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13 de Abril de 2022

No olvidar Temucuicui

¿Pueden imaginarse qué ocurrirá cuando la autonomía y el autogobierno de estas comunidades quede amparada por la Constitución? Por eso, cuando me preguntan cuál creo que va a ser el futuro del Chile que se está incubando en decisiones gubernamentales y articulados y normas constitucionales, yo respondo que es fácil saberlo. ¡No olvidar Temucuicui!

Lo ocurrido en Temucuicui -donde se amedrentó con disparos a la comitiva de la ministra del Interior- no es un fenómeno aislado. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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El viernes 11 de marzo los ministros del nuevo gobierno prometieron “cumplir y hacer cumplir la ley”. Noventa y seis horas más tarde, la ministra del Interior rompió esa promesa. El martes 15 no hizo
cumplir el precepto que establece la libertad de tránsito de los habitantes de este país por su territorio, ni tampoco cumplir la obligación legal de denunciar un ataque con armas de fuego. De paso, al desdeñar la protección de Carabineros para dirigirse a Temucuicui, a sabiendas de que probablemente en ese lugar había gente armada, transfirió en la práctica a los “guardianes” de esa comunidad la potestad legal del uso legítimo exclusivo de la fuerza que la Constitución y las leyes confieren a la policía.

Se me podrá decir que la ministra es inocente de esos incumplimientos, que todo ocurrió en contra de su voluntad. Es una buena explicación y podría servir a cualquier mortal, pero no a la ministra del Interior. Ella, a diferencia de usted o yo, tiene a sus órdenes directas a toda la policía de Chile… justamente para hacer cumplir la ley. También se ha dicho, con más benevolencia que veracidad, que todo se decidió muy rápido, que no hubo tiempo de preparar bien las cosas. Desgraciadamente sabemos que no es verdad, porque la decisión de no utilizar la fuerza de la ley en la llamada “macrozona” de La Araucanía, para reemplazarla por el “diálogo”, ha estado presente en los planteamientos del nuevo gobierno desde la campaña electoral. Lo cierto es que la decisión de
la ministra no fue forzada ni apresurada: responde, desde su inicio hasta su desafortunado final, a una visión ideológica, a una forma de concebir la conducción del país sin atenerse en casos como el
señalado, a los marcos legales sino a lo que es “justo”; una voluntad que encuentra otro buen ejemplo en la decisión de otorgar urgencia al proyecto que busca amnistiar a las personas procesadas por delitos cometidos en el marco del “estallido social”, sin esperar a probar su inocencia o culpabilidad.

Alguien podría decirme también que es muy temprano para criticar al gobierno; que al comienzo todos cometen errores. Y yo le daría la razón: pudo haber sido la impericia propia de quienes no tienen
experiencia, pero que sin duda con el tiempo la tendrán. Algo que yo deseo sinceramente porque, lo he dicho muchas veces, si le va bien al gobierno le irá bien a Chile.

¿Por qué preocuparse entonces? Porque lo ocurrido en Temucuicui no es un fenómeno aislado. Porque acompaña al actuar de la Convención Constituyente que ya ha adoptado decisiones que transformarán en constitucional lo que el pasado 15 de marzo fue ilegal. Porque el Primer Artículo ya
aprobado de la nueva Constitución establece la existencia de “naciones” dentro de Chile y el Artículo 5 que esas naciones y los territorios de pueblos originarios que las componen pueden ser “autónomas” política, administrativa y financieramente. Y en los artículos presentados por la comisión de Sistema Político, aprobados la semana pasada, se confirma que Chile es un Estado que reconoce la coexistencia de diversas naciones y pueblos. Y se aprobó también que esos pueblos y naciones “en virtud de su libre determinación, tienen derecho al pleno ejercicio de sus derechos colectivos e individuales”, en especial “a la autonomía y al autogobierno…”.

¿Alguien me puede decir que no se está describiendo al ya “autónomo” territorio de Temucuicui? Un territorio en el que sus habitantes, por decisión propia o por imposición de sus “guardianes”, toman sus propias decisiones políticas, han decidido su propia estructura administrativa y detentan una autonomía financiera basada en formas que aún se desconocen. En todo caso, ya se sabe que gozan de tal grado de autonomía, que el Estado de Chile no pudo contener cuando, por intermedio de la PDI, intentó requisar plantíos de marihuana al costo de la vida de un policía.

¿Pueden imaginarse qué ocurrirá cuando la autonomía y el autogobierno de estas comunidades quede amparada por la Constitución? Por eso, cuando me preguntan cuál creo que va a ser el futuro del Chile que se está incubando en decisiones gubernamentales y articulados y normas constitucionales, yo respondo que es fácil saberlo. ¡No olvidar Temucuicui!

 

Hardy Knittel,
Bachiller en Historia y ex intendente de la Región de Valparaíso

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