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Actualizado el 4 de Agosto de 2021

Ética y organización sanitaria

A nadie se le ocurriría poner en duda que todas las organizaciones deban aspirar a ser empresas de excelencia, sociedades donde la calidad y el compromiso con la ética sea un elemento clave para su buen gobierno. Los ciudadanos de hoy ya lo exigen y los del mañana, lo considerarán irrenunciable.

Por Verónica Anguita y M. Angélica Sotomayor
"La serie de eventos desafortunados que se han ido sucediendo y que son de público conocimiento, comparten precisamente todo lo que se creía estaba controlado por estas herramientas de gobernanza y de transparencia". AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Verónica Anguita y M. Angélica Sotomayor es Presidenta Comité de Ética U. Alberto Hurtado y ex presidenta Sociedad Chilena de Bioética, respectivamente

La evolución ética de la humanidad, que ha permeado prácticamente toda la organización social, hace imperativo en la actualidad que, tanto en la práctica como en el discurso, la ética deba ser considerada.

La falta de credibilidad debida a diversos escándalos (corrupción, daño ambiental y social, mentira, falta de transparencia y probidad) es consecuencia de la no incorporación de principios éticos como el timón que debiera guiar la toma de decisiones, la adopción de acuerdos y la política empresarial, elevando así el nivel de la empresa.

En este sentido y acorde a este momento histórico, a nadie se le ocurriría poner en duda que todas las organizaciones deban aspirar a ser empresas de excelencia, sociedades donde la calidad y el compromiso con la ética sea un elemento clave para su buen gobierno. Los ciudadanos de hoy ya lo exigen y los del mañana, lo considerarán irrenunciable.

Pero ese viaje hacia la calidad total, por el océano de un mundo cada vez mas complejo, pluralista y globalizado, exige un buque dotado de un armazón ético sólido, inteligente y flexible a la vez. La ética de una institución, como conjunto de procesos que transmiten valores a lo largo de todas las fibras de su estructura, aporta ese tipo de armazón capaz de contribuir a la llamada mejora continua de la calidad.

Muchos de sus elementos se encuentran ya en los diversos sistemas de acreditación o certificación de la calidad con los que cuenta el mundo. En el ámbito de la salud, uno de los mas insignes es la Joint Commission for Acreditation of Healthcare Organizations. Esta instancia, incluyó hace ya varios años un capítulo dedicado a la “ética de la organización”.

Para otorgar el reconocimiento de una institución, se exige la disposición de algún tipo de estructura o mecanismo que asegure el respeto de los derechos de los pacientes. Esto supuso la inobjetable obligación de contar con Comités de Ética, instancia rápidamente disuelta en Clínica Las Condes. ¿Qué puede haber pasado en una institución tan prestigiada en el campo de la salud en nuestro país, la que más veces ha obtenido el reconocimiento de Joint Commission? La serie de eventos desafortunados que se han ido sucediendo y que son de público conocimiento, comparten precisamente todo lo que se creía estaba superado y controlado por estas herramientas de gobernanza y de transparencia tanto nacionales como internacionales. ¿Cómo ha sido posible que los “otros” intereses hayan ocultado de tal forma la brújula? Aparentemente y de forma lamentable, la seguidilla de desaciertos está lejos de concluir.

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