Una década de retroceso: un panorama complejo para las mujeres
Escudriñando en los estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Instituto Nacional de Estadística (INE), podemos ver que la baja participación de las mujeres, se da, principalmente, porque muchas de ellas se vieron obligadas a postergar su vida laboral por el cuidado de sus hijos o el grupo familiar.
Viviana Tobar es Ingeniera de sistemas y computación
La revolución feminista retrocedió varios pasos y fue, sin duda, una víctima más de la crisis sanitaria y social en Chile. Si bien históricamente los hombres han tenido más oportunidades de participar en el mercado laboral, hoy esa brecha se agudizó y así lo hemos visto en las cifras que entregó el INE, donde mes a mes, desde que comenzó la pandemia en 2020, se vio una baja sustancial en la fuerza laboral femenina, llegando a un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral. Pero, ¿por qué se genera este fenómeno de desigualdad? Si bien sabemos que en innumerables puestos de trabajo hay una preferencia por la fuerza laboral masculina a la hora de contratar personal, esta no es necesariamente la única razón en esta ocasión.
Escudriñando en los estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Instituto Nacional de Estadística (INE), podemos ver que la baja participación de las mujeres, se da, principalmente, porque muchas de ellas se vieron obligadas a postergar su vida laboral por el cuidado de sus hijos o el grupo familiar. Así lo evidenció también el Banco Central, a través de estudios que muestran que, de un total de 30 países desarrollados y emergentes, 25 manifestaron una mayor caída en la fuerza laboral femenina en pandemia, y Chile, es el segundo en la nómina de países donde más cayó el empleo de las mujeres, siendo superado solamente por Colombia.
Tras la crisis sanitaria, y las restricciones de movilización y confinamiento, muchas mujeres tuvieron que tomar la responsabilidad de asistir a sus hijos, no solo en el cuidado, sino también en un rol más bien “pedagógico” y las responsabilidades que implican las clases online del colegio en modo remoto. Pero, ¿por qué el cuidado de los hijos se continúa adjudicando principalmente a las mujeres en una era que se ha caracterizado por la revolución feminista?
Sin duda, quienes ocupamos cargos de liderazgo en las compañías también tenemos mucha responsabilidad. Si bien existe una evidente discriminación por el género en variadas industrias y también, como paradigma social, debemos replantearnos: ¿Qué podemos hacer, desde nuestra vereda, para hacer frente a este escenario? En el caso de la industria TI, la participación femenina ha sido siempre baja y, actualmente, no supera el 5% en Chile. Por lo que frente a esa pregunta, la primera respuesta que se me viene a la mente es equiparar la cancha. Pero, ¿cómo? Hablemos de los salarios, si logramos que la mano de obra tanto de hombres como mujeres, en igualdad de condiciones, tenga el mismo valor económico, tenemos la mitad del juego ganado. En el caso de nuestra empresa, tenemos más de un 33% de fuerza laboral femenina en roles técnicos en más de 17 países y tenemos como objetivo global llegar al 40% en 2022. Sin duda, una realidad de la que pocas compañías pueden enorgullecerse.
Se trata de una invitación a un cambio de mirada, a reconocer que las mujeres somos esenciales para el desarrollo de innumerables mercados. Una invitación a promover la equidad en los salarios, para así convertir el hogar en un espacio donde tanto el aporte de la mujer como del hombre tengan la misma importancia. Y con ello, evitar que sea obviado que en circunstancias donde se necesita a uno de los padres en casa, sea automáticamente la mujer quien deba permanecer y postergar su desarrollo profesional.
Somos indispensables y nuestra labor tanto familiar como profesional tiene la misma importancia. La distribución de las tareas domésticas debe ser equitativa y responsable. Y las compañías debemos aportar con nuestro grano de arena. Sobre todo en áreas donde las mujeres somos absolutamente competentes, como lo es la industria tecnológica, donde desde los inicios de la creación del primer computador, las mujeres hemos tenido un rol protagónico.