Secciones
Entretención

El departamento en el que murió Philip Seymour Hoffman busca arrendatario

En el cuarto piso del número 35 de la calle Bethune, en un edificio construido en 1880 y rehabilitado en 1984, se alquila un amplio apartamento no apto para aprensivos y muy atractivo para los morbosos, pues allí perdió la vida el ganador del Óscar por “Capote” el pasado 2 de febrero.

El departamento en el que Philip Seymour Hoffman murió a causa de una sobredosis, en el barrio neoyorquino del West Village, vuelve a estar disponible en el mercado, y busca un inquilino que pague 10.500 dólares al mes, informó hoy el New York Post.

En el cuarto piso del número 35 de la calle Bethune, en un edificio construido en 1880 y rehabilitado en 1984, se alquila un amplio apartamento no apto para aprensivos y muy atractivo para los morbosos, pues allí perdió la vida el ganador del Óscar por “Capote” el pasado 2 de febrero.

Después de haber estado tomado por las autoridades hasta esclarecer las causas de su muerte y tras haber sido convenientemente desinfectado, el apartamento ha subido más de 500 dólares respecto al alquiler que pagaba Hoffman, que era de 9,995 dólares mensuales, según el rotativo.

Este loft, compuesto por dos habitaciones, dos baños y chimenea, con nueve ventanas al exterior, techos altos y suelos de roble, fue adonde el actor se trasladó después de que su pareja y madre de sus hijos, la diseñadora de vestuario Mimo O’Donnell, le pidiera que se alejara de la familia hasta que superara su adicción a la heroína.






El fútbol de antes: La copa gigante del 74 que todavía existe

El fútbol de antes: La copa gigante del 74 que todavía existe

En un nuevo capítulo de “El Fútbol de Antes”, recordamos el origen de la actual Copa Chile, allá por 1974. Con final entre Colo Colo y Wanderers y estreno del trofeo que se entrega hasta el día de hoy: de plata maciza, metro veinte de alto, ocho kilos de peso y un mapa del territorio chileno en cada una de sus caras de cobre, ónix y lápiz lázuli.

Felipe Bianchi

Buenistas

Buenistas

Y si además de honestos fuéramos elegantes y bondadosos, como propone Borges emocionado al caer en la cuenta de que la muerte ridiculiza cualquier pretensión de superioridad, pondríamos nuestra inteligencia al servicio de la razón, y no de nosotros mismos.

{title} Patricio Fernández