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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Grave discriminación de niña del Sename

"Daniela sufrió mucho en su vida, lo cual solo empeora la situación, ya que el Estado que debería haber reparado su daño, ni siquiera le dio la oportunidad de entrar en la lista de espera".

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Juan Andrés Mosca es Medico psiquiatría infanto-juvenil, Académico Facultad de Medicina U. San Sebastián.

Quisiera referirme al caso de Daniela Belén Vargas, que la Red de Salud UC le negó ingresar a la lista de espera de un trasplante de corazón, avalado además por el Ministerio de Salud (Minsal). Creo que esto es inaceptable y demuestra de fondo una discriminación por vulnerabilidad social y discapacidad.

“Solo a los niños del Sename se les pide un certificado que asegure que los van a cuidar”, eso es discriminatorio y absurdo, obviamente que pedir certificados inicia un proceso administrativo complejo que ocasiona demoras que en un caso de riesgo vital lleva a la muerte a un paciente.

El rol del Estado de asegurar los cuidados necesarios a los niños de Sename no está definido por la voluntad del mismo Sename; es rol es de todos los organismos públicos incluido el mismo Ministerio de Salud que en forma cómplice avaló esta vergonzosa conducta de la Universidad Católica.

Si la niña se hubiese trasplantado y el Sename no le hubiera destinado una cuidadora directa, un juez de familia habría ordenado que Sename lo hiciera. Acá no es un asunto de voluntades y ni UC ni el Minsal pueden defenderse en su ignorancia.

En el gobierno del Presidente Sebastián Piñera promulgamos la Ley de Derechos y Deberes del Paciente, en la cual se plasma el valor de la vida humana como principio ineludible y quedo claramente explicito el rechazo a todas las formas de discriminación incluidas la discriminación social y de las personas discapacitadas.

Los argumentos de índole materialista que se enarbolan en forma petulante sólo revelan el grave conflicto valórico que presentan médicos que juegan a ser Dios bajo la mirada negligente de la Universidad Católica, la Iglesia Católica y el Ministerio de Salud.

Debemos comprender que son escasos los recursos y que son muchos los niños que esperan una oportunidad de tratamiento, pero los niños más vulnerables deben ser sino los primeros, nunca los últimos.

Daniela sufrió mucho en su vida, lo cual solo empeora la situación, ya que el Estado que debería haber reparado su daño, ni siquiera le dio la oportunidad de entrar en la lista de espera.

“Los niños del Sename deben ser los más ricos, ya que nos tienen a todos para defenderlos y protegerlos y nunca deben volver a quedar fuera de un tratamiento”.

Casos como el de Daniela pueden haber muchos otros, no solo en listas de trasplantes, sino que en listas de espera de hospitalización psiquiátrica, tratamientos médicos de especialidad, cirugía, etc. Siempre se encuentran con el mismo argumento, que los deja fuera, “falta de redes de apoyo familiar que aseguren los cuidados”.

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