¿Qué oculta Bachelet?
Es bueno recordar que generalmente los resultados de la encuesta Casen se dan a conocer a mediados de año, por lo que la promesa de la Presidenta Bachelet en el discurso del 21 de mayo de presentarla antes de fin del 2014 ya presentaba un retraso considerable para el estándar que estábamos acostumbrados. Promesa que, sabemos, no fue cumplida.
José Francisco Lagos es Presidente de la Fundación Chile Siempre
Bastante se ha comentado a raíz de una entrevista el domingo pasado a la Ministra de Desarrollo Social, Fernanda Villegas, en la que comentó en una analogía bastante particular el retraso de la encuesta Casen, pues su única respuesta fue: “Cada fruta tiene su punto y oportunidad de maduración”.
Es bueno recordar que generalmente los resultados de la encuesta Casen se dan a conocer a mediados de año, por lo que la promesa de la Presidenta Bachelet en el discurso del 21 de mayo de presentarla antes de fin del 2014 ya presentaba un retraso considerable para el estándar que estábamos acostumbrados. Promesa que, sabemos, no fue cumplida.
La relevancia de la encuesta Casen es que permite evaluar cuáles son las políticas públicas adecuadas para enfrentar la pobreza, cuáles han dado resultado y cuáles no, por lo que el retraso del conocimiento de estos resultados, reviste una nueva burla del gobierno a un sector de la población, ya fueron los emprendedores categorizados como “poderosos de siempre”, ya fueron los padres calificándolos de “arribistas”, hoy parece ser el turno de los más pobres.
La pregunta entonces parece ser: ¿Qué oculta Bachelet? ¿Qué espera para dar a conocer los resultados?
La respuesta más probable que se ha barajado es que lisa y llanamente los resultados no les convienen, y por eso no los dan a conocer. Esto se basa en los datos que el INE dio a conocer a partir de la encuesta NESI, donde indica entre otras cosas que en el gobierno anterior disminuyó la pobreza y la desigualdad, lo que es una buena noticia para Chile, pero parece no serlo para el gobierno. La razón principal de esos cambios fue el extraordinario acceso a los empleos que hubo en los últimos años.
Lo anterior sería un golpe para el gobierno, ya que el añejo discurso, con sus repeticiones y eslóganes, no daría el resultado esperado y la economía menos estatista y más libre daría mejores respuestas a uno de los principales problemas del país: la pobreza. Cuestión que, por lo demás, ha sido probado en distintas ocasiones en los lugares más diversos del mundo.
La famosa frase de Juan Pablo II en su visita a Chile en 1987, hoy hace más sentido que nunca: “Los pobres no pueden esperar”. Es que el retraso de esta encuesta significa en último término una vuelta a la espalda a los más vulnerables por parte del gobierno, ya que con un tema tan delicado se debe privilegiar los medios más efectivos para resolver el problema y no utilizar el imperativo moral de derrotar la pobreza en un fin electoral o ideológico. Se trata de un gran problema nacional, y no en un escenario más de las luchas partidistas.