Secciones El Dínamo

cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
Actualizado el 17 de Diciembre de 2021

Montescos y Capuletos

Emular una tragedia (como género literario) me permite mostrar la desilusión de lo que ha sido este período electoral y la actitud que se ha podido ver en estas álgidas semanas. Ambas familias llaman a la unión y a construir un país, pero se han denostado permanentemente.

Por Carlos Pérez
Kast examen de pelo Chile no está arriesgando una tragedia (género literario) este domingo, la historia ha demostrado una y otra vez que los países son mucho más que la persona que los representa. AGENCIA UNO/ARCHIVO
Compartir

Carlos Pérez es Académico de la Universidad de O’Higgins

En Verona, escena de la acción, dos familias de rango y calidad renuevan viejos odios con pasión y manchan con su sangre la ciudad…

Siempre he sido un Montesco, a mucha honra. Desde siempre, me han inculcado que los Capuleto son lo contrario a lo que queremos ser. Ellos son la antítesis de los valores que compartimos, de la sangre que nos identifica, de la verdad que conocemos. Crecí escuchando historias y testimonios de Capuletos que abusaban, golpeaban, degradaban y no respetaban a los Montesco, y conocí una serie de difamaciones hacia integrantes de mi familia, los Montesco. Puede que algunas sean ciertas, no creo, pero si lo llegaran a ser, no son ni la décima parte de lo grotescas que son las cosas que han hecho los Capuleto.

A veces voy a las marchas, y nos encontramos con los Capuleto. Varias veces terminamos a los gritos, insultos y hasta golpes, ¡tienen tan poca tolerancia! Siempre están provocando, como la Polizia di Stato les perdona todo lo que hacen o hacen la vista gorda para no meterse en problemas.

Un primo lejano de mi familia quiere ser Presidente. No lo conozco mucho, pero debe ser bueno, porque es un Montesco. Igual, al escucharlo no me convence del todo, pero otros familiares que yo prefería no lograron continuar, así que tengo que apoyarlo, porque los Capuleto también tienen un candidato. ¿Se imagina en un gobierno de los Capuleto? ¡Sería el principio del fin! Todo saldría mal, se dedicarían a despilfarrar en las cosas que ellos creen que son las importantes, en atacar nuestros espacios, ¡no entienden nada de la realidad! Porque la verdad, la cruda y ruda realidad, es la que vivimos nosotros, los Montesco, que damos todo nuestro esfuerzo y somos los que en realidad representamos mejor a Verona. No me importa que los Capuleto sean casi tantos como nosotros, ellos viven otra realidad, y somos nosotros quienes podemos hacer los cambios importantes, porque sabemos qué es lo mejor para todos. El candidato de los Capuleto sólo busca el odio y la división, mientras que nosotros sólo queremos vivir en paz, es lo que estos testa di cazzo de los Capuleto no logran ver en su estrechez de mente.

Perdone, no le he preguntado, Ud. obviamente es Montesco igual que yo, ¿cierto? Como lo he visto atento a la lectura, supongo que comparte conmigo todas mis visiones de la sociedad. ¿Como que cuáles? No importa que no nos conozcamos ni las hayamos conversado, ¡si somos Montesco! De seguro que coincidimos en todo, y en lo que no, bueno, nimiedades solamente. ¿O me va a decir que es un Capuleto? ¡Porca miseria! Lo lamento por usted, intente mejor cambiarse de apellido, y lamento desde ya decirle que su candidato no tiene ninguna posibilidad, porque los Montesco vamos a ir en masa a votar para evitar que los Capuleto se salgan con la suya. Nuestra misión es esa, evitar que lleguen los Capuleto al poder.

Perdone el sarcasmo anterior, pero emular una tragedia (como género literario) me permite mostrar la desilusión de lo que ha sido este período electoral y la actitud que se ha podido ver en estas álgidas semanas. Ambas familias llaman a la unión y a construir un país, pero se han denostado permanentemente, ¿de qué inclusión, de qué respeto hacia el otro estamos hablando si al ver o revelarse que somos de familias distintas nos distanciamos por ese solo hecho? ¿De verdad cree que todos los Montesco son buenos y los Capuleto malos, o viceversa? ¿No sería más consecuente condenar la bajeza en términos globales, y abrazar la unión practicando con el ejemplo? Los dos candidatos, Montesco y Capuleto, no son seres místicos dotados de poderes supremos como para poder decidir el futuro de una nación. La democracia y el Estado funcionan de otra manera, y por suerte ya no están los tiempos ni las condiciones para un gobierno de un todopoderoso. Siquiera pensarlo es un insulto a todos y todas quienes lucharon por la democracia.

Podríamos decir que una tragedia (en el contexto literario) se caracteriza por un final irreparable y definitivo, a diferencia del drama, en que finalmente surge una manera de arreglar las cosas, o se salva de aquél destino insoslayable. Acá, nuestra tragedia (en el sentido figurativo, no literario) es ver cómo hemos sido presa de nuestras propias pasiones, anhelos y temores, y los hemos encarnado en una persona, nuestro candidato. Chile no está arriesgando una tragedia (género literario) este domingo, la historia ha demostrado una y otra vez que los países son mucho más que la persona que los representa, aún cuando esta sea muchas veces la única que se lleve el crédito o descrédito.

Lamentaría mucho que mis hijas pensaran que esta es la manera que los países enfrentan las elecciones, o que malinterpreten los alcances de estas decisiones. Me gustaría poder hacerles ver que la construcción de los espacios de libertad que ellas gozan hoy, se logró con actitudes que no son para nada las que hemos visto en este último tiempo.

Y bueno, ¡ojalá que ganen los Montesco! Pero sino, que sepan los Capuleto que, como Montesco, seré parte de una oposición constructiva, celosa y dialogante, porque finalmente, supongo que queremos lo mismo para nuestra querida Verona.

Léenos en Google News

Notas relacionadas

Deja tu comentario

Lo más reciente

Más noticias de Opinión