infraestructura y materiales necesarios para que se ejecuten distintas iniciativas educativas y son los vecinos y vecinas de la comunidad -denominados gestores educativos- los responsables de impulsar y mantener este programa, siendo acompañados durante este proceso por voluntarios del área de educación de TECHO-Chile.
Según el Catastro Nacional de Campamentos 2020-2021 de Techo-Chile y Fundación Vivienda, en Chile existen cerca de 82 mil las familias viviendo en estos asentamientos -máximo histórico. Esto sumado a la crisis sanitaria originada por la pandemia, ha acrecentado la brecha educativa no solo por la falta de escuela, sino porque quienes tienen más recursos tuvieron formas de sobreponerse a este escenario, mientras que los con menos recursos no.
El Centro de Aprendizaje es un espacio que permite suplir en algo esa carencia, mediante puntos de impresión, formación de referentes educativos en la comunidad, espacio de aprendizaje en el mismo lugar, etc.
De acuerdo a los últimos datos de los campamentos con los que trabaja TECHO, 37% de sus habitantes son menores de 18 años y solo 72% asiste a un centro educacional. Por otro lado, 36% no ha finalizado su educación escolar. Además, de acuerdo con el último Catastro del MINVU (2019) el 30% de los niños y niñas de campamentos entre dos y cinco años no asiste al jardín. Finalmente, según los datos de las comunidades de TECHO, esto resulta en que más del 40% no ha terminado su educación escolar y hay un 7% de analfabetismo.
Berta Maureira y Katherine Alcalde -madre e hija- son parte del comité Nueva Sinaí y han estado implicadas en el proceso del TPA desde la postulación, para asumir el rol de gestoras educativas y trabajar directamente con los menores de edad de su comunidad. Berta tiene experiencias previas trabajando con infancia, lo que la ha motivado a participar de este espacio. Ambas esperan que el TPA sea un lugar donde los niños y niñas puedan desarrollarse de forma integral.
“Nuestra población tiene muchos niños. La mayoría de sus familias trabaja, por eso el TPA sería un buen recurso para que ellos puedan liberar sus mentes, que aprendan más, que desde chiquititos les estemos enseñando valores que de repente no se pueden enseñar en casa. Que puedan aprender a leer, a jugar, a compartir, a desarrollarse y a expresarse de cierta manera. Y muchas veces en sus casas no pueden”, aseguró Katherine Alcalde.
Por su lado, Berta Maureira, vicepresidenta del Comité Sinaí y ahora a cargo del Centro de Aprendizaje junto a Katherine, comentó que “me pone muy contenta saber que nuestros niños tendrán un espacio lindo, limpio, donde van a poder leer, jugar, compartir. Y nosotros también podremos enriquecernos con ellos, con lo que hacen, como ellos aprenden de nosotros. Nosotros podemos aprender de ellos”.
Las actividades que se desarrollan en el marco del TPA se basan en cuatro focos de trabajo: aprendizaje lúdico, fomento de la literatura infantil y juvenil, aprendizaje basado en proyectos y desarrollo sociodeportivo, los que abordan principalmente a través de metodologías grupales y participativas.
“Este programa emerge desde la necesidad de generar oportunidades de aprendizaje para los niños, niñas y adolescentes desde una perspectiva comunitaria, construyendo un espacio cercano, atractivo y adaptado para potenciar sus aprendizajes de forma lúdica y colectiva, y donde vecinos y vecinas tengan un rol protagónico en la organización y gestión de los TPA”, declaró Gabriela Quezada, directora de Programas Sociales de TECHO-Chile.
Añadió que el programa no solo ha tenido un impacto positivo en los menores que participan de sus actividades. “Los efectos positivos también se han reflejado en el fortalecimiento de la organización comunitaria, ya que vecinos y vecinas se movilizan en torno a un objetivo común: potenciar el desarrollo de sus niños y niñas”, afirmó.
Por parte de Banco Santander, el jefe de Banca Responsable y Sostenibilidad, Gonzalo Rodríguez, indicó que “estamos convencidos de que la educación es el principal motor de progreso de las personas. En este contexto, uno de nuestros principales proyectos junto a TECHO Chile son estos centros de aprendizaje, pues en estos espacios los niños y niñas pueden seguir desarrollándose, lo que es particularmente relevante para los sectores de la sociedad más excluidos que presentan brechas educativas”. El ejecutivo agregó que “estamos orgullosos de que los TPA puedan seguir extendiéndose por el país, pues refleja la importancia que estos espacios tienen para las comunidades”.
Desde 2018 se han habilitado 30 TPA en nueve regiones del país. Durante estos años, se han ejecutado programas como la Ludoteca, Rincón Lector, puntos de impresión y tutorías, beneficiando a más de 1.500 niños, niñas y adolescentes y capacitando a más de 130 gestores y gestoras.