Financiamiento basal a las escuelas: si no es ahora ¿cuándo?
"La excepcionalidad de la asignación de recursos en tiempos de crisis, nos invita a pensar un sistema de financiamiento estable, que permita a las escuelas enfrentar no sólo emergencias, sino la necesidad de recursos y el ausentismo escolar crónico en condiciones regulares".
Alejandra Arratia es Directora ejecutiva de Fundación Educación 2020.
Vivimos tiempos difíciles en educación, estamos probando respuestas nuevas a problemas nuevos, sobre los que tenemos poca o ninguna experiencia previa. Nos enfrentamos al recurrente desafío de ponderar distintos derechos, por un lado el derecho a la educación y el reconocimiento de la importancia de la escolarización y, por otro, el derecho a la salud, garantías que debemos equilibrar adecuadamente, lo que resulta particularmente complejo en el contexto actual.
Un elemento fundamental es el financiamiento que reciben las escuelas. Al respecto, el Mineduc informó en marzo que no se considerará la asistencia de los estudiantes para el pago de la subvención escolar, dada la medida de suspensión de clases para contener los contagios del Covid-19; una buena noticia que sin duda alivió a las comunidades educativas.
La necesidad de hacer esta adaptación extraordinaria da cuenta de que el sistema de financiamiento determinado por asistencia es un sistema que, dado que es poco flexible y adaptativo, no resulta pertinente para enfrentar situaciones de emergencia.
Ciertamente se valora el reconocimiento de esta debilidad y la definición de una medida que permita mantener ingresos estables para cubrir costos fijos de las escuelas en el corto plazo. Sin embargo, es necesario que se extienda en el mediano plazo, para asegurar no sólo que las escuelas cuenten con recursos para financiar las medidas excepcionales que sea necesario tomar para resguardar la salud de las personas al retornar a clases presenciales, sino también para preparar a las escuelas ante la posibilidad de mayor ausentismo, dadas las condiciones que genera la pandemia. Además, es posible que el escenario cambie y haya que suspender nuevamente las clases, tal vez intermitentemente, según evolucionen las condiciones sanitarias.
Pensando en el largo plazo, desde Educación 2020 publicamos el año 2017 una serie de propuestas mirando al año 2030, en el entendido que los grandes cambios requeridos en educación deben ser políticas de Estado. Entre ellas, una propuesta para un nuevo sistema de financiamiento. Nos sumamos a las voces que han alertado sobre los problemas de un sistema de financiamiento por asistencia y proponemos considerar varios elementos para asignar recursos, bajo el supuesto de que las escuelas necesitan financiamiento estable y suficiente para cubrir sus costos fijos.
La excepcionalidad de la asignación de recursos en tiempos de crisis, nos invita a pensar un sistema de financiamiento estable, que permita a las escuelas enfrentar no sólo emergencias, sino la necesidad de recursos y el ausentismo escolar crónico en condiciones regulares.