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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

¿Es la transexualidad una enfermedad?

Luego de todos estos años de ejercicio clínico puedo decir que las personas transexuales no son enfermos mentales. No escuchan voces, no son sociópatas ni un peligro para la sociedad. Son personas como usted o como yo, que tienen conductas de género que nosotros consideramos que son de su sexo contrario pero finalmente, tienen todo el derecho de ejercer las conductas de género que le plazcan.

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Janet Noseda es Psicóloga. Magister en psicología clínica. Especialista en género y diversidad sexual.

La transexualidad sigue siendo considerada una enfermedad mental, siendo que en el manual diagnóstico y estadístico de enfermedades mentales, DSM V, aparece señalada como disforia de género, es decir, anormalidad en el desarrollo del género. Como Psicóloga que se dedica a atender a personas transexuales y transgéneras y que conoce las técnicas y estándares para establecer una enfermedad mental, luego de reflexionar bastante, me pregunto: ¿Es la transexualidad una enfermedad mental?

Comencemos por analizar los principales conceptos involucrados, como por ejemplo el de enfermedad mental. La mayor característica para definir una enfermedad mental es la incapacidad de adaptación a la sociedad. Entonces, ¿debemos adaptarnos a una sociedad enferma para ser considerados sanos? Me parece una gran paradoja. Esta definición de enfermedad mental ha afectado a diferentes personas a través de la historia. Gente que no se conformaba con la sociedad conservadora, mujeres, especialmente, que alzaban su voz o ejercían su sexualidad libremente. No olvidemos la enorme cantidad de mujeres encerradas en psiquiátricos diagnosticadas de histeria en la sociedad victoriana, palabra que aún permanece hasta nuestros días. “Histérica”, llamamos a una mujer que alza su voz, que reclama, que escandaliza, como si las mujeres debieran reprimir sus emociones siempre, so pena de ser histéricas.

Uno de los aspectos que en la Psicología y Psiquiatría se utilizan para evaluar normalidad o anormalidad, es el juicio de realidad y dentro de este aspecto, se mide la capacidad de la persona de adaptarse a las normas sociales, de vestir y actuar de acuerdo a su género y edad. Esto siempre me ha disgustado e intento no guiarme por ello, ¿adaptarse a las normas sociales?, ¿esas normas que dicen que las mujeres debemos actuar de forma femenina, vestir de determinada manera y actuar de acuerdo a lo que se supone dice la edad de nuestra fecha de nacimiento?, ¿y si no quiero?, ¿si quiero vestir con lo que quiera de mi armario y correr por la calle, feliz, saltando y dando brincos?, ¿por qué no puedo hacerlo?, ¿y si quisiera en la playa quitarme toda la ropa, correr libre por la arena, gritar de felicidad y dar brincos, contenta? De seguro llamarían a la policía y me llamarían loca. Sí, loca pero una loca feliz.

Con respecto al género, es una manera de atarnos a lo que se supone debemos actuar según los cánones sociales. Quienes nacimos con una vagina, deberemos actuar de forma delicada, ser pasivas en el sexo, maquillarnos, depilarnos, llevar pelo largo y ser madres. Quienes nacieron con un pene, deberán ser agresivos, jugar juegos de competencia como el fútbol, ser rudos, ser activos y penetrativos en el sexo y reprimir las emociones. Todas estas premisas y conductas a partir de la observación de un genital ¿Cómo puede ser entonces que exista un género anormal? Pues simple, o tienes las conductas que te dice la sociedad según tu género, o eres enfermo mental. Incluso, el manual diagnóstico y estadístico de enfermedades mentales señala como tratamiento a la transexualidad (desarrollo de género contrario a la norma) la cirugía de reasignación sexual. Es decir, la adaptación a lo que la sociedad dice que debes ser y a los genitales que debes tener según tus conductas. Esto es injusto, pues no hay una sola forma de ser transexual. Hay muchas formas de transexualidad y hay personas transexuales que no desean realizarse la cirugía de reasignación sexual. No quieren que les quiten sus genitales pero si no lo hacen, no pueden cambiar de sexo en su cédula de identidad y ello, por ejemplo, los deja fuera del ámbito laboral, sin más opción que la prostitución. A mí me llegan muchas personas transexuales derivada de médicos que alarmados, piden una evaluación psicológica, es decir, quieren saber si la persona está loca, ya que actúan de acuerdo al género contrario socialmente, se someten a terapia hormonal o a cirugías sexuales secundarias. Lo que esperan los médicos es que estas personas rechacen sus genitales y quieran “adaptarse”, creándose una vagina o un pene, según sus conductas. Esto es una paradoja. La misma APA, American Psychological Association, señala que la rigidez de género está asociada a mayor enfermedad mental y sufrimiento. Según esta premisa, los enfermos mentales seríamos nosotros, los atrapados en el género social.

Actualmente, diversas asociaciones están pidiendo a la APA sacar del manual diagnóstico y estadístico de enfermedades mentales sacar la transexualidad de este listado de enfermedades, lo cual me parece lo más lógico ¿Cómo patologizar el género, si éste es un constructo cultural? Usted puede verificarlo incluso en el diccionario. Género es la conducta que tiene un fuerte componente cultural de acuerdo a lo esperado según los genitales de la persona, ¿Cómo patologizar aquello que es cultural?, ¿usted es normal en esta cultura pero en otra es un enfermo mental?

He atendido por más de diez años a personas transexuales, muchas de ellas enviadas por médicos que me piden a mí que les diga cuál es el género de esa persona, siendo que es la persona quien debe señalar cuál es su género. Luego de todos estos años de ejercicio clínico puedo decir que las personas transexuales no son enfermos mentales. No escuchan voces, no son sociópatas ni un peligro para la sociedad. Son personas como usted o como yo, que tienen conductas de género que nosotros consideramos que son de su sexo contrario pero finalmente, tienen todo el derecho de ejercer las conductas de género que le plazcan ¿Quién soy yo, el médico o usted para decirles que conductas de género deben tener? Quisiera que de una vez por todas el sufrimiento de las personas transexuales terminara, que pudieran cambiar su sexo en la cédula de identidad sin pasar por evaluaciones psiquiátricas ni psicológicas, que pudieran tener papeles legales acordes a su identidad, que no fueran más humillados al mostrar su cédula de identidad ni discriminados para acceder a un trabajo.

La justicia para las personas transexuales en Chile está en el proyecto de ley de identidad de género, que gracias a Jacqueline Van Rysselberghe, se dilata en el Congreso, con argumentos tales como que los hombres gay se someterán a cirugía de reasignación sexual para casarse. Que absurdo más grande y que peligroso que quien preside la comisión donde se discute este proyecto, no pueda distinguir identidad de género de orientación sexual. Basta de patologizar a las personas transexuales, basta de tratarlos como enfermos mentales, basta de quererlos adaptar a la fuerza a lo que nosotros llamamos normalidad.

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