Andrés Zaldívar ¿un asesinato político?
"El caso del senador Zaldívar, segunda autoridad más importante del país al ser Presidente del Senado, impacta más hoy por cuanto daña a uno de los próceres de la política".
María Teresa Larraín es Periodista.
El caso del senador Andrés Zaldívar trae a la memoria el comportamiento social y cultural a la cual una minoría con poder, goza con liquidar a su adversario, sea como sea. “Una ignominia,” lo definió el senador en su entrevista de prensa dada el mismo día en que un diario publicara que se le investigaba por cohecho y tráfico de migrantes.
Este es un acto brutal envuelto en una trama psicótica donde se mezclan oscuros personajes, que usan el Ministerio Publico, a través de algunos de sus fiscales y jueces. Son seres de dudosa calaña que se pavonean con el ser “amigos” de la autoridad pública o del mundo privado de las finanzas o empresarial.
Lo que se ha hecho al senador, se ha repetido en nuestra historia una y mil veces. Hacia 1950, siendo el destacado senador radical Luis Alberto Cuevas, un personaje de alta influencia política, se rumoreó y se insinuó a través de los salones sociales y escasos medios de comunicación que se había enriquecido gracias a oscuros negocios. Nadie investigó aquello. Ni siquiera reparó en que todo este infundio le dañaba severamente. A él y a su familia. Resultado, tiempo después, un hijo se suicidó. No lograron liquidar a la alta personalidad política, pero si a toda su familia por el resto de sus vidas presentes y futuras. Con el tiempo, el rumor quedó en la nada, pero no en la conciencia colectiva, la cual por mucho tiempo condenó al senador quien nunca más pudo postularse a cargo alguno,
El caso del senador Zaldívar, segunda autoridad más importante del país al ser Presidente del Senado, impacta más hoy por cuanto daña a uno de los próceres de la política. Se le ha acusado de todo. Él ha respondido a cada uno de esos enfrentamientos. Sin embargo, la información permanece en redes sociales y en medios de comunicación donde los hechos se manipulan conforme la línea editorial. Una mayoría los asume como veraces. La Fuente de Información generalmente es un “amigo de”. En este caso fue un empresario, Álvaro Jofré Cabezas, que en su lista de “empresas” importaba productos desde China. Llegó hasta el Senador ofreciéndole algunos de estos productos. El está investigado por Fiscalía. Su “negocio”, probablemente, una fachada escondía lo más oscuro de sus ingresos. Diario La Segunda publicó esta semana que entre estos estaba el tráfico de personas y prostitución. Uno de los errores del senador Zaldívar fue confiar en él gestionando ante Cancillería lo que él le solicitaba. ¿Es esto cohecho? Pues, no. ¿Es esto tráfico de migrantes? Tampoco.
En la gestión de un parlamentario es normal que éste solicite información sobre un caso que afecta a uno de sus electores o representados de la zona donde él fue elegido. Como es normal que llame a tal o cual Poder, sea empresarial o público, para pedirle revise un expediente de una persona que postula a un cargo y que decida conforme sus antecedentes personales y profesionales. ¿Esto es hoy un Tráfico de Influencias? Puede ser. Lo hacen todos: congresistas, profesionales que se ajustaron a la Ley de Lobby y que manipulan a su antojo a parlamentarios, medios de comunicación con un solo un objetivo, el que representa a la empresa que les paga. Ingresan a sus bolsillos millones de pesos y dólares. ¿Es esto cohecho? No, es lobby.
Nuestra sociedad no resiste más este tipo de destrucción de imagen que hunde valores enraizados en nuestro diario vivir. Se ha permializado el alma de nuestra República. ¿Con que fin? Destruirla. Quienes las gestan se esconden en oscuros pasillos del Poder. Usan informaciones reservadas y confidenciales, en etapa de investigación. Se enquistan en el Ministerio Publico, el Congreso, o Medios de Comunicación. Estos tienen la responsabilidad moral de conducir a la opinión publica hacia un objetivo constructivo y transparente. Lo que presenciamos esta semana en titulares no respondió a ello. Juzgue el sentido común sus consecuencias.
Este miércoles, día del “notición” el Senado en pleno rindió un emotivo homenaje a un servidor público que en 60 años de vida política actuó con “manos limpias” como el mismo señaló. El día posterior, jueves, la información apenas aparece en los medios de comunicación.
Andrés Zaldívar anuncio querellarse y seguramente, conociéndole, llegará hasta las últimas consecuencias. Aun así, la intención de “asesinato político” se debate en redes sociales y en millones de chilenos. Tarde o temprano, la verdad se sabrá. Pero el daño ya está hecho.
Tal como se ha repetido una y mil veces en la historia política, social y cultural en nuestro país.