Responsabilidad y ética comunicacional: ¿Cuáles son los límites de conseguir audiencia?
Hay que ser categóricas con sancionar el espectáculo morboso, siempre debe primar el respeto y la responsabilidad comunicacional, abordar la comunicación con perspectiva de derechos humanos, perspectiva de género, respeto y ética, donde cada mensaje debe tener en cuenta la dignidad de cada persona.
Nicolle Knüst es Periodista
Comúnmente nos encontramos con noticias que los medios de comunicación utilizan como “enganche” de audiencia: femicidios, asesinatos, casos de violencia intrafamiliar o accidentes de tránsito. Esta forma de trivializar y naturalizar delitos y violencia, desafortunadamente es algo que sigue sucediendo.
Por ejemplo, la historia del femicidio de F. M. fue durante meses un tema recurrente de los matinales, incluso un canal hizo una recreación en 3D de cómo había sido encontrado su cuerpo. ¿Era necesario? Claramente no.
De hecho, en más de alguna ocasión el Colegio de Periodistas se ha referido a la urgencia de regularizar los contenidos que atentaran contra los derechos básicos de las personas e incumplieran el rol social de un periodismo responsable que aporta al fortalecimiento de la democracia.
Según esta misma entidad, la ética periodística es la definición teórica y la aplicación práctica permanente y obligatoria de normas conductuales, valóricas y de procedimiento, que deben observar los miembros de la Orden para que su actuación profesional sea correcta y socialmente valiosa.
Nuestra labor como periodistas y comunicadores jamás debería verse intervenida por la necesidad de ganar más seguidores, visitas, aumentar el rating o generar más reacciones en redes sociales. La ética periodística debe ser inquebrantable ante todo evento, poniendo los derechos humanos y dignidad de los involucrados como prioridad.
Una cobertura ética prioriza el valor informativo por sobre datos que pueden descontextualizar, revictimizar a las víctimas, sus familias, amigos y cercanos y puedan alimentar el morbo y el sensacionalismo.
¿Por qué terminamos enterándonos de detalles que no nos corresponde saber? Como detalles del informe de autopsia, incluso información que no ha sido entregada formalmente a las familias, antecedentes de la salud mental de una víctima, o aspectos íntimos que pueden tergiversar la información objetiva de un caso.
Estas malas prácticas las hemos visto incontables veces, como por ejemplo, cuando el programa Bienvenidos difundió el informe ginecológico de N.R, donde fueron expuestos a todo Chile detalles de su intimidad y vulneraron completamente la privacidad de una mujer que había perdido sus ojos producto de un brutal ataque de su pareja.
Los medios de comunicación jamás deben poner en riesgo a la víctima, ni transmitir contenidos que puedan generar victimización secundaria (forma de violencia institucional que hace referencia a la nula o inadecuada atención que recibe la víctima, una vez que entra en contacto con el sistema de justicia). Ni tampoco incluir en sus contenidos basándose en filtraciones de información de parte de algún funcionario público o institución. Eso es grave e inaceptable y debe ser sancionado.
Tanto como comunicadores como audiencia, si nos vemos ante una situación de estas características debemos detenerla. Hay contenido que simplemente no se debe transmitir, ya sea por vulnerar la intimidad de una persona o porque solo fomenta morbo. Cuando nos enfrentamos a este tipo de contenido debemos reflexionar la motivación para compartirlo y si es necesario o no. Y si alguien más ya lo hizo, esto, por ningún motivo, es razón para replicar la falta. Está en nuestras manos lo que decidimos hacer frente a la información y contenidos que consumimos, difundimos y recibimos, es responsabilidad de quienes comunicamos problematizar las malas prácticas e informar a la población sobre ellas.
Hay que ser categóricas con sancionar el espectáculo morboso, siempre debe primar el respeto y la responsabilidad comunicacional, abordar la comunicación con perspectiva de derechos humanos, perspectiva de género, respeto y ética, donde cada mensaje debe tener en cuenta la dignidad de cada persona.