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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

Propuesta para salida: más educación

"Lo que propongo es un cambio profundo del foco: de ventiladores a voluntades, lo he llamado en otro lado. O sea, de los datos a los corazones; de publicar instructivos y sancionar a educar personas".

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Ernesto Tironi B. es Sociólogo.

Nada en la vida es para siempre. Hasta esta pandemia es impermanente. Ya se empezarán a notar signos de que se aplana el nivel de contagios. Es tiempo de pensar en preparar un retorno cuidadoso, terminar con el confinamiento y retomar nuestras actividades y trabajos. Conociendo ya que eso es complejo y riesgoso, es ahora que podemos organizarnos para salir bien y sin retrocesos.

¿Cómo hacerlo bien? Considerando que los chilenos no hemos sido muy aplicados para respetar la cuarentena, ¿qué deberíamos hacer ahora diferente que la vez anterior? ¿Qué mejores prácticas imitar?

Lo que propongo es un cambio profundo del foco: de ventiladores a voluntades, lo he llamado en otro lado. O sea, de los datos a los corazones; de publicar instructivos y sancionar a educar personas. Primero, quiero dejar en claro que no pretendo criticar el encomiable trabajo hecho por el gobierno en traer ventiladores, respiradores, habilitar hospitales, camas, etc. Por el contrario, debemos agradecer por ese esfuerzo y sus logros. Pero ahora no basta.

En esta fase, creo que el foco ya no puede ser sólo eso. Deberíamos enfocarnos en el lado más débil de la estrategia usada hasta ahora. Este ha sido el comportamiento de las personas para evitar contagios. En esta nueva etapa debemos cambiar eso. ¿Qué habrá hecho que las personas respeten tan poco los instructivos de no salir de sus casas, mantener distancias mínimas, usar mascarillas y hacer cuarentena?

La respuesta automática de muchos es la políticamente correcta: que la causa sería la pobreza, los espacios reducidos de las casas y la necesidad de salir para ganarse unos pesos. Sí, está bien, claro que eso influye. Pero las conductas de las personas también determinan los contagios. Porque no solo los pobres han tenido conductas descuidadas, también las personas con más medios económicos, espacio y sin tanta necesidad de salir. Los muchos que han hecho fiestas y salido fuera de Santiago no son precisamente pobres. En todo caso a estos últimos habrá que ayudarles con medidas especiales en esta nueva fase, como proveer más residencias sanitarias.

El punto central es que el foco de esta nueva fase sean las personas: el comportamiento adecuado de ellas. Movilizar sus voluntades para que por iniciativa propia modifiquen sus conductas hacia lo adecuado. Un gobierno no limitado a dar instructivos y poner sanciones. Implica persuadir, explicar. Es educar en el sentido más amplio del término.

Educar lo entiendo en tres niveles. Primero del sistema educacional, especialmente escolar. Aprovechemos que hay miles de profesoras contactadas con sus alumnos en forma remota. Dado eso, y en todo el país, tienen una oportunidad inmensa de con-versar con sus estudiantes para explicarles bien cómo se contagia el virus y qué deben hacer ellos, sus padres, tíos y abuelas para no contagiarse. Los niños son grandes educadores de los padres. Piensen por un momento en el avance en el respeto de los animales y del medio ambiente (reciclaje, por ejemplo) que hemos aprendido de los niños. La Primera Ministra de un país del norte de Europa hizo esto de dirigirse directamente a los jóvenes obteniendo un formidable resultado.

El segundo nivel es el de la sociedad civil entera. Medios de comunicación, periodistas, empresas, ONGs, redes sociales, juntas de vecinos, etc. Todos ellos debieran estar llamándonos a cada uno a hacernos responsables como personas de tener las conductas correctas para no contagiarnos ni contagiar a otros. Aquí se podrían hacer campañas especiales con figuras con llegada y credibilidad para toda la población, como podrían ser Don Francisco, Arturo Vidal o Alexis Sanchez.

El tercer nivel al cual se está educando siempre en un país, es el de sus autoridades de gobierno, tanto nacional como local. Gobernar es educar, querámoslo o no. En esta etapa, y a raíz de la experiencia tenida con tantas conductas inadecuadas, ya no es el tiempo de seguir hablando tanto de números, datos, estadísticas y comparaciones.

Tal vez es tiempo de nuevos voceros. Los anteriores ya hicieron lo que correspondía a su momento. Hoy el foco debe ser persuadir de cuidarse. Eso se hace evocando y generando la emoción de hacerse responsable. De que depende de mí, de él, de ella. Eso se hace contando cuentos, historias reales y no dando puras estadísticas. Contando cómo se contagió Pedro y qué le pasó. Conductas responsables no se forman proveyendo datos. La responsabilidad también se enseña; se educa a las personas para ser responsables. Para eso puede ayudar una diversidad de nuevos rostros. Probablemente más mujeres y de diversas edades y ámbitos sociales y culturales. Es la etapa del educar en su sentido más profundo. Y tal vez ayude a empezar a prefigurar el estilo de sociedad y desarrollo nuevo que anhelamos a partir de ahora.

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