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Queens of the Stone Age en Chile: de domesticados, nada

“Pocas agrupaciones logran la atmósfera ensordecedora y audaz de la pandilla, su rock malicioso es dueño de un desparpajo explosivo capaz de subir la temperatura del lugar hasta confundirlo con el mismísimo infierno”. (FOTO: Carlos Müller)

Una bomba demoníaca. El Arena Santiago descendió a un misterioso abismo para ser testigo de la cuarta visita de los Queens of the Stone Age en Chile. En un escenario plagado de varas led móviles que emulaban un video juego ochentero, los cinco integrantes de la agrupación californiana empezaron su concierto a las 9:35 de la noche con “If I had a Tail” del disco “…Like Clockwork” (2013).

El imponente Josh Homme se vistió de rojo furioso, esta vez no hubo patadas al público; incluso tuvo espacio para frases pro feminismo, con un llamado a ser amable con las “ladies”
. Habló en un chilenizado español a una audiencia compuesta mayoritariamente de hombres con poleras negras y barbas largas que agitaban su cabeza al son del energético setlist que repasó lo mejor de su discografía, centrándose en el mencionado álbum junto con su último lanzamiento “Villains” (2017).

Justamente el primer clímax llegó con la bailable “The way you used to do”, luego “No one knows” y el momento que aflojó los decibeles con “Make it wit chu”, cuyos coros a cargo del guitarrista Michael Shuman, tienen mucho de la sexy intención que usaba Prince, onda presente a lo largo del catálogo de los hombres del desierto. La mayoría de las canciones son interpretadas como una copia fiel a los sonidos de los discos y alguna que otra tiene una inyección de histrionismo que siempre se agradece, en especial del baterista Jon Theodore quien se unió a las filas de Homme el 2013 (ex The Mars Volta).

Pocas agrupaciones logran la atmósfera ensordecedora y audaz de la pandilla, su rock malicioso es dueño de un desparpajo explosivo capaz de subir la temperatura del lugar hasta confundirlo con el mismísimo infierno. Con ellos no son necesarios los adornos ni la parafernalia. Su energía es todo. Insisto, de domesticados, nada.


Los gremios

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Los que necesitamos hoy no son aquellos que se encierran en sí mismos, sino los que se abren con generosidad a la conversación pública. Que se atreven a asumir el desafío de evolucionar, sin renunciar a su identidad.

{title} Rosario Navarro

Gina, la multifacética

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Es reservista del Ejército. Ha desfilado tres veces en la Parada Militar. Es devota -y camarera- de la Virgen del Carmen. Habla alemán, inglés, francés e italiano. Por su amistad con la señorita Linda, la famosa modelo gringa de Sábados Gigantes, entró a trabajar en el programa donde no sólo conoció a Don Francisco, sino que también al predicador Rex Humbard. ¿Qué lleva a una enfermera de profesión a asumir la presidencia de SQM? Esta es la historia de Gina Ocqueteau, la mujer del momento.

Lenka Carvallo Giadrosic