Los gay afeminados
"¿Qué sucede psíquicamente con aquellos a los que les molesta un hombre con atributos del género femenino? Pues podríamos hipotetizar que es una persona rígida, cuyos mandatos de género son absolutos y binarios: cuerpo con pene, actitudes “masculinas”; cuerpos con vagina “actitudes femeninas”… y no se atreve a explorar o jugar con los roles de género, por ello le molesta alguien que los infringe, pues no puede concebir el mundo de otra manera de la que se le ha enseñado".
Janet Noseda es Psicóloga. Magister en psicología clínica. Especialista en género y diversidad sexual.
“No me molestan los homosexuales pero me cargan cuando se ponen locas”. ¿Quién no ha escuchado esto? Y ¿qué quiere decir? Esto se explica desde la teoría de género, que señala que la sociedad le ha atribuido a los cuerpos masculinos actitudes que les hemos llamado “masculinas”, tales como ser rudos, bruscos, mostrar poco los afectos, entre otros.
Estas actitudes masculinas (rol de género), no es una verdad absoluta ni menos aún objetiva. Es un constructo social. En palabras simples: NO EXISTEN. Son sólo un conjunto de reglas que les hemos atribuido a los hombres y crecemos pensando que aquello es “lo natural”, cuando de natural, no tiene nada.
Piense usted. Si una persona con cuerpo masculino se cría en la selva, ¿usted piensa que va a desarrollar actitudes masculinas?, ¿o que va a intentar no demostrar sus afectos? Pues no. Esto lo hemos creado e impuesto nosotros y eso es lo que ocurre con los gay llamados “locas”. Aquellos que tienen actitudes atribuidas a lo femenino, que son más delicados, que demuestran más sus afectos y que ¡dios no lo permita!, se muestran en las marchas gay bailando con soltura con trajes llamativos o maquillados.
¿Qué sucede psíquicamente con aquellos a los que les molesta un hombre con atributos del género femenino? Pues podríamos hipotetizar que es una persona rígida, cuyos mandatos de género son absolutos y binarios: cuerpo con pene, actitudes “masculinas”; cuerpos con vagina “actitudes femeninas”… y no se atreve a explorar o jugar con los roles de género, por ello le molesta alguien que los infringe, pues no puede concebir el mundo de otra manera de la que se le ha enseñado.
Por mi parte, me encantan los gays afeminados. Amo verlos bailar y desfilar maquillados, con trajes extravagantes, contoneando las caderas, diciendo al mundo: AQUÍ ESTOY, ¿Y QUÉ?. Ello produce una tensión simbólica del imaginario de género, dice Judith Butler, que es capaz de cambiar los constructos de género establecidos. Es decir, es LA oportunidad de cambiar roles de género asignados que son rígidos, injustos para hombres y para mujeres.
Si a usted le molesta un hombre afeminado, es porque usted no es capaz de mirar el mundo de forma más amplia y flexible y cree que a cada cuerpo le son permitidas sólo ciertas conductas. Si a usted le molesta un hombre afeminado, es porque usted es la persona rígida incapaz de ver otras posibilidades de ser en el mundo. Si a usted le molesta un hombre afeminado es porque usted tiene un problema con el género femenino y no lo acepta en un cuerpo masculino. Si lo comparáramos a usted y a aquel gay afeminado, ese gay, tiene una plasticidad psíquica mucho más amplia y rica que usted, lo cual según la Asociación Americana de Psicología es predictor de mejor salud mental.
Si usted tiene una mente estrecha, que piensa que las conductas de género son “naturales” según el genital que nos tocó, es su problema, pero no ataque ni prohíba a los hombres femeninos a ser y transitar por nuestras calles. Son personas que se atrevieron a romper los cánones de género y que nos muestran que existen muchas más posibilidades que dos tipos de género, solamente. Esa persona, es brillante y muestra capacidad de flexibilidad y valentía. Esa persona es nuestra oportunidad para cambiar las cosas.
Si usted es rígido, es su problema, pero deje a los gay afeminados en paz.