Masculinidad/es e iconos del pop
Uno de los preceptos y mandatos de la masculinidad/es – que es parte de la estructura de género en la sociedad-, en conjunto con la noción de la juventud/es, son el “aguante”, “la resistencia” y “ser duro como roble”.
Estos son referentes en la noción de la masculinidad tradicional se expresa de las más diversas maneras. Y quisiera plantear la posibilidad de pensar esto en el caso del artista PRINCE.
Mi pregunta sobre el reciente fallecimiento de PRINCE es el siguiente: ¿Finalmente sucumbió por esos preceptos y mandatos de la masculinidad? ¿O fue por otros motivos? La vida de extenuantes giras, sin dormir, ejercicio físico más allá de las posibilidades reales del cuerpo, todo esto inmerso en un contexto y mundo que está presionado por la maquinaria perversa de la industria cultural neoliberal ¿todo eso le pasó la cuenta a tan temprana edad y porqué?. Este caso nos sirve pensar, también más allá del mismo, cómo nos vinculamos, específicamente los varones, con nuestros cuerpos, en contextos de extractivismo subjetivo como el actual.
Tenemos el caso histórico de Elvis Presley, que también sufrió y consumió las drogas, pero más que culpar individualmente a la persona es tomar el caso para pensar lo sintomático de lo que estamos pensando, PRINCE, Elvis, James Dean, y/o otros, ciertamente son casos públicos y conocidos pero el punto es justamente que estos casos, para los sujetos masculinos, es un eje en la vida cotidiana. No mostrarse débiles y/o el aspecto sacrificial es un tema que conlleva a un proceso de autoflagelación que termina con la propia vida. Esto puede cada uno percibir en relatos de varones en los más diversos rubros, hasta en los considerados “más femeninos”.
Esto deja entrever la calidad de vida de los varones que seguimos esos preceptos y mandatos en desmedro de nuestra salud. Podemos, hasta cierta medida, tener estos casos para visibilizar ciertos aspectos del patriarcado que nos afecta a los sujetos masculinos, bio-hombres o varones. El punto es no solo pensar al respecto sino también actuar en función del cuerpo humano y lo que este nos está comunicando, y contradecir e ir a contrapelo de la norma social o demandas implícitas (en lo subjetivo, comunitario y social) entorno lo masculino.
Quizás una excepción sea, por ejemplo, STING o Rollings Stones quienes efectivamente están o gozan de una salud envidiable para ser artistas “de alto rendimiento”, y de larguísima trayectoria dentro de un rubro que exprime al sujeto. Ciertamente aquí se pudiera aludir a cierta resiliencia por parte de los sujetos pero eso nos ubica en el ámbito de lo individual y no nos deja ver necesariamente dentro el campo de lo cultural, o como esos sujetos – masculinos por cierto – actúan en tanto agentes de género, específicamente de masculinidad/es, en relación consigo mismo.
La identidad masculina tradicional, dice Benno de Keijzer, es un factor de riesgo para la salud, tanto mental como física, para el sujeto masculino, más aún cuando se sostiene en preceptos y mandatos de la masculinidad hegemónica como mencionamos al principio. Y estos casos públicos sirven para pensar justamente con la pregunta: ¿Cómo me vínculo con mi salud? Y ¿Cómo afecta eso a mi entorno?
Entre otras cosas, ese debería ser el debate social en que los varones nos hagamos no solo cargo de nosotros mismos sino para los demás (altruismo) pero primero debemos vernos como sujetos de género – punto al cual todavía falta mucho- y, segundo, debería haber un debate social-cultural que permita poner el tema de la/s masculinidades como punto de discusión en la palestra pública cuando se habla de género/s, políticas públicas, salud y salud mental.