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Actualizado el 25 de Marzo de 2021

Astronomía: ¿por qué el universo debe mirar a Chile?

Hoy tenemos un sitial privilegiado para observar el cosmos, tenemos el cielo. Si sumamos a la gente, a una masa crítica, podríamos convertirnos en líderes de disciplinas como la astronomía, la astrofísica, la cosmología y la física.

Actividad de observación en el marco de la "Gran Noche de Estrellas" organizada por el Parque Metropolitano de Santiago y el Observatorio Astronómico ALMA (Agencia UNO/Archivo)
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Cristian Quinzacara

Cristian Quinzacara es Físico y académico de la Facultad de Ingeniería y Tecnología de la Universidad San Sebastián

El Equinoccio de Otoño en el Hemisferio Sur marcó la celebración del Día de la Astronomía en Chile. El fenómeno natural -registrado el pasado 20 de marzo- situó al sol justo sobre la Línea del Ecuador, haciendo que día y noche duraran lo mismo. Y nuestro país tiene motivos de sobra para festejar.

Chile presenta ventajas naturales únicas para el desarrollo de la astronomía observacional. El norte ofrece cielos despejados 360 días promedio al año, a lo que se suma que el imponente desierto mantiene alejada la presencia de poblaciones humanas, evitando la contaminación lumínica. Además, la extrema aridez de la zona hace que los cielos sean muy estables, lo que garantiza que haya poca distorsión en las imágenes que se obtienen.

Esa es la razón por la que se eligió construir el radiotelescopio más poderoso (y caro) del mundo en nuestro país, financiado principalmente por Europa (ESO – European Southern Observatory ), Estados Unidos (NRAO – National Radio Astronomy Observatory) y Japón (NAOJ – National Astronomical Observatory of Japan). El complejo ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) está ubicado a 5000 metros sobre el nivel del mar, en el llano de Chajnantor. Icónicas se han vuelto las fotografías de las antenas parabólicas de ALMA con el desierto nevado de fondo.

Y si bien la comunidad científica nacional es pequeña, es reconocida por la calidad de nuestros trabajos. Científicos de distintas universidades nacionales e internacionales se encuentran analizando la inmensa cantidad de datos que generan las instalaciones ubicadas en territorio local. Pero no sólo Astronomía se hace en Chile. También hay una activa comunidad de cosmólogos y físicos teóricos de gravedad dedicados a tratar de extraer la máxima información posible de las actuales teorías, así como a formular otras que puedan reemplazar y/o corregir a la Teoría de la Relatividad General de Einstein.

Hoy los agujeros negros centran el interés de la comunidad científica. Recordada es la “primera fotografía” de uno de ellos dada a conocer al mundo en abril de 2019. Se trata de una imagen presentada por el Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT – Event Horizon Telescope), una colaboración científica que lleva funcionando cerca de 15 años, en que los principales radiotelescopios del mundo funcionan de manera coordinada mediante una técnica que permite emular un único gran radiotelescopio del tamaño de la Tierra. Pronto se espera poder contar con suficientes datos para la observación de Sagitario A*, el agujero negro supermasivo del centro de nuestra galaxia, cuya observación indirecta fue premiada por el Nobel en 2020. Esta colaboración científica es gigantesca, más de 300 miembros en una veintena de países trabajan capturando, procesando y analizando los datos generados en los radiotelescopios.

Cada predicción robusta que se realiza en física teórica induce la búsqueda de evidencia experimental. Cuando se trata del área de gravitación, es la astronomía la llamada a encontrar esas evidencias. Cuanto más difícil resulta, como en el caso de la observación de agujeros negros, más problemas tecnológicos son los que se deben resolver para crear los instrumentos adecuados. En estos problemas trabajan una infinidad de ingenieros, químicos, programadores, matemáticos, etc., además de físicos y astrónomos. Cada problema resuelto es una nueva tecnología que puede llegar al ciudadano de a pie. Cada problema resuelto es una nueva oportunidad de desarrollo para los países que invierten en ciencia. No debemos perder más oportunidades.

Hoy tenemos un sitial privilegiado para observar el cosmos, tenemos el cielo. Si sumamos a la gente, a una masa crítica, podríamos convertirnos en líderes de disciplinas como la astronomía, la astrofísica, la cosmología y la física. En Chile hay gente talentosa que puede ser parte de las revoluciones científicas venideras, sólo necesitamos apostar por nuestra gente, apostar por los que hoy están en las escuelas. Si no lo hacemos, una vez más habremos llegado tarde al ansiado desarrollo. Chile tiene el cielo y puede estar en las primeras ligas de la ciencia si invierte más en sus propios científicos.

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