Isabel II fue protagonista del reinado más largo en la historia británica
La monarca fue coronada en 1953 en una gran ceremonia que tuvo la asistencia de jefes de Estado y representantes de las casas reales de Europa. Además, miles de personas siguieron la ceremonia por primera vez a través de la televisión.
Nacida en Londres, en 1926, Isabel Alejandra María Windsor fue coronada en 1953 después del fallecimiento de su padre, el rey Jorge VI. Isabel II del Reino Unido protagonizó el reinado más largo de la historia del país, pues en 2016 alcanzó y sobrepasó los 64 años de la “era victoriana”, de su tatarabuela, la reina Victoria I de Inglaterra (1837-1901).
La hija mayor de los duques de York y tercera nieta del rey Jorge V de Inglaterra, Isabel se convirtió en la heredera del trono cuando su padre fue coronado en 1936 con el nombre de Jorge VI, después de la abdicación de su hermano, Eduardo VIII. En marzo de 1945, un poco antes de que concluyera la Segunda Guerra Mundial, ingresó en el Servicio Auxiliar de Transporte.
En 1947, Isabel se casó con el teniente Felipe de Mountbatten, príncipe de Grecia y Dinamarca, conocido después de este enlace como Felipe de Edimburgo. Fruto de esta unión nacieron sus cuatro hijos: Carlos, príncipe de Gales y heredero del trono; la princesa Ana; Andrés, duque de York; y Eduardo, conde de Wessex. Desde muy joven, Isabel fue consiente de su papel y asumió con responsabilidad sus obligaciones de princesa heredera.
Cuando el rey Jorge VI falleció, en 1952, Isabel estaba en Kenia, entonces colonia británica. El día 2 de junio de 1953, Isabel II fue coronada reina del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en la antigua abadía de Westminster, en una gran ceremonia, a la que asistieron jefes de Estado y representantes de las casas reales de Europa. Además, miles de personas pudieron seguir por primera vez el momento a través de la televisión.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el papel de la monarquía británica se vio reducido y se volvió esencialmente simbólico. Respecto a las antiguas colonias, Isabel II buscó preservar el carácter unificador de la Commonwealth tras el proceso de descolonización, iniciado en los años 60. Así, viajó por todo el mundo como ningún otro monarca había hecho antes, estrechando vínculos con súbditos de las más diversas razas, creencias y culturas.
Escándalos familiares
Aunque Isabel II fuera una figura popular y de respecto, la reina no pudo evitar que los escándalos en la familia sacudieran las estructuras de la monarquía. El 1992, calificado por la soberana de (annus horribilis) fue un punto de inflexión al divulgarse las desavenencias conyugales de sus hijos. La separación de Andrés y Sarah Ferguson, las tensiones entre Carlos y Diana de Gales (quien era popularmente llamada de Lady Di) pasaron al dominio público. Además, se consumó el divorcio de la princesa Ana, quien ya estaba separada hace tres años de Mark Phillips.
La crisis en la monarquía británica siguió con problemas de gestión, debido a la reforma del Palacio de Windsor tras un incendio, y recrudeció con el divorcio del príncipe Carlos, en 1996, y muy especialmente tras el fallecimiento en un accidente automovilístico de su ex esposa, en 1997. Diana era alguien en quien el pueblo veía como una víctima del comportamiento adúltero de Carlos y de la insensibilidad de la familia real.
Las repercusiones de tales hechos hicieron que la opinión pública indujera a Isabel II a buscar nuevos caminos de acercamiento al pueblo y dedicó varios esfuerzos a ofrecer una imagen menos fría y protocolaria de la corona británica. Eso fue posible notar en las celebraciones de boda de oro de su matrimonio con el duque de Edimburgo, en octubre de 1997. En un discurso, la reina prometió abrir la monarquía a los ciudadanos.
Durante todo su reinado, Isabel II concedió pocas entrevistas, pero los pocos que la conocieron, señalan su alto sentido del deber y el apego a la tradición como principales rasgos de su carácter. Además, la monarca es una persona ordenada y práctica, le gustaban los juegos de salón y de rompecabezas. Pero su gran pasión eran los caballos y los perros.