La PSU versus los estudiantes de liceos técnicos
Toda esta injusticia es desencadenada porque existe un solo método de filtro. Si la PSU generara índices de información respecto del conocimiento de los estudiantes, entonces sería un Simce más. Pero la verdad es que la prueba de selección a la universidad demuestra que sólo una minoría tiene acceso a este nivel educativo. Lo convierte en un privilegio acorde a los recursos de cada uno.
Richards Becerra es Administrador de Negocios Internacionales de la Universidad de Valparaíso y estudiante del Diplomado de Liderazgo y Derechos Estudiantiles de la Cátedra Unesco.
Soy de una familia de cuatro integrantes. Trabajo desde los 13 años y bien agrandado me cambié solo a un colegio técnico profesional, sin permiso de nadie, porque unos amigos me comentaron que el colegio tenía excelencia académica y era una buena oportunidad para quienes no tienen recursos suficientes, ya que te licencias de cuarto medio con un título técnico nivel medio en administración de empresas.
A mí me servía, porque pensé en trabajar al terminar el colegio y así costear los gastos que significan ser estudiante universitario. Soy uno más de los 170 mil jóvenes que se adscriben a la modalidad técnico profesional. El 40% del total de la matrícula de los últimos dos años de educación media.
Con este cambio hubo consecuencias que yo desconocía: la gran diferencia en la preparación para la PSU en un colegio técnico. Siempre fui un estudiante responsable, exigente, destacando por notas. Llegué a tercero medio, entrando al técnico profesional con asignaturas muy diferentes a la de un establecimiento científico humanista. Tenía entre cuatro o cinco ramos similares, las demás eran solo enfocados en lo técnico.
Existen preuniversitarios, pero significan tiempo, plata y una sobrecarga como adolescente. Qué hacer. Es lo que me tocó. Soy parte de ese 64% de la matrícula de educación media técnica profesional que proviene a los dos quintiles con menores ingresos.
Decidí prepararme por mi cuenta, con ayuda de amigos, profesores, y mi entusiasmo por torcer la mano a lo que todos pensaban que se venía: no estudiar más. Hay cifras que muestran que el 56% de quienes egresan de la educación técnica obtienen un puntaje menor a 500 puntos. Realidad que se replica este 2016. Cuando di la PSU, resulté ser una excepción. A diferencia de muchos de mis compañeros, pude estudiar en la educación superior. Y con becas.
¿Qué pasó con el resto de mis compañeros? Un grupo se insertó al mercado laboral, ¿y el resto que no es mano de obra barata? ¿Pateando piedras?
Toda esta injusticia es desencadenada porque existe un solo método de filtro. Si la PSU generara índices de información respecto del conocimiento de los estudiantes, entonces sería un Simce más. Pero la verdad es que la prueba de selección a la universidad demuestra que sólo una minoría tiene acceso a este nivel educativo. Lo convierte en un privilegio acorde a los recursos de cada uno.
Llamo a tomar atención en que quienes no tienen acceso son la mayoría y que estudiantes como yo somos una excepción. ¿La PSU beneficia a la comunidad escolar o nos limita? ¿Cómo saben si en la mente de quien no tiene acceso a educación superior está