FOTOS | Así fue la multitudinaria despedida a Pedro Lemebel
Al grito de "Compañero Lemebel ¡presente! ¡Ahora y siempre!" y cubierto de pétalos, su féretro fue llevado al cementerio
Miles de personas despidieron hoy al escritor chileno Pedro Lemebel, primero en la Iglesia Recoleta Franciscana, donde sus restos fueron velados y después en el Cementerio Metropolitano.
Lemebel recibió varios honores en el interior del templo, hasta donde llegó la ministra de Cultura, Claudia Barattini, y la diputada comunista Karol Cariola.
A la salida de la iglesia flamearon decenas de banderas chilenas, del pueblo mapuche, de la comunidad gay y hasta una bandera de Cuba que portaba Víctor Hugo Robles, el ‘Che de los Gays’, reconocido activista del movimiento social chileno, que llevó la batuta de los gritos de los presentes: “Compañero Lemebel ¡presente! ¡Ahora y siempre!”.
Al ritmo de la música que interpretaba una banda de vecinos, familiares y amigos cargaron el féretro de Lemebel, quienes recorrieron algunas calles en la comuna de Recoleta, donde vivió el escritor.
Batucadas y bailes coloridos destacaron también en el recorrido mortuorio mientras el camino y el ataúd fue constantemente tapizado con pétalos de rosas que lanzaron las vendedoras de la Pérgola de las Flores.
Nacido en un barrio pobre de Santiago como Pedro Mardones Lemebel en 1952, el ganador del Premio Iberoamericano de las Letras “José Donoso” en 2013 por obras como “Loco Afán” (1996), “De Perlas y Cicatrices” (1998) y “Tengo miedo Torero” (2001), entre otras, murió este viernes a consecuencia de un cáncer de laringe que padecía desde hace varios años.
En 2012 fue sometido a una laringectomía, pero su salud no mejoró e incluso perdió el habla a causa del cáncer.
No obstante, hace pocos días y movilizado en una silla de ruedas, estuvo presente en la “Noche Macuca”, un homenaje a su obra que fue parte de las actividades del Festival de Teatro Santiago a Mil.
El escritor murió a los 62 años sin renunciar al discurso rebelde y contestatario que esgrimió desde antes de que sus crónicas asombraran por su audacia y lenguaje sin claudicaciones en defensa de los humildes y discriminados.